Eclesiástico 29 La Biblia (Traducción en Lenguaje Actual, SBU, 2004) | 26 versitos |
1

Acerca de las deudas

La gente buena y compasiva

presta ayuda a quien la necesita,

y así cumple los mandamientos.

2 Cuando tu prójimo esté necesitado,

préstale lo que te pida,

y paga a tiempo tus deudas.

3 Cumple tus promesas,

confía en los demás,

y siempre tendrás quien te ayude.

4 Hay muchos que piden prestado,

y creen que el préstamo es un regalo.

5 Son amables cuando reciben,

pero groseros a la hora de pagar.

6 En el mejor de los casos,

pagan sólo la mitad

y creen que hacen un favor;

en el peor de los casos,

¡se pierde el dinero

y se gana un enemigo,

quien para colmo te ofende!

7 Por eso muchos no quieren prestar,

por miedo a perder lo que tienen.

8

Hay que dar limosna

Tú debes ayudar a los pobres

y dar limosna sin pensarlo mucho.

9 Cumple los mandamientos:

No dejes que el necesitado

se vaya con las manos vacías.

10 El dinero escondido se pudre;

vale más que lo pierdas

por un hermano o un amigo.

11 Haz con tus riquezas

lo que te manda el Dios altísimo,

y te rendirán más que el oro.

12 En vez de amontonar dinero,

repártelo entre los pobres,

y te librarás de todo mal;

13 ellos te defenderán de tus enemigos

mejor que un escudo o una lanza.

14

Las fianzas

El hombre de buen corazón

sale fiador de su prójimo,

pero el que no tiene vergüenza

lo deja abandonado a su suerte.

15 Cuando alguien te haga un favor,

no olvides que se arriesgó por ti.

16 Pero hay gente malvada,

y además malagradecida,

que gasta el dinero de su fiador

y abandona a quien lo salvó.

17 (17-19) Por dar fianza a otros,

mucha gente de buena posición

perdió todo lo que tenía

y tuvo que abandonar su país.

20 Hasta donde te sea posible,

tú debes ayudar a tu prójimo;

pero ten cuidado de no perderlo todo.

21

Es malo vivir de prestado

Para vivir debemos tener

agua, comida, ropa y techo.

22 Más vale vivir en la pobreza

bajo tu propio techo,

que comer como rico en casa ajena.

23 Cuando uno vive feliz

con lo poco o mucho que tiene,

nunca oye ningún reproche de nadie.

24 ¡Es verdaderamente triste

andar de casa en casa!

Cuando estás en tierra ajena,

no puedes ni abrir la boca;

25 sirves a gente malagradecida,

y tienes que aguantar que te digan:

26 «¡Ven aquí, extranjero!

¡Prepara la mesa y sírveme!»

27 «¡Fuera de aquí, extranjero,

que espero a gente importante!

Un paisano mío viene a visitarme

y necesito el cuarto que ocupas».

28 ¡Es verdaderamente triste

que te desprecien por ser extranjero,

y vivir en casa ajena!


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Introducción a Eclesiástico

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Fuente: Traducción En Lenguaje Actual Con Deuterocanonicos En Orden Alejandrino (2004)

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Notas