Eclesiástico 40 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 18 versitos | Eclesiástico 40 Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998) | 18 versitos
1

La condición humana

Dios ha asignado una penosa tarea
y un yugo pesado a los hijos de Adán,
desde que salen del vientre materno
hasta que vuelven a la madre de los vivientes:
1
Miseria del hombre.
Penoso destino se ha asignado a todo hombre,
pesado yugo grava sobre los hijos de Adán,
desde el día en que salen del seno materno,
hasta el día de su regreso a la madre de todos.
2 preocupaciones, temor de corazón
y la espera angustiosa del día de la muerte.
2 El objeto de sus reflexiones, la ansiedad de su corazón
es la espera angustiosa del día de la muerte.
3 Desde el que ocupa un trono elevado
hasta el que se sienta en el polvo y la ceniza;
3 Desde el que está sentado en un trono glorioso
hasta el que yace humillado en la ceniza y el polvo;
4 desde el que lleva vestidos reales y corona
hasta el que se envuelve en un humilde manto:
4 desde el que lleva púrpura y corona
hasta el que se cubre con harapos;
todos conocen la ira y la envidia, la turbación y la inquietud,
el miedo a la muerte, el resentimiento y la discordia.
5 ¡cuánto afán y ansiedad y temor,
miedo a la muerte, resentimiento, peleas!
Y cuando se echa a descansar en la cama,
el sueño nocturno lo turba:
5 Y mientras descansa en el lecho,
los sueños nocturnos alteran sus pensamientos.
6 descansa un momento, apenas un instante,
y lo agitan las pesadillas;
aterrorizado por las visiones de su fantasía,
como quien escapa huyendo del que lo persigue;
6 Descansa un poco, apenas un instante,
y ya en sueños o en vigilia,
se ve turbado por sus propias visiones,
como si fuese un fugitivo que huye del combate,
7 y cuando se ve libre, se despierta
sorprendido de que su terror no tenía objeto.
7 que al sentirse libre, se despierta,
sorprendido de su infundido temor.
8 Esto sucede a los vivientes, hombres y animales,
y siete veces más a los pecadores:
8 Éste es el destino de toda criatura, del hombre hasta la bestia,
pero para los pecadores es siete veces peor:
9 peste y asesinatos, rivalidad y puñales,
ruina y desastre, hambre y muerte.
9 muerte, sangre, discordia, espada,
adversidades, hambre, tribulación, azote.
10 Para el malvado fue creada la desgracia,
por su culpa no se aleja la destrucción.
10 Todo esto fue creado para los malvados,
y por su culpa se produjo el diluvio.
11 Lo que viene de la tierra vuelve a la tierra,
lo que viene del cielo vuelve al cielo.
11 Todo cuanto viene de la tierra a la tierra vuelve,
todo cuanto viene del agua en el mar desemboca.
12 Soborno e injusticia pasarán,
la verdad dura para siempre:
12
El fin del malvado.
Sobornos e injusticias desaparecerán,
pero la fidelidad subsistirá por siempre.
13 la ganancia del malvado se seca como torrente,
como río crecido por lluvia de tormenta;
13 Las riquezas de los injustos se secarán como un torrente,
son como un gran trueno que estalla en la tormenta.
14 al crecer arrastra rocas
pero en un instante todo se acaba.
14 Cuando él abre las manos, se alegra,
así los transgresores desaparecerán por completo.
15 El malvado no echará brotes,
el impío echa raíces en el saliente de una roca.
15 La estirpe de los impíos tiene pocas ramas,
las raíces impuras sólo encuentran piedra áspera.
16 Como juncos a la orilla de un torrente,
que se secan antes de que llueva.
16 Caña que crece en el agua o al borde del río
será arrancada antes que las otras hierbas.
17 Pero la misericordia no desaparece jamás,
la limosna dura para siempre.
17 La caridad es como un paraíso de bendición,
y la limosna permanece para siempre.
18

Mejor que los dos

Dulce es la vida del que se basta a sí mismo y del que trabaja:
pero mejor aún es encontrar un tesoro.

19 Los hijos y una ciudad perpetúan el nombre:
pero mejor aún es hallar la sabiduría.
Los hijos y una plantación hacen florecer el nombre:
pero mejor aún es una esposa enamorada.

20 El vino y el licor alegran el corazón:
pero mejor aún es gozar del amor.

21 La flauta y la cítara armonizan el canto:
pero mejor aún es una lengua sincera.

22 Belleza y hermosura atraen los ojos:
pero mejor aún es un campo que verdea.

23 Amigo y compañero ayudan en la ocasión:
pero mejor aún es una mujer prudente.

24 Hermano y protector salvan del peligro:
pero mejor aún salva la limosna.

25 Oro y plata dan firmeza a los pies:
pero mejor aún es un buen consejo.

26 Riqueza y poder alegran el corazón:
pero mejor aún es el respeto a Dios.
A quien respeta a Dios nada le falta:
ni tiene que buscar apoyo.

27 El respeto a Dios es paraíso de bendiciones
y protege más que cualquier gloria.


Vivir de limosna

Hijo mío, no vivas de limosna,
más vale morir que andar mendigando;

29 el que está pendiente de mesa ajena
ha de contar que no vive;
comida mendigada es deshonrosa
y le sienta mal al hombre sensato;

30 el hambriento pide con dulzura,
pero por dentro se requema con fuego.
18
Lo bueno y lo mejor.
Dulce es la vida del que se basta a sí mismo y del trabajador,
pero todavía más la de quien encuentra un tesoro.
19 19 Tener hijos y fundar una ciudad perpetúan el nombre,
pero todavía más la mujer de conducta intachable.
20 20 El vino y la música alegran el corazón,
pero todavía más el amor a la sabiduría.
21 21 La flauta y la cítara hacen el canto suave,
pero todavía más la lengua dulce.
22 22 Gracia y belleza el ojo desea,
pero todavía más el verdor de los campos.
23 23 Amigo y compañero se encuentran a su hora,
pero todavía más la mujer y su marido.
24 24 Hermano y protector ayudan en la desgracia,
pero todavía más salva la limosna.
25 25 Oro y plata aseguran el paso,
pero todavía más se estima el consejo.
26 26 La riqueza y la fuerza dan confianza,
pero todavía más el temor del Señor.
Al que teme al Señor nada le falta,
no necesita buscar otra ayuda.
27 27 El temor del Señor es un paraíso de bendición,
protege más que cualquier otro escudo.
28 28
Mendicidad.
Hijo, no lleves vida de mendigo,
más vale morir que mendigar.
29 29 Hombre que suspira por mesa ajena
vive una vida que no es vida.
Deshonra su boca con comida ajena,
pero el instruido y educado se guarda de ello.
30 30 La mendicidad es dulce en la boca del descarado,
pero en sus entrañas es un fuego abrasador.

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Introducción a Eclesiástico

ECLESIÁSTICO

El libro, su autor y fecha de composición. El título del libro y la firma del autor se encuentran en la parte final de la obra (57,27-29), como en el Eclesiastés. Bajo el título encontramos reunidos varios términos sapienciales: enseñanza, consejo, prudencia, sabiduría. El autor es «Simón, hijo de Jesús, hijo de Eleazar, hijo de Sirá» (50,27), hombre culto y experimentado, conocedor, por sus viajes, de diversos pueblos y culturas.
El libro fue compuesto en hebreo hacia el año 197 a.C. para reafirmar a los judíos de la Diáspora en la fidelidad a la ley y a la tradición de sus mayores, frente a la influencia generalizada de la cultura helenista. El texto hebreo desapareció pronto, quizás por no ser considerado como canónico por una parte de la tradición judía. Desde finales del s. XIX hasta la fecha, sin embargo, han ido apareciendo en diversos lugares fragmentos sueltos del original hebreo que equivalen a dos tercios de la obra completa.
La traducción griega, hacia el año 132 a.C., se debió al nieto de Ben Sirá. El abuelo había escrito en una lengua hebrea más bien académica, según los módulos formales hebreos. El nieto traduce al griego, lengua culta de estructura y estilo bien diversos. Cuenta con el antecedente de otros libros traducidos al griego. Su aclaración parece tener un tono apologético frente a los clásicos de la literatura griega: quiere salvar el prestigio del abuelo y de la literatura de su pueblo.
La «Sabiduría de Ben Sirá», uno de los libros más extensos del Antiguo Testamento, fue aceptado como canónico por la tradición cristiana, y llegó a ser tan leído en la Iglesia antigua que recibió el título de «Eclesiástico».

Contenido del Eclesiástico. Con Jesús Ben Sirá llegamos a un ejercicio profesional del saber, practicado en una escuela. Según sus confesiones en el libro, el autor se ha dedicado al estudio, enseñanza y exposición de lo que era tradicionalmente la sabiduría, sensatez o prudencia. Mantiene como fuentes del saber la experiencia, la observación y la reflexión; al mismo tiempo subraya el valor de la tradición (30,25; 36,16) y la necesidad de la oración (39,5-8).
En su tiempo la sabiduría consistía en buena parte en el estudio y comentario de textos bíblicos, narrativos y legales. De ordinario no cita explícitamente el pasaje comentado, se contenta con aludirlo; supone, quizás, que sus discípulos lo conocen. Al final del libro ofrece un brevísimo resumen de historia, en forma de tratado de vidas ilustres.
El principio de su doctrina consiste en una correlación: lo supremo de la sabiduría es el respeto o reverencia de Dios, y esto se traduce en el cumplimiento de la ley, sobre todo en lo que respecta a la justicia y misericordia para con los débiles y necesitados. Es en Israel donde esta sabiduría se ha hecho presente y operante.
Hombre tradicionalmente piadoso y humano, Ben Sirá, sabe inspirar la piedad y la confianza en Dios a sus oyentes. De todas formas, el horizonte en que se mueve su enseñanza no va más allá de la vida presente donde, según la doctrina tradicional de la retribución, Dios recompensará al que le permanece fiel y castigará a los descarriados.



PRÓLOGO

Muy pocos libros del Antiguo Testamento cuentan con una información tan explícita de la totalidad de la obra, tal como lo encontramos aquí. Estas líneas escritas por el traductor del libro del hebreo al griego, nos informa varias cosas importantes: 1. Los motivos que tuvo para escribirlo: para que los lectores aprendan y puedan ayudar a los de fuera. 2. El autor: mi abuelo Jesús. Este Jesús, según 50,27 es hijo de un tal Eleazar, hijo de Sirá, de Jerusalén. 3. Las fuentes que inspiraron al autor: La Ley, los Profetas y los restantes libros paternos. 4. Motivos y destinatarios de la traducción al griego: ofrecer a los judíos de la dispersión la oportunidad de instruirse en las tradiciones de su pueblo, en una lengua que dominaban más que la de sus ancestros. 5. Contexto del traductor y de la traducción: Egipto, año 132; finalización del trabajo de traducción, año 117 a.C.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Eclesiástico 40,1-17La condición humana. Encontramos una descripción bastante sombría y pesimista de lo que es en términos muy amplios la condición humana: fatiga, trabajo, esfuerzo, lucha durante el día, y de noche, una especie de tormento cuando viene el sueño, y una angustiosa espera de la muerte. Pareciera que hay un acento de angustia y de sin sentido de la vida por parte del autor. Sólo le consuela una cosa, esta angustia, esta desazón, es siete veces peor para el pecador (8). Nótese que a pesar de todo, todavía no hay una perspectiva que apunte al concepto de vida eterna. El autor refleja una cierta resignación, todo esto hay que soportarlo como designio y voluntad de Dios para regresar de nuevo al vientre de la madre de los vivientes (1), la tierra.


Eclesiástico 40,18-27Mejor que los dos. Éste es un proverbio numérico muy raramente usado en la literatura sapiencial. Plantea la bondad y ventajas de un par de cosas a las cuales antepone una mejor. En todo caso es una técnica más para enseñar y aprender sabiduría.
Eclesiástico 40,28-30Vivir de limosna. Vivir o no vivir de limosna desafortunadamente no es algo que dependa de uno mismo, puede ser que haya excepciones, pero en términos generales todo hombre y toda mujer aspiramos a vivir del fruto de nuestro trabajo, el no poder hacerlo es ya el producto de una sociedad injusta y del injusto reparto de los bienes creados, de la injusticia en la organización política y económica de nuestras sociedades. Más afrentoso que para el que tiene que pedir limosna debería ser para el acaparador y el codicioso los millones de limosneros e indigentes que vagan por nuestras ciudades, ¿hasta cuándo?