1 Alabanza de la sabiduría La sabiduría se alaba a sí misma, y entre el pueblo anuncia su grandeza. |
2 Ante los ángeles del Dios altísimo dice orgullosa de sí misma: |
3 «Yo salí de la boca del Altísimo y como niebla cubrí la tierra. |
4 Puse mi campamento en las alturas, y mi trono, sobre una nube. |
5 Recorrí el cielo en toda su extensión, y crucé lo más profundo del océano. |
6 Ejercí mi dominio sobre el mar, sobre la tierra y sobre los pueblos. |
7 Busqué entre todas las naciones un lugar donde establecerme, |
8 pero el Creador del universo me dijo que pusiera mi campamento en medio del pueblo de Israel. |
9 «Antes de crear todo lo que existe, Dios me creó a mí; ¡por eso nunca dejaré de existir! |
10 He servido a Dios en su templo; me he establecido en el monte Sión. |
11 Dios me hizo descansar en Jerusalén, su ciudad amada, y desde allí gobierno con autoridad. |
12 «Me he establecido en medio del pueblo de Israel, glorioso pueblo elegido por Dios. |
13 Aquí he crecido como un árbol; ¡como los cedros y cipreses que crecen en el monte Hermón, en el país del Líbano!, |
14 ¡como las palmeras de En-gadi!, ¡como los rosales de la ciudad de Jericó!, ¡como los olivos de la llanura! ¡He crecido como un roble! |
15 «Soy como las plantas aromáticas; mi aroma es como el de la canela, ¡soy como el humo del incienso que llena el templo con su aroma! |
16 Me he extendido como un árbol de ramas bellas y frondosas; |
17 he crecido como una vid, y he dado muchas flores y uvas. |
18 «Mis hijos son la belleza, el amor, el conocimiento, la obediencia y la esperanza en Dios. Yo he existido desde el principio; soy el regalo que recibirán mis hijos, que han sido elegidos por Dios». |
19 Invitación de la sabiduría La sabiduría dice: «Vengan a mí, si así lo quieren, y aliméntense con mis frutos hasta quedar satisfechos. |
20 Llegar a conocerme y poseerme es una dulce experiencia, más dulce aun que saborear la miel. |
21 Quienes me prueben me querrán más y más. |
22 Quienes me obedezcan, no fracasarán; quienes me sirvan, no cometerán pecado». |
23 La ley de Dios Todo esto está en el libro de la alianza del Dios altísimo, y es la ley que nos transmitió Moisés; es la herencia del pueblo de Israel. |
24 Únanse a nuestro Dios, y él los llenará de fuerza. El Dios todopoderoso es el único que puede salvar. |
25 (25-26) La ley de Dios nos hace sabios; es como los ríos Tigris y Pisón, que riegan los campos en la primavera; es como los ríos Éufrates y Jordán, que crecen en el tiempo de la cosecha. |
27 Las enseñanzas de la ley de Dios dan vida como las aguas del Nilo; ¡son como las corrientes del río Guihón, durante la cosecha de las uvas! |
28 Nadie ha penetrado en las profundidades de la sabiduría, |
29 porque sus pensamientos son más misteriosos y profundos que el agua de todos los mares. |
30 Yo, por mi parte, soy como un arroyo, que lleva el agua hasta un jardín. |
31 He decidido regar las plantas y los árboles de mi huerto. Mi cauce se volverá un río, y ese río se volverá un mar. |
32 Yo haré que mis enseñanzas brillen tanto como la aurora, y que su luz llegue muy lejos. |
33 Las dejaré para el futuro como enseñanzas de un profeta. |
34 Yo no trabajo sólo para mí, sino para todos los que me aman. |