1 Cuando Saúl regresó de perseguir a los filisteos, le informaron que David estaba en el desierto de Engadi. |
2 Entonces Saúl tomó consigo tres batallones de hombres escogidos de todo Israel, y se fue por los Peñascos de las Cabras, en busca de David y de sus hombres. |
3 Por el camino, llegó a un redil de ovejas; y como había una cueva en el lugar, entró allí para hacer sus necesidades.[a] David estaba escondido en el fondo de la cueva, con sus hombres, |
4 y éstos le dijeron: —En verdad, hoy se cumple la promesa que te hizo el SEÑOR cuando te dijo: “Yo pondré a tu enemigo en tus manos, para que hagas con él lo que mejor te parezca.” David se levantó y, sin hacer ruido, cortó el borde del manto de Saúl. |
5 Pero le remordió la conciencia por lo que había hecho, |
6 y les dijo a sus hombres: —¡Que el SEÑOR me libre de hacerle al rey lo que ustedes sugieren! No puedo alzar la mano contra él, porque es el ungido del SEÑOR. |
7 De este modo David contuvo a sus hombres, y no les permitió que atacaran a Saúl. Pero una vez que éste salió de la cueva para proseguir su camino, |
8 David lo siguió, gritando: —¡Majestad, Majestad! Saúl miró hacia atrás, y David, postrándose rostro en tierra, se inclinó |
9 y le dijo: —¿Por qué hace caso Su Majestad a los que dicen que yo quiero hacerle daño? |
10 Usted podrá ver con sus propios ojos que hoy mismo, en esta cueva, el SEÑOR lo había entregado en mis manos. Mis hombres me incitaban a que lo matara, pero yo respeté su vida y dije: “No puedo alzar la mano contra el rey, porque es el ungido del SEÑOR.” |
11 Padre mío, mire usted el borde de su manto que tengo en la mano. Yo corté este pedazo, pero a usted no lo maté. Reconozca que yo no intento hacerle mal ni traicionarlo. Usted, sin embargo, me persigue para quitarme la vida, aunque yo no le he hecho ningún agravio. |
12 ¡Que el SEÑOR juzgue entre nosotros dos! ¡Y que el SEÑOR me vengue de usted! Pero mi mano no se alzará contra usted. |
13 Como dice el antiguo refrán: “De los malos, la maldad” ; por eso mi mano jamás se alzará contra usted. |
14 »¿Contra quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién persigue? ¡A un perro muerto! ¡A una pulga! |
15 ¡Que sea el SEÑOR quien juzgue y dicte la sentencia entre nosotros dos! ¡Que examine mi causa, y me defienda y me libre de usted! |
16 Cuando David terminó de hablar, Saúl le preguntó: —David, hijo mío, ¡pero si eres tú quien me habla! Y alzando la voz, se echó a llorar. |
17 —Has actuado mejor que yo —continuó Saúl—. Me has devuelto bien por mal. |
18 Hoy me has hecho reconocer lo bien que me has tratado, pues el SEÑOR me entregó en tus manos, y no me mataste. |
19 ¿Quién encuentra a su enemigo y le perdona la vida?[b] ¡Que el SEÑOR te recompense por lo bien que me has tratado hoy! |
20 Ahora caigo en cuenta de que tú serás el rey, y de que consolidarás el reino de Israel. |
21 Júrame entonces, por el SEÑOR, que no exterminarás mi descendencia ni borrarás el nombre de mi familia. |
22 David se lo juró. Luego Saúl volvió a su palacio, y David y sus hombres subieron al refugio. |