Eclesiástico 24 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 34 versitos |
1 ° La sabiduría hace su propia alabanza | encuentra su honor en Dios | y se gloría en medio de su pueblo.
2 En la asamblea del Altísimo abre su boca | y se gloría ante el Poderoso.
3 «Yo salí de la boca del Altísimo, | y como niebla cubrí la tierra.
4 Puse mi tienda en las alturas, | y mi trono era una columna de nube.
5 Sola recorrí la bóveda del cielo | y me paseé por la profundidad del abismo.
6 Goberné sobre las olas del mar y sobre toda la tierra, | sobre todos los pueblos y naciones.
7 En todos ellos busqué un lugar de descanso | y una heredad donde establecerme.
8 Entonces el Creador del universo me dio una orden, | el que me había creado estableció mi morada | y me dijo: “Pon tu tienda en Jacob, | y fija tu heredad en Israel”.
9 Desde el principio, antes de los siglos, me creó, | y nunca jamás dejaré de existir.
10 Ejercí mi ministerio en la Tienda santa delante de él, | y así me establecí en Sión.
11 En la ciudad amada encontré descanso, | y en Jerusalén reside mi poder.
12 Arraigué en un pueblo glorioso, | en la porción del Señor, en su heredad.
13 Crecí como cedro del Líbano, | como ciprés de las montañas del Hermón.
14 Crecí como palmera de Engadí, | como plantel de rosas de Jericó, | como gallardo olivo en la llanura, | como plátano crecí.
15 Como cinamomo y aspálato di perfume, | como mirra exquisita derramé aroma, | como gálbano y ónice y estacte, | como nube de incienso en la Tienda.
16 Como terebinto extendí mis ramas, | un ramaje de gloria y de gracia.
17 Como vid lozana retoñé, | y mis flores son frutos bellos y abundantes.
18 Yo soy la madre del amor hermoso y del temor, | del conocimiento y de la santa esperanza, | me doy a todos mis hijos, | escogidos por él desde la eternidad.
19 Venid a mí los que me deseáis, | y saciaos de mis frutos.
20 Pues mi recuerdo es más dulce que la miel, | y mi heredad más dulce que los panales.
21 Los que me comen todavía tendrán hambre, | y los que me beben todavía tendrán sed.
22 Quien me obedece no pasará vergüenza, | y los que se ocupan de mí no pecarán».
23 Todo esto es el libro de la alianza del Dios altísimo, | la ley que nos prescribió Moisés | como herencia para las asambleas de Jacob.
24 No dejéis de ser fuertes en el Señor; | permaneced unidos a él para que os fortalezca. | El Señor todopoderoso es el único Dios, | y fuera de él no hay salvador.
25 Ella, la ley, rebosa sabiduría como el Pisón, | como el Tigris en la estación de los primeros frutos;
26 desborda inteligencia como el Éufrates, | como el Jordán en tiempo de cosecha;
27 derrama enseñanza como el Nilo, | como el Guijón durante la vendimia.
28 El primero no acabó de comprenderla, | ni tampoco el último ha podido rastrearla.
29 Pues su pensamiento es más ancho que el mar, | y su consejo más profundo que el gran abismo.
30 Y yo, como canal que deriva de un río, | como acequia que atraviesa un jardín,
31 dije: «Regaré mi huerto | y empaparé mis eras». | Y he aquí que el canal se me convirtió en un río, | y el río se convirtió en un mar.
32 Haré que mi enseñanza brille como la aurora | y que resplandezca en la lejanía.
33 Derramaré mi enseñanza como profecía | y la transmitiré a las generaciones futuras.
34 Fijaos que no he trabajado solo para mí, | sino para todos aquellos que buscan la sabiduría.

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Introducción a Eclesiástico

ECLESIÁSTICO

Este libro, también conocido como Sirácida o de Ben Sira, fue tan leído en la Iglesia antigua que recibió el nombre de Eclesiástico, es decir, libro de la asamblea (ekklesia). Es el único libro del Antiguo Testamento que lleva la firma de su autor (Sir 50:27); fue escrito originalmente en hebreo por un maestro de sabiduría conocido como Jesús Ben Eleazar Ben Sira, hacia el 180 a.C. en Jerusalén. Ben Sira fue un sabio, un escriba profesional enamorado de la ley y de la sabiduría. Su pretensión fue transmitir el patrimonio religioso de Israel a las nuevas generaciones que, sin duda, sentían la atracción del mundo griego y de su cultura. Sin rechazar por principio las nuevas ideas que se iban infiltrando en la sociedad judía, el sabio supo inculcar a los jóvenes el valor de sus tradiciones y, sobre todo, su fe incondicional en Dios

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Eclesiástico 24,1-34*24 Este capítulo constituye el centro del libro. Inspirándose en Pro 8:1-36, el sabio compone un himno en el que la sabiduría personificada pronuncia su elogio: describe su origen divino, su morada en Israel, su identidad y utilidad a través de imágenes vegetales y concluye con una invitación urgente a sus interlocutores (Sir 24:1-22). A continuación, el sabio retoma la palabra: identifica la sabiduría con la ley y hace una especie de confesión autobiográfica que funciona como colofón del capítulo (Sir 24:23-34). Es de notar la afinidad literaria y teológica entre Sir 24:1-34 y el llamado Prólogo del Evangelio de Juan (Jua 1:1-18).