y como pájaro que has dejado escapar de tu mano, habrás perdido un amigo que jamás recobrarás. (Eclesiástico 27, 19) © Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015)
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27. Avisos Para las Relaciones Sociales.
Peligro en los negocios (26:28-27:1/11).
28 Difícilmente se libra de culpa el mercader, y el tendero no estará sin pecado. 27-1 Por amor del dinero, muchos incurren en pecado, que el que busca enriquecerse cierra los ojos. 2 En huecos de piedra se fija el poste, y entre el comprar y el vender se hinca el pecado. 3-4 Si no te afirmas fuertemente en el temor de Dios, pronto será derribada tu casa. 5 Zarandeando la criba, quedan las granizas; así los defectos del hombre cuando se le remueve. 6 El horno prueba los vasos del alfarero; la prueba del hombre es su conversación. 7 El árbol bien cultivado se conoce por sus frutos, y el corazón del hombre por la expresión de sus pensamientos. 8 Antes de oírle hablar no alabes a nadie, porque la palabra es la prueba del hombre. 9 Si persigues la justicia, la alcanzarás, y te la vestirás como rica túnica. 10 Las aves se aparean con sus semejantes, y la lealtad viene al encuentro de los leales. 11 El león acecha la presa: lo mismo el pecado a los que hacen injusticia.
Advierte el sabio el peligro que lleva consigo la profesión de comerciante, a quien los autores sapienciales recomiendan honradez en sus negocios. La codicia cierra sus ojos ante la justicia que debemos al prójimo y lleva muchas veces al vendedor a cometer toda clase de engaños e injusticias con el fin de enriquecerse cada vez más. El poste que se hinca entre las piedras queda firmemente aprisionado entre ellas y es difícil arrancarlo; así se encuentra el pecado entre el que vende y el que compra, y con dificultad escapan a él. La razón es la avaricia, que instiga al primero a exigir más, y al segundo a pagar menos de lo que señalan las normas justas de compraventa l. El sabio les recuerda el medio para evitar las injusticias y para mantener la fortuna legalmente adquirida: el temor de Dios, principio de sabiduría, que lleva al cumplimiento de la ley, lo que asegura las bendiciones en ella prometidas. Y les advierte que las riquezas mal adquiridas provocan la ira de Dios, que no tardará en enviar su castigo a quienes se enriquecieron a base de injusticias para con su prójimo.
Utilizando diversas comparaciones, Ben Sirac señala algunos medios para conocer al hombre y distinguir al comerciante honrado del usurero. Así las reflexiones que manifiesta en sus conversaciones, a través de las cuales no podrá menos de dejar entrever las intenciones honradas o capciosas que lo animan, su honradez profesional o codicia, porque de la abundancia del corazón habla la boca. Las palabras vienen a exteriorizar lo que el pensamiento y el corazón maquinan, y por ellas puede conocerse al hombre, como por los frutos se reconoce la naturaleza del árbol. No será, en consecuencia, prudente emitir un juicio acerca de una persona sin antes haber escuchado su conversación.
Si es cierto que hay ocasiones en que no es fácil ser fieles a la justicia y cumplir con exactitud la ley de Dios, también lo es que quien de verdad quiera practicarla obtendrá de Dios las gracias necesarias para conseguirlo. Como las aves buscan a sus semejantes, así la verdad y la justicia se dejan encontrar de quienes con interés las buscan y recompensan sus esfuerzos. El pecado, por el contrario, acecha, como el león a su presa, a quienes hacen injusticias. Una pequeña falta induce a otra, y se termina por multiplicar después los pecados.
La comparación del sabio y el necio (27:12-16).
12 La conversación del piadoso es siempre sabiduría; el necio muda como la luna. 13 En medio de los necios mira la hora, con los sensatos prolonga tu estancia. 14 La conversación de los necios es detestable y su risa resuena en orgías licenciosas. 15 El lenguaje del que mucho jura pone los pelos de punta, y cuando riñe hay que taparse los oídos. 16 La riña entre soberbios trae sangre, y sus altercados no pueden oírse.
Afirmó el sabio que por la conversación se conoce al hombre. En efecto, la conversación del hombre piadoso, como lleva en su corazón el temor de Dios, principio de la sabiduría, será, lo mismo que su conducta, lógicamente sabia. El necio, por el contrario, cambia en sus pensamientos y conversaciones como la luna, que ora aparece clara toda su superficie, ora parte de ella, siempre desigual en su luz. No tiene criterio fijo y conducta invariablemente sabia, y se deja llevar de las impresiones, cambiando a cada instante. De ahí el consejo práctico: trata cuanto puedas con el hombre sabio y piadoso, porque la conversación con él te hará mucho bien; en cambio, con el necio trata lo inevitable, pues su conversación suele versar sobre tonterías y estupideces, cuando no sobre cosas lujuriosas, lo que resulta desagradable y detestable a toda persona honrada y sensata 2. No falta cuando su boca jura y perjura, lo que resultaba de todo punto insoportable a los judíos piadosos, que no se atreven ni siquiera a pronunciar el nombre de Yahvé, su Dios, por miedo a profanarlo. A veces, cuando a la necedad se añade la soberbia, se originan discusiones que terminan con el derramamiento de sangre. Jesucristo no sólo prohibió el homicidio, sino también la ira misma y la cólera, pues son éstas, provocadas generalmente en la discusión, las que llevan a hacer a los demás los más graves males.
La amistad y los secretos (27:17-24).
17 El que revela secretos pierde la confianza y no encontrará un amigo. 18 Ama a tu amigo y muéstrate fiel con él; 19 si descubres sus secretos, no vayas tras él. 20 Como hombre que dilapida su hacienda es el que pierde la amistad de su prójimo. 21 Y como quien deja escapar el ave de su mano, así el que deja escapar al amigo, que no volverá a verle. 22 No le sigas, que está lejos y huye como gacela escapada del lazo. 23 Se venda una herida, y una injuria se repara, 24 pero revelar un secreto no tiene remedio.
La prudencia en el hablar, que de una u otra manera viene recomendando Ben Sirac, lo lleva a hablar de la guarda de los secretos en orden a mantener firme la amistad entre los amigos. La mutua confianza y fidelidad es la base de la amistad, y en virtud de ellas se hacen los amigos partícipes de sus secretos. Quien la viola revelando éstos, rompe aquélla y no le será fácil encontrar nuevos amigos. No hay cosa más torpe, nada tan execrable que acabe con el amor y la benevolencia como revelar los secretos entre amigos 3. Y quien pierde un amigo es como quien dilapida su hacienda4; ha perdido un tesoro tan difícilmente recuperable como alcanzar al pájaro que se escapó de tus manos, como dar alcance a la agilísima gacela que huye despavorida del lazo que la tenía apresada. Una herida causada en el cuerpo se venda y se cura; una injuria proferida en un momento de ira, pasada la primera impresión, se perdona y olvida; pero la revelación de un secreto que te confió el amigo es una indiscreción tan notable y una falta de lealtad a la confianza que te prestó, que hace imposible volver a sentir aquella intimidad profunda que quedó mortalmente herida con la violación del secreto.
Hipocresía (27:25-32).
25 El que hace guiños con los ojos urde males, y quien lo ve se aleja de él. 26 Delante de ti endulzará las palabras de su boca, hará que se admira de las tuyas, pero acabará por mudar de tono y hallará tachas en tus palabras. 27 Muchas cosas aborrezco, pero nada tanto como a éste, y el Señor le aborrece también y le maldice. 28 El que tira la piedra a lo alto se expone a que le caiga en la cabeza, y el golpe a traición hiere al traidor. 29 El que cava una hoya caerá en ella, y el que tiende una red en ella quedará cogido. 30 El que hace el mal en él caerá, sin que sepa de dónde le viene. 31 Los sarcasmos y ultrajes son patrimonio de los soberbios, pero la venganza los acecha como león. 32 Serán cogidos en el lazo los que se alegren de la caída del justo, y el dolor los consumirá antes de la muerte.
Quizás las observaciones precedentes sobre el amigo pérfido que revela los secretos le ha llevado a hacer las que siguen sobre el amigo hipócrita, si es que no se trata de consejos generales sobre la prudencia en las relaciones sociales, en las que abunda tanto la adulación hipócrita, y en la que es necesaria la prudencia de la serpiente para no ser víctimas del engaño. Señala una de las manifestaciones exteriores del hipócrita, que en la misma Escritura se presenta como indicio de dolor y perversidad: en tu presencia, el hipócrita hablará muy bien y mostrará sentimientos de admiración ante tus palabras, pero a la vuelta de la esquina dará interpretación torcida a tus palabras, descubrirá multitud de fallos y defectos y no tendrá incluso inconveniente en explotar en contra tuya las confidencias que tú mismo le hiciste 5. Pocas cosas tan aborrecibles como esta hipocresía. Dios le hará víctima de su astucia (v.28-32). A Hornero le resultaba odioso como las puertas del hades el que esconde una cosa en el corazón y dice otra.6
Con las conocidas comparaciones del que tira una piedra a lo alto y la del que cava una fosa, ilustra la afirmación clara y tajante del v.3o: el que hace el mal será víctima del mismo. Dice San Agustín que Dios es tan grande, que no tiene necesidad de nadie para vengar el mal, y encuentra en el pecador mismo con qué castigarlo. Las Sagradas Letras ofrecen numerosos ejemplos: los hermanos de José lo vendieron como esclavo y fue arrojado en la prisión de Egipto; ellos sufrieron después la misma suerte y temieron ser retenidos como prisioneros en Egipto. Adonisedec hizo cortar a sus prisioneros los pulgares de las manos y los pies, y después fue él mutilado en idéntica forma 7. Aman hizo preparar una horca para Mardoqueo, y fue él mismo colgado en ella 8. Antíoco, que hizo torturar a quienes permanecían fieles a la Ley, hubo de sufrir por lo mismo inenarrables dolores 9. Es lo que ocurrirá a los soberbios, que hacen mofa y ultrajan a los demás, porque, cuando menos lo piensan, de improviso el Señor los abatirá, como también a quienes se alegran de los males que afligen al justo. Ambas cosas indignan a Dios, que castigará duramente a quienes se conducen de ese modo 10.
1 La Vulgata añade un corto versículo, con el que intenta apartar de estos pecados: (í.5) El delito será destruido con el delincuente. - 2 Pro_2:14. - 3 San Agustín, De amicitia 0.13. - 4 El texto griego dice enemigo en lugar de hacienda que lee la versión siríaca. El sentido sería: quien hace perecer a un enemigo ha de perder toda esperanza de renovar su amistad con él; lo mismo ocurre a quien revela los secretos de un amigo. - 5 Pro_6:13; Pro_10:10; Pro_16:30; Pro_26:24-26; ; - 6 Sal_35:13· - 7 Jue_1:6-7. - 8 Est_7:9-10. - 9 2Ma_9:5-6. - 10 V.11; Sal_17:16; Sal_9:16; Pro_26:27; Ecl_10:8.