Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Capitulo 14.
Juicio de Herodes sobre la fama que tiene de Jesús, 14:1-2
(Mar_6:14-16; Luc_9:7-9).
1
Por aquel tiempo llegaron a Herodes el tetrarca noticias acerca de Jesús, 2
y dijo a sus servidores: Ese es Juan el Bautista, que ha resucitado de entre los muertos, y por eso obra en él un poder milagroso. El Herodes del que se habla es Antipas, hijo de Herodes el Grande. Se le da el título oficial de tetrarca, concedido por Augusto. Herodes es la forma que sólo aparece en las monedas. Su gran ambición era el título de rey, y a este fin se encaminó a Roma. A veces se le da el título genérico de rey (Mc), o por halago, como lo hacen sus súbditos.
Le llegaron noticias de la fama de Jesús, pues su nombre se había hecho famoso (
Mar_6:14) y la conmoción era grande en las multitudes 2. Esto produjo un fuerte impacto en Antipas, estando dudoso a causa de lo que algunos decían de Jesús (Mc-Lc). Ante las fuerzas milagrosas que obraban en El, las gentes lo identificaban con uno de los antiguos profetas (Lc) o con Elias, que se le suponía vivo y se le esperaba en los días mismos del Mesías 3.
Antipas era un claro y agudo neurótico. Tenía la obsesión por el Bautista, al que había hecho degollar. Y ante la duda que las gentes tenían para identificar a Cristo y ante los milagros que hacía, no se le ocurrió más que pensar en un muerto resucitado, que tendría poderes preternaturales. No es que Antipas creyese en una transmigración de almas. San Jerónimo observaba ya que, cuando esto sucede, Cristo tenía más de treinta años 4. Pero, en su neurosis, lo identificó con el Bautista, sobre todo por milagros 5. Y Lc añade que desde entonces deseaba verle (
Luc_23:8). Pero Antipas temía al Bautista (
Mar_6:19). La frase tan rotunda de éste
es el Bautista resucitado, admitiría la traducción de debe de ser 6. Pero su neurosis también admite su aturdida identificación. Y era afirmación reiterada: decía (Ýëåãåí).
La muerte del Bautista,Mar_14:3-12 (Mar_6:17-29; Luc_3:19-20).
3
Pues Herodes había hecho prender a Juan, le había encadenado y puesto en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de Filipo, su hermano; 4
porque Juan le decía: No te es lícito tenerla. 5
Quiso matarle, pero tuvo miedo de la muchedumbre, que le tenía por profeta. 6
Al llegar el cumpleaños de Herodes, bailó la hija de Herodías ante todos, 7
y tanto le gustó a Herodes, que con juramento le prometió darle cuanto le pidiera, 8
y ella inducida por su madre: Dame le dijo , aquí, en la bandeja, la cabeza de Juan el Bautista. 9
El rey se entristeció, mas por el juramento hecho y por la presencia de los convidados ordenó dársela, 10
y mandó degollar en la cárcel a Juan el Bautista, 11
cuya cabeza fue traída en una bandeja y dada a la joven, que se la llevó a su madre. 12
Vinieron sus discípulos, tomaron el cadáver y lo sepultaron, yendo luego a anunciárselo a Jesús. Herodes Antipas era hijo de Herodes el Grande y su mujer samaritana Malthake 7. A la muerte de su padre, Augusto le nombra tetrarca de Galilea y Perca, aunque parece que su influjo llegase también a la Decápolis (
Mar_5:20;
Mar_7:31;
Mat_4:25). Se posesionó de su tetrarquía a los diecisiete años. Su carácter era apático, falto de energía 8, sensual y lleno de doblez. Jesucristo mismo le llamará zorra (
Luc_13:32). Era además adulador con Roma, pues en honor de Tiberio levantó la ciudad de Tiberíades, lo mismo que la de Livia-Julia en honor de la mujer de Tiberio. De los mismos relatos evangélicos sobre que Cristo fuese el Bautista resucitado, da la impresión de haber sido un hombre de fuerte fondo neurótico. Parece que tenía una buena parte de temperamento supersticioso y fantástico 9. Por razones políticas, para garantizar sus fronteras de las incursiones de los nabateos, se casó con la hija del rey de los mismos, Aretas IV.
Pero el año 28 Antipas hace un viaje a Roma para ver a Tiberio; ante el que gozaba de prestigio, por ser su espía confidencial de los magistrados romanos en Oriente. Allí conoció a Herodías. Esta era hija del asmoneo Aristóbulo y de Marianme, la hija del sumo sacerdote Simón. 10 Herodías estaba casada con un hijo de Herodes el Grande, llamado Filipo, distinto del otro homónimo que recibió la tetrarquía de Traconítide e Iturea 11.
Este Herodes-Filipo vivía una vida oscura y sin aspiraciones en las cercanías de Roma, ya que Antipas lo visita, cuando va a Roma, en el camino 12. Josefo dice de él que era hombre amante de la tranquilidad 13. Antipas conoció allí a Herodías, mujer de Filipo. Y uniéndose la ambición en ella, que no soportaba la vida oculta de su marido, y la pasión en Antipas por Herodías, se acordó la unión ilegal y el llevar con ellos a la hija de Herodías, llamada Salomé 14. Para esto se puso como condición a Herodes repudiar a su mujer legítima, la hija de Aretas IV, rey de los nabateos I5.
La presencia de Antipas y Herodías en la tetrarquía trajo el escándalo. El adulterio de Antipas iba abiertamente contra la Ley, que prohibía estas uniones incestuosas (
Lev_18:16;
Lev_20:21).
El rumor popular encontró una voz especialmente representativa. Si éste temía a la policía de Herodes, la voz apostólica del Bautista sonó repetidas veces (åëåãåí) contra aquel adulterio. Antipas temía un levantamiento popular, pero también temía el gran prestigio del Bautista, que incluso recoge el historiador judío Josefo 16. En los manejos de primera hora contra el Bautista estaba ya Herodías, que le odiaba y quería matarle, pero no podía (Mc) por temor al pueblo.
Hubo una segunda fase, que no se matiza en los evangelios, en la que fue encarcelado. El Bautista fue encarcelado, precisa Lc, por lo de Herodías. y por todo lo malo que había hecho Antipas, y que el Bautista censuraba. Esta prisión fue en el palacio-fortaleza que tenían los Herodes en Maqueronte, en la Transjordania, sobre el mar Muerto 17. Sus ruinas se conservan actualmente bajo el nombre de Mekawer 18.
No se dice el tiempo que haya durado esta prisión, que debió de ser relativamente atenuada. Mc (
Lev_6:20) tiene un pasaje propio y con especial dificultad, y para él se remite al lugar correspondiente del
Comentario 19.
Pero la oportunidad para la muerte del Bautista fue bien calculada por Herodías. Llegó el día natalicio ¿aniversario de él o de exaltación al trono? . Es sabido que los príncipes herodianos celebraban estos aniversarios 20. Debe de ser el de su nacimiento 21.
Fue en un suntuoso banquete al oscurecer (äåiðíïí) 22, al que fueron invitados los notables de sus estados. En él bailó la hija de Herodías, Salomé 23. La expresión bailó en medio (åí ôö ìÝóéç) de la concurrencia 24 es una fórmula griega que indica
públicamente 25. Si es en la sala del convite, no se dice. No era desconocido en Oriente, al final de los banquetes, las presencia de bailarinas de profesión, en ocasiones con bailes licenciosos. San Ambrosio, basándose en estas costumbres, piensa que tal sería este baile 26. En la antigüedad semita no eran bailes de sociedad, sino representaciones coreográficas de situaciones, que, en principio, podían ser muy dignas 27. Pero en este ambiente es muy fácil suponer la licencia. Un caso semejante, actual, presenciado por él mismo en la región de Merdj Ayun, lo cuenta Dalman. Después del banquete, en el que comieron separados hombres y mujeres, se reunieron todos en una sala, en la que la joven hija de la casa realizó una serie de danzas dignas 28.
La escena agradó a todos, máxime en aquel ambiente, y Antipas, en la euforia del mismo, juró dar a Salomé lo que le pidiese. Salió a consultar con su madre, indicio acaso de la separación en salas de hombres y mujeres. Y ésta le manda pedir la cabeza del Bautista. El juramento de Antipas, aunque sea la mitad de mi reino, es frase bíblica (
Est_5:3; cf.
1Re_13:8). La frase de Juan el Bautista en labios de Salomé no es improbable. Así habla de él Josefo 29. Antipas se entristeció, pero cedió al juramento 30 ante los convidados. Se cumplió la sentencia. Josefo dice que fue muerto en Maqueronte 31.
Se mandó traer la cabeza del Bautista. ¿Se la trajo a la misma sala para que se viese el cumplimiento de la orden? Salomé la llevó a su madre. San Jerónimo recoge que Herodías le sacó la lengua y la pinchaba con aguijón 32, como hizo Fulvia con la lengua de Cicerón. Para unos es una leyenda, para otros una realidad calcada en el ambiente romano en el que había vivido Herodías. Ni son desconocidos casos semejantes de pedir en banquetes la venganza de alguna víctima. A Jerjes, el día que celebraba el aniversario de su nacimiento, la reina Amestris le pidió la cabeza de su rival, que era su misma cuñada, y el rey accedió 33. Casos semejantes se cuentan de Catón por Cicerón 34 y Plutarco 35. Esta escena para Antipas y Herodías, que habían vivido en Roma 36, no debió de ser desconocida.
La psicología de maldad de Herodías contra el Bautista recuerda y es explicada por la conducta y odio feroz de Jezabel contra el profeta Elias (
1Re_18:2v) y contra Nabot (1 Re 21, Iv). Acaso la tradición quiso subrayar este paralelo.
Contra el valor histórico de este pasaje se ha hecho ver la discrepancia de motivos que sobre la muerte del Bautista alegan los evangelistas y Josefo. Mientras los evangelistas alegan el incesto y la acusación del Bautista por todo lo malo que había hecho Antipas (Lc), Josefo alega un motivo político: temía que el prestigio del Bautista pudiese provocar una insurrección, con las consecuencias a derivarse para él; por eso quiso prevenir 37.
Sin embargo, un crítico de la categoría de Shürer reconoce que, entre estos motivos alegados, ambos datos no se excluyen 38. Si en el ánimo de Herodías tuvo que pesar la censura de su adulterio, en el de Antipas hubo de pesar fundamentalmente el aspecto político, que podía venir sobre él del influjo del Bautista sobre las turbas. Y si a Josefo, como historiador de un pueblo, le interesa más este aspecto político,
al enfoque religioso de los evangelios le interesaba más destacar el aspecto moral. Aspecto que, por otra parte, era el único que podía alegarse ante el pueblo para justificar su conducta. Si este aspecto más personal del adulterio pareciera sospechoso, entonces, según este criterio, sería preciso suprimir la mayor parte de las historias herodianas que relata Josefo, ya que en ellas las mujeres y sus intrigas juegan un papel tan activo. 39
Cuando se enteraron los discípulos del Bautista (cf.
Mat_11:2.7;
Luc_7:18;
Jua_1:53), recogieron el cadáver y lo pusieron en un sepulcro. Según costumbre judía, los cuerpos de los ajusticiados por las autoridades judías debían ser colocados en fosas comunes, propiedad de los tribunales 40. Pero no era éste el caso del Bautista. Y la autoridad romana, y Antipas era príncipe vasallo de Roma, solía conceder los cadáveres de los ajusticiados a sus familiares para su enterramiento 41. El mismo afecto paradójico de Antipas por el Bautista justificará este favor postumo. Tampoco Pilato negó a José de Arimatea el cuerpo de Cristo para enterrarlo. Una tradición recogida por San Jerónimo dice que sus reliquias fueron primeramente sepultadas en Sebastie, Samaría 42, y en donde, según Teodoreto, habrían sido arrojadas al fuego por los paganos 43. La historicidad del hecho es incuestionable. El pueblo consideró castigo de Dios la destrucción del ejército de Antipas por las tropas de Aretas, el 36 d.C., por esta muerte. La razón político-religiosa que dice Josefo 43 es previsoramente lógica en Antipas. Aparte de que el hecho había de trascender, se cita en Lc a Juana, mujer de Juza, administrador (åðéôñüðïõ) de Antipas (
Luc_8:3). Sin duda, una posible fuente más de los hechos.
c) Primera multiplicación de los panes,Luc_14:13-21 (Mar_6:30-46; Luc_10:17;
Jua_6:1-15). Cf. Comentario a
Jua_6:1-15.
13
A esta noticia Jesús se alejó de allí en una barca a un lugar desierto, y, habiéndolo oído las muchedumbres, le siguieron a pie desde las ciudades. 14
Al desembarcar vio una gran muchedumbre, y se compadeció de ella, y curó a todos sus enfermos. 15
Llegada la tarde, se le acercaron los discípulos diciéndole: Despide, pues, a la muchedumbre para que vayan a las aldeas y se compren alimentos. 16
Jesús les dijo: No hay por qué se vayan; dadles vosotros de comer. ! 7
Pero ellos le respondieron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces. ! 8
El les dijo: Traédmelos acá. 19
Y, mandando a la muchedumbre que se recostara sobre la hierba, tomó los cinco panes y los dos peces y, alzando los ojos al cielo, bendijo y partió los panes y se los dio a los discípulos, y éstos a la muchedumbre. 20
Y comieron todos y se saciaron, y recogieron de los fragmentos sobrantes doce cestos llenos, 21
siendo los que habían comido unos cinco mil, sin contar las mujeres y los niños.
Los cuatro evangelistas dan este relato. Se estudia en Jn. Aquí se destacan algunos elementos.
Mc-Lc lo vinculan a la vuelta de los discípulos de su misión y muerte del Bautista; Mt, a la muerte de éste; Jn lo inserta en la actividad galilaica de Cristo. Mc-Lc acaso lo sitúan evocado por un mayor agudizamiento de la fama de Jesús con la misión de los discípulos.
En la perspectiva literaria de Mt, Cristo se retira en barca a un lugar desierto a causa de la noticia de la muerte del Bautista; Mc-Lc se fijan más en otro aspecto, sin excluir éste: un descanso después de la actividad en la que debieron de tener un éxito de cierto volumen; reactivándose la fama de Cristo misional, van a un lugar desierto, cerca de Betsaida (Lc).
Betsaida Julias había sido embellecida por el tetrarca Filipo
44 y pertenecía a su territorio de la Gaulanítide (el actual
Dejaulam). El intento de Lc es citar la ciudad más destacada como punto de orientación para sus lectores étnico-cristianos, ya que Cristo iba buscando un lugar desierto (Mt-Mc) y los alrededores de Betsaida son región desértica 45 , pues buscaba un lugar de reposo para sus discípulos.
La multitud que oyó esto y que le iba a buscar debía de ser en gran parte de gentes que se iban concentrando allí para ir a la muy cercana Pascua, en caravanas, a Jerusalén. Acaso estas gentes se encontraron en Cafarnaúm, centro caravanero para ir a Jerusalén por el valle del Jordán, evitando así las molestias de ir por Samaría. De Cafarnaúm a Betsaida hay a pie 10 kilómetros.
Se explica. Cristo iba en barca. Un retraso por coloquio o con viento en contra permitió a las gentes llegar a aquella zona antes que El.
Hubo curaciones. Mc dirá que se compadeció de ellos porque estaban como ovejas sin pastor, frase de evocación bíblica (
Eze_34:5), que aquí tiene su aplicación por estar a merced del fariseísmo y sin la enseñanza del verdadero Pastor (Ez c.34).
Mt pone hecha la tarde, mientras Lc dice que el día comenzaba a declinar. Esto parecería indicar el momento preciso de la hora, pero posiblemente no es más que un modismo aramaico (
natah hayyon).
Es el substrato que le da F. Delitzsch en su í. Ô. hebreo, y que no significa más que el espacio que va desde el medio día hasta la puesta del sol (
Jer_6:4) 46. Aquí está en función del tiempo necesario para poder ir a proveerse de víveres y alojamientos (Mc). Lo que no se dice ni se niega es que pudiesen quedar, en algunos, pequeñas provisiones de repuesto, de lo que hubiesen llevado, pero que era insuficiente en absoluto para resolver el problema de su abastecimiento. Lo improvisado de la ida y la prolongación de la enseñanza había terminado con unos víveres o totalmente en muchos, o con lo elemental en casi todos. La expresión que Mc-Lc usan: para que puedan ir a proveerse a los campos., tiene frecuentemente, en el A.T. y en los LXX, el sentido de pequeños villorrios, en contraposición a las ciudades (
Mar_5:14;
Mar_6:56).
Este es el momento elegido por Cristo para la multiplicación de los panes. Su comentario se hace en
Jua_6:1-15.
Una indicación cronológica complementaria a la Pascua es que Jesús manda que se sentasen sobre la hierba verde (Mc), y que Jn matiza aún más, mucha hierba verde. Estas condiciones no se realizan en la ribera del Lago más que desde la mitad de marzo hasta abril. 47 Estaban recostados en grupos de 50 y 100; la frase usada por Mc evoca los arriates de un jardín 48 y podía ser una buena base de recuento.
Se destaca en los tres sinópticos que Cristo elevó los ojos al cielo. Lo omite Juan, probablemente por razón tipológica.
Este gesto de Cristo era frecuente en su oración (
Jua_11:41.42;
Jua_17:1). En cambio, no era usual en las costumbres rabínicas. Rabí Ismael bar José (c.180) decía: La regla es que el que ora ha de tener los ojos bajos y el corazón elevado al cielo. 49
Los tres sinópticos ponen por bendecir la palabra propia (åýëïãÝù), pero Jn, en este mismo lugar, pone, para lo mismo, dar gracias (åý÷áñéóôÝù). En cambio, los sinópticos en la segunda multiplicación de los panes ponen dar gracias. Esto hace ver que lo usan como sinónimo, sin que haya que suponerse con ellas una previa acción de gracias a la bendición, o ésta hecha en forma de acción de gracias. La costumbre rabínica había establecido que no se comiese o bebiese sin bendecir los alimentos, pues equivalía a un pecado de infidelidad 50. Las fórmulas solían comenzar: Alabado seáis, Yahvé, nuestro Dios, rey del mundo. 51. Y El mismo lo partió y se lo dio a los discípulos para repartirlo a la muchedumbre. ¿El milagro se hizo en las manos de Cristo o en la de los discípulos? Acaso lo primero supusiese un incesante e inacabable ir y venir a Cristo.
El milagro fue tan abundante, que todos se saciaron (Ý÷ïñôÜóèçóá). Õ recogieron doce cestos sobrantes. Era uso judío recoger, después de las comidas, los trozos de comida caídos a tierra 52. El cesto (÷üößíïò) era el que usaban las gentes rústicas 53. Estaban hechos de pequeñas ramas de sauce 54. Este era el tipo de bagaje ordinario judío en sus desplazamientos. Juvenal decía de ellos que su ajuar era el cófino y el heno 55. Y por su uso habitual, Marcial los llama cistíferos 56. En estos cófinos de las gentes o de los apóstoles se recogió el sobrante. El milagro se constataba bien: las sobras eran más que la materia de cinco panes para el milagro.
En el trasfondo de este hecho está la evocación de Moisés, viniendo a ser ello una tipología de esta obra de Cristo. A las gentes que no tienen qué comer en el
desierto (
Num_11:13.14), Moisés, con su oración, logra el
maná. En esta época se esperaba que el Mesías saliese del desierto, y aparecieron por entonces varios pseudomesías, que llevaban las gentes al desierto, donde las prometían señales prodigiosas y de donde saldrían triunfadores. Josefo cuenta estos casos, sus nombres y su fin desastrado 57.
Igualmente, en los días mesiánicos, como renovación de los días del desierto, se esperaba una lluvia perpetua de maná 58.
Todo esto podía provocar una explosión de entusiasmo mesiánico en torno a Cristo, y que Jn relata; quisieron proclamarle rey: el Mesías-Rey que por entonces se esperaba 59. La Pascua estaba próxima, las caravanas a la Ciudad Santa a punto. Quisieron venir para, seguramente,
llevarle a su frente a Jerusalén y proclamarle Rey-Mesías en el templo, como se lee en algunos escritos rabínicos que había de ser 60. Pero Cristo despachó a las turbas y discípulos, para que no se dejasen contagiar
de aquel mesianismo político, que no era el auténtico, ni la hora de su plena proclamación, y El mismo se marchó solo a un monte a hacer oración (Mt-Mc).
La oración de Cristo se registra varias veces en los evangelios 61.
De una manera sencilla se cuenta uno de los portentos de Cristo. Las teorías racionalistas se desbaratan unas a otras para explicarlo 62.
Aunque aún no sea la Eucaristía,
este pan milagroso es evidentemente su figura y preparación, como lo han pensado los Padres y también los mismos evangelistas. Tal se ve al comparar los términos con los que describen esta distribución solemne y los de la Cena (
Mat_26:26) y Jn (c.6), que une a este milagro el discurso sobre el Pan de vida 63. Donde esta tipología está más acusada es en Jn.
Autores modernos han presentado a propósito de este milagro un problema que es interesante registrar. En el tema de la multiplicación de los panes se quiere ver un trasfondo, que sería
un movimiento político para proclamar rey a Cristo. Esto en Jn es claro (
Jua_6:14.15). Como efecto del milagro y probablemente de toda la fama de Cristo , surgió este movimiento del milagro de Cristo multiplicador del pan -maná y en un lugar desierto, lo que evocaba
sobre El no sólo ser otro Moisés, sino el Mesías esperado. Pero todo está en cómo se plantee esto. Se alegan, entre otras, las siguientes y principales razones.
En Mc (
Jua_6:31), que es el relato inmediatamente anterior a la multiplicación de los panes, Cristo se retira a un lugar solitario con los discípulos, para descansar un poco (
Mar_6:31a), y, en el segundo hemistiquio, se lee: pues eran muchos los que iban y venían (
Mar_6:31) a donde estaban antes del retiro (
Mar_9:32). Pero la gente se dio cuenta de su marcha y les siguieron (Mt-Lc), incluso se les adelantaron (Mc) cuando iban a este lugar de descanso. ¿A qué iba esta gente? ¿A qué se debía esta concentración? Se piensa por autores recientes que en un posible movimiento político en torno a Cristo. Se habría visto en El, a través de su fama, un posible caudillo mesiánico. Que algo de esto podía estar latente es posible, pues la resolución de hacerlo rey, que se lee en Jn (
Mar_6:14.15), fue el chispazo final de un ambiente ante aquel milagro. Pero pensar en que iban allí en plan de tramar esta conspiración, no parece lo más probable. Pues Cristo, al ver a las multitudes, se conmovió por ellos (Mt-Mc), y curó a sus enfermos (Mt), y comenzó a enseñarles muchas cosas (Mc), que fue hablarles del reino de Dios (Lc). Si Cristo supusiese que en las visitas anteriores iban y venían y ni para comer tenían tiempo (
Mar_6:3Ib) se tratase de hablar acaso con los apóstoles o de ir a verle para, con las impresiones recogidas, armar un complot político-mesiánico, El, que para evitar esto después de la multiplicación de los panes, aleja a las turbas y apóstoles, y marcha El solo a un monte, no parece que se les hubiese puesto de antemano a tiro, sobre todo con un milagro tan llamativo. Otra cosa es que, a causa de su fama, hubiese pasado esto por la mente de muchas gentes, como en otras ocasiones pasó (
Mat_12:23), y precisamente a causa de un milagro (
Mat_12:23), y otra muy distinta el que esas idas y venidas supusiesen una ida en plan de complot político. Su ida se explica muy bien, como en otras ocasiones, más que por oír la doctrina, por la esperanza y provecho de sus milagros, que es precisamente lo que se dice en Juan a estas gentes que buscan a Cristo después de la multiplicación de los panes (
Jua_6:26.28).
Para sostener esta hipótesis se trata de confirmarla con otros datos. En Mc se dice que el número de personas alimentadas era de 5.000 hombres. De donde se deduce que eran precisamente sólo hombres los que iban para un complot, ya que en Mt (
Jua_14:21), pues Lc tiene una frase genérica, se añade: sin mujeres y niños. Para eliminar esto se puede decir que la frase podría, en absoluto, querer decir que eran sólo hombres. Podría encontrar esto aparente apoyo en Jn, en donde se dice que, para el milagro, se acomodaron los
hombres (
Jua_6:10). Y luego del milagro se dice: viendo los
hombres el milagro que había hecho (v.14), quieren venir para hacerle rey. Si la segunda vez es lógico que fuesen los
hombres solos, la primera vez hombres puede ser un nombre genérico por gentes, o porque, conforme a las costumbres orientales, estaban separados hombres y mujeres con niños. Pues al desembarcar vio mucha gente (Mc) y curó a sus enfermos, y gentes está normalmente por una multitud de todo tipo de personas de ambos sexos. Ni es creíble que fuesen para ser curados sólo los hombres.
También, para esto, se interpreta la frase que al verlos los acogió, porque estaban como ovejas sin pastor, en el sentido de que necesitaban un jefe o general, sentido que, en ocasiones, tiene la frase (
Num_27:16v). Pero es increíble que los evangelistas la utilicen en este sentido
aplicándola al reino espiritual de Cristo. Y Lc, que es el que la cita, la interpreta, precisamente, por hablarles del reino de Dios (
Luc_9:11). Estaban desamparadas de la verdadera doctrina del Buen Pastor (
Eze_34:5v; Jn 10, Iv).
En cambio, es probable que Cristo despidió a las turbas y forzó (Mt-Mc) a embarcarse a los apóstoles porque debían de estar a punto de unirse al movimiento político-mesiánico, pero que se produjo después de la multiplicación, y que relata Jn (
Eze_6:14.15). No parece, pues, que se trate de una trama previa, sino de un ambiente propicio por la fama de Cristo , lo que hizo estallar, con toda la evocación mosaica que había en aquel milagro y en aquella topografía desértica, el movimiento de entusiasmo para hacer a Cristo rey 63.
Jesús camina sobre las aguas,Eze_14:22-33 (Mar_6:45-52; Jua_6:16-21).
22
Luego mandó a los discípulos subir en la barca y precederle a la otra orilla, mientras El despedía a la muchedumbre. 23
Una vez que la despidió, subió a un monte apartado para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. 24
La barca estaba ya en medio del mar, agitada por las olas, pues el viento le era contrario. 25
En la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar. 26
En viéndole ellos andar sobre el mar, se turbaron y decían: Es un fantasma. Y de miedo comenzaron a gritar. 27
Pero al instante les habló, diciendo: Tened confianza, soy yo; no temáis. 28
Tomando Pedro la palabra, dijo: Señor, si eres tú, mándame ir a ti sobre las aguas. 29
El dijo: Ven. Bajando de la barca, anduvo Pedro sobre las aguas y vino hacia Jesús. 30
Pero, viendo el viento fuerte, temió, y, comenzando a hundirse, gritó: Señor, sálvame. 31
Al instante Jesús le tendió la mano y le cogió, diciéndole: Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado? 32
Y en subiendo a la barca se calmó el viento. 33
Los que en ella estaban se postraron ante El, diciendo: Verdaderamente, tú eres Hijo de Dios. Para evitar aquellos entusiasmos, prematuros y erróneos, mesiánicos, Cristo forzó a los apóstoles a separarse de las turbas, haciéndoles ir en barca a la otra orilla 64, que es hacia Betsaida, en Mc, o hacia Cafarnaúm, según Jn. Se proponen diversas soluciones 65. Pero en Mt no hay problema topográfico 66. Acaso se trata de factores redaccionales orientadores de los diversos lectores a quienes van destinados los evangelios, por conocer mejor estos puntos de referencia que se les hacen. Otras soluciones son más o menos viables 67.
Ya tarde, los apóstoles embarcaron. Se habían alejado varios estadios de la costa, pues la barca estaba ya en medio del mar (v.24). El estadio era una medida griega de longitud, equivalente a unos 185 metros. Ya en la noche (Jn), Cristo los ve bregar, luchando por avanzar, pues se levantó un gran viento, que les era contrario (Mt-Mc), por lo que el mar tenía gran oleaje (Jn). La depresión de la cuenca del Jordán en 200 metros bajo el nivel del Mediterráneo fácilmente trae estas marejadas y tormentas. Cristo, desde el montículo en que oró, los veía. Esta visión es perfectamente natural, pues a la luz de la luna acaso estaba en el cuarto creciente de la luna del 15 de Nisán (Pascua) podía divisarlo bien.
Cuando los apóstoles habían avanzado sólo unos 25 ó 30 estadios, que son unos cuatro y medio o cinco kilómetros, y el lago tenía en su dirección de este-oeste unos 11 kilómetros, vino Cristo a ellos caminando sobre las aguas cuando era sobre (Mc) la cuarta vigilia de la noche. Los judíos de la época de Cristo habían aceptado la división de la noche en cuatro vigilias, aunque los antiguos judíos sólo conocían tres. Comenzaban en la puesta del sol, sobre las seis de la tarde, nueve de la noche, medianoche y tres de la mañana; a ésta llamaban mañana, que se extendía hasta el orto 68.
Fue en esta cuarta vigilia cuando vieron a Jesús caminando sobre el mar y que venía hacia ellos (Mc), se aproximaba a la barca (Jn), pero hizo ademán de pasar de largo (Mc).
En un primer momento pensaron en un fantasma. ¿Cómo pensar que una persona humana caminase sobre el agua? Ellos gritaron por el miedo. Los apóstoles se muestran fáciles a estas creencias (
Luc_24:37;
Hec_12:15) en casos de apariciones de Cristo; no son espíritus crédulos ni sugestivos a creaciones alucinantes del mismo. Además, la creencia popular era rica en estas historias 69, y hasta eran consideradas de mal agüero (
Sab_17:4.14).
Pero Cristo se da a conocer y los tranquiliza. A esto Pedro respondió (áðïêñéèåßò); es la forma griega que responde al verbo hebreo
'anah, que significa responder o tomar la palabra, hablar 70. Pedro le pide, se diría que aturdidamente, por el paso del miedo al gozo, que si en verdad es El, que le mande ir caminando sobre las aguas a El. Es notable esta transformación. Y ¿por qué no aguardar a ir con todos en la barca o esperar que El se subiese, pues querían recibirlo en la barca? (Jn). ¿Por qué aquel ímpetu suyo? ¡Pedro! Es el Pedro de siempre: el del ímpetu, el del amor, el de la flaqueza.
A la orden de Cristo va, pero ante el oleaje teme y comienza a hundirse. Es fácil figurarse la escena de Pedro medio hundiéndose ante aquel oleaje. Pero recurre a Cristo, que, dándole la mano, le dice: ¡Poca fe! (ïëçãïðéóôå). ¿Por qué dudaste? El hundimiento de Pedro estaba vinculado a su desconfianza. Y también fue prueba y enseñanza para quien sería pastor 71. Se ve en esta escena un tipismo, acaso querido por Mt, relacionado con la hora de las pruebas de la Iglesia naciente. Es en la confianza en Cristo y en su poder como los hundimientos se superan. Pero en el intento de Mt parece estar, primordialmente, el querer destacar la preeminencia de Pedro sobre los discípulos, puesto que es tema que tiene Mt, especialmente, en esta parte del evangelio (Benoit).
Y en cuanto subieron (Cristo y Pedro) a la barca, cesó el viento, destaca con intención Mt. Para Jç sucede esto en seguida (åõèÝùò), llegando a donde iban (
Jua_6:21). ¿Es simple coincidencia este cesar del viento? ¿O es un nuevo milagro? En la perspectiva de los evangelistas,
estos hechos se los suele ver como una prueba del poder de Cristo (
Mat_13:27;
Mar_4:41;
Luc_8:25).
Cabría pensar que al cesar el viento se facilitó el remar y así llegar muy pronto a la orilla. La forma åõèÝùò no tiene valor inflexible 72 ni por necesidad de inmediato 73. Si esto se interpreta de una proximidad de Betsaida, situada en la costa oriental, acaso fuera posible. Pero si se pone en la ribera occidental, como estaban en medio del lago, y éste tiene de ancho unos once kilómetros, les faltarían sobre unos cinco o seis kilómetros. En este caso, el milagro se impone.
Mc tiene un pasaje propio que se estudia en el
Comentario a Mar_6:51-52. En Jn, al decirles no temáis, yo soy (åãþ åéìß), puede también tener, se estudia en otros pasajes de Jn, el valor deliberado de evocar a Yahvé: Cristo-Yahvé.
Los discípulos, impresionados, se postraron (ðñïóåêýíçóáí) para decirle: Verdaderamente eres Hijo de Dios. El término primero no significa, de suyo, una verdadera adoración cultual; - es una forma de mostrar inferioridad y respeto a superiores, verbigracia, reyes o jerarquías.
El uso de Hijo de Dios, öåïõ õéüò
?) sin artículo, no es obstáculo para que se identifique
con el Mesías o con el verdadero Hijo de Dios. En Mt ya se había hablado antes de la divinidad de Cristo en varios pasajes (dueño del sábado, superior al templo, etcétera). En Job, Dios aparece como dueño que camina sobre las crestas del mar (
Job_9:8). Y en aquel ambiente, caminar sobre algo, v.gr., sobre un país, era dominarlo, ser dueño del mismo 74. Aquí caminar sobre el mar era dominarlo, ser dueño del mismo. Pero como en Jn llaman a Cristo, después de la multiplicación de los panes, el Santo de Dios (
Jua_6:69;
Mar_1:24), con sentido mesiánico, la expresión de Mt aquí debe de ser una
interpretación posterior, pero con el sentido de proclamar la divinidad de Cristo. Como era la fe de la Iglesia y el sentido en que habían de interpretarlo los lectores a quienes iba destinado, y por la proclamación que se hace en la frase.
Jesús hace curaciones en la región de Genesaret,Mar_14:34-36 (Mar_6:53-56).
34
Terminada la travesía, vinieron a la región de Genesaret, 35
y, reconociéndole los hombres de aquel lugar, esparcieron la noticia por toda la comarca y le presentaron todos los enfermos, 36
y le suplicaban que les dejase tocar siquiera la orla de su vestido, y todos los que le tocaban quedaban sanos. El desembarco se hace en Genesaret. Generalmente se admite que se refiere a la región galilea llamada así, extensión denominada hoy el-Guweir, y que ocupa una superficie de cinco kilómetros de ancho y dos de largo, entre Megdel y Tel! el-Oreimé
75. Era una región de gran fertilidad, poblada de villas. Josefo la llama un paraíso. 76
Cristo no debía de venir a predicar, sino a descansar con sus discípulos, ya que no pudo antes a causa de las turbas. Pero pronto fue reconocido. La noticia se extendió y le trajeron enfermos de toda aquella región. Cristo, el tiempo que estuvo allí, que debió de ser de breves días (
Jua_6:22-25), no residió en un solo lugar, pues le traían enfermos a donde creían que estaba (
Mar_6:55.56). Era en su ruta hacia Cafarnaúm.
La expresión plazas (
Mar_6:56), en donde también los curaba 76 en su ruta, pues allí le ponen también a los enfermos, puede tener un significado amplio. Pues
dyopá significa generalmente un lugar público y espacioso 77, que es el significado que conviene aquí.
Le suplicaban tocar solamente el ruedo (÷ñáóðÝäïõ) de su manto (Mt-Mc) y se curaban. Este ruego de los enfermos, ¿está acaso influenciado, real o literariamente, por el anterior prodigio de la hemorroísa? (
Mat_9:21 par.) 78. Este sentido de creencia un poco mágico puede ser sentir primitivo de las turbas.
1 Josefo,
Antiq. XVIII 7:2.3. 2 Mt 4:23-25; 9:35-36;
Mar_1:39;
Mar_3:7-8;
Luc_4:42-44;
Luc_6:17-19. 3 Lagrange,
Le Messianisme chez les fuifs (1909) ? 210-213 4
Mal_26:16. 5
Apocalip. Baruc 1.10. 6 Buzy,
évang. s. St. Matth. (1946) p.191; J. B. Tyson,
Jesús and Herod Antipas: Journ. of Bibl. Liter. and Exeg. (1960) p.239-246. 7 Josefo,
Antiq. XVII 10:1;
BI I 28:4. 8 Josefo,
Antiq. XVIII 7:2. 9 Ricciotti,
Storia d'Israele (1934) II p.424. 10 Josefo,
Antiq. XVIII 5:1.4. 11 Wixer, artículo Philippus en
Biblische Realworterbuch 3.a ed. 12 Josefo,
Antiq. XVIII 5:1. 13
Antiq. XVIII 7:2. 14 Josefo,
Antiq. XVIII 5:4. 15
Antiq. XVIII 5:1- 16
Antiq. XVIII 5:2. 17
Antiq. XVIII 5:2. 18
Rev. Bib. (1900) p.386-468. 19 Pirot,
évang. s. St. Marc (1946) p.468. 20 Josefo,
Antiq. XIX 7:1. 21 lagrange,
Evang. s. St. Marc (1929) p.159-160; STRACK-B.,
Kommentar. I h.L; Schürer,
Geschichte des jüdischen Volkes. 4.a ed. I p.441-442. 22 Zorell,
Lexicón graecum N.T. (1931) col.276. 23 Josefo,
Antiq. XVII 5:4. 24 Jo ü on,
L'évangile. compte tenu du substract se'mitique (1930) h.l. 25 Zorell, Lexicón graecum N.T. (1931) col.822; Bauer, Griechische-deutsches Warterbuch (1937) col.839-840. 26
De virgin. 3:6:
Mal_16:228. 27 Reuss, Histoire évangélique p.368. 28
Palástinajahrbuch (1918) p.44-46. 29
Antiq. XVIII 5:2; J. Duncan - M. Derret,
Herod's Oath and the Baptist's Mead: Bibl. Zeitschrift (1965) p.49-58. 30 Literalmente juramentos
(horkous), pero es un caso de plural de generalización. JOÜON,
L'évangile. compte tenu du substract semitique (1930) p.95. 31
Antiq. XVIII 5:2. 32 ML 23:488. 33 Herodoto, IX 108-113. 34 Cicerón,
De senectute 12:42. 35 Plut., Vita Flaminii; H. Wlndichs, Zuñí Gastmahl des Antipas, en Zeitschrift der neuentestamenüichen Wissenschaft t.18 p.73-81; Westteix, I 413ss. 36 Josefo,
Antiq. XVII 1:3. 37 Antiq
. XVIII 5:2. 38 Schürer, Geschichte des jüdischen Volkes ira Zeitalter J.-Ch. I p.437-438. 39 Lagrange,
évang. s. St. Marc (1929) p.163. 40 Buchler, L'enterrement des criminéis d'apres le Talmud et le Midrasch: Rev. étud. juifs (1903) 74-88. 41 Filón,
In Flacc. X 78:299; Ulpiano,
Digest. XLVIII 24:1. 42
Epist. 46.12; 108:13:
Mal_22:491.889; cf. Pirot,
évang. s. St. Marc (1946). 43 schuster-holzammer,
Hist. Bib., vers. esp. (1936) ? p.217-218. 43 Josefo,
Antiq. XVIII 5:2. 44 Josefo,
Antiq. CVIII 2:2. 45 Sobre la localización de una o dos Betsaidas, cf. A. Fernández,
Vida de Jesucristo (1954) p.338-341;Perrella, /
luoghi santi (1936) p.164-175; Holzmeister,
Venite seorsum in desertum locum et requiescite pmillum: VD (1942) 161-165. 46
Jue_19:9; Josefo,
Antiq. V 2:8. 47 Prat,
Jesus-Christ (1947) I p.381 n.l. 48 Zorell,
Lexicón graecum N.T. (1931) col. 1113. 49 Strack-B.,
Kommentar. II p.246. 50 Strack-B.,
Kommentar. I p.685. 51 Talmud Berachoth 44a. 52 Wünsche, Neue Beitrage zur Erlauterung der Evangelien aus Talmud una MidroseA(1878)p.520. 53 Zorell,
Lexicón graecum N.T. (1931) col.732. 54 Edersheim, The Life and Times of Jesu the Messiah (1901) I p.648. 55 "Quorum cophinus foenumque suppellex (Sat. III 55). 56
Epigr. V 17. 57 Josefo, ?? II 13:4-5. 58 Strack-B.,
Kommentar. II p.481;
Patr. syr. II col.1117. 59 San Justino,
Diálogo 32 y 68; cf. Lagraxge,
Le Messianisme. (1909) p.228-235. 60 Strack-B.,
Kommentar. I p.641. 61 S. TH.,
In evang. S. Matth. comm. c.2 lect.3:2. 62 Cf. L. Fonck, /
miracoli del Signore(l9l4) I p.478-492; Teoría de Bultmann;
Joh.- evang. (1941) h.l.; sobre ciertas semejanzas judías, cf. Strack-B.,
Kommentar. p.687; sobre semejanzas étnicas, cf. Clemen,
Religionsgeschichtliche Erklarung p.227. Con lo que No tiene relación es con
2Re_4:42-44. 63
Benolt,L'évang. s. Sí. Matth., en Lo
Sainte Bible dejérusalem (1950) p.95 nt.f; Fonck,/
miracoli del Signore nel Vangelo (1914) I p.494-496; L. Cerfaux,
La section des pains ( :26;
Mat_14:13-16);
H. Clavier,
La multiplication des pains dans le ministere de Jesús: Stud. Evang. (1959) p.441-457. 63 H. Montefiore,
Revolt in the Desert (Mar_6:30ss): New Test. Studies (1961) p.135-141. 64 Fonck,/
miracoli del Signare nel Vangelo (1914) I p.391-393; A. Fernández,
Vida de Jesucristo (1954) p.338-341; Lagrange,
évang. s. St. Marc (1929) p.172;
Evang. s. St. Jean (1927) p.168; Váganay,
Essai de critique textuelle: Rev. Bib. (1940). 65 Sobre el problema de divergencia topográfica entre Mc-Jn, cf. comentario en los lugares respectivos. 66 Benoit,
L'évangile s. St. Matth., en
La Sainte Bible de Jérusalem (1950) p.95 nt.b y p.96 nt.a. 67 Simón-Dorado,
Praelectiones bibl. N.T. (1947) p.642. 68 Strack-B.,
Kommentar. I p.688-691. 69 Strack-B.,
Kommtiitar,. I ñ,691, donde se recogen muchas de estas leyendas. 70 Zorelj-,
Uxicon,u.t.um N.T. (1931) col. 155. 71 S. TH.,
In evang. Matth. comm. c.14 h.l. 72 Zorell,
Lexicón graecum N.T. (1931) col.530. 73 Braun,
évang. s. St. Jean (1946) p.361; E. Lóvestam,
Wunder und Symbol-handlung. Eine studie über
Mat_14:28-31 : Kerygma und Dogma (1962) p. 124-135. 74
Odas de Salomón c.39; Sal 107. 75 Abel,
Geographie de la Palestine (1933) I p.93. 76 De bello iudaico III 10,8. 76 Sasse, Die erste Erscheinung des Auferstandenen: Theol. Blátter (1922) p.59ss. 77 Zorell, Lexicón graecum N.T. (1931) col. 18; Bauer, Gñechisch-deutsches Wó'r-terbuch zu. N.T. (1937) col.20. 78 Jenkins,
Markan Doblet (1942); Rénie,
Une antologie evangelique: Bíblica (1955) 23-226.