Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
21. Nacimiento de Isaac.
Nacimiento de Isaac (1-8).
1Visitó, pues, Yahvé a Sara, como le dijera, e hizo con ella lo que le prometió; 2y concibió Sara, y dio a Abraham un hijo en su ancianidad, al tiempo que le había dicho Dios. 3Dio Abraham el nombre de Isaac a su hijo, el que le nació de Sara. 4Circuncidó Abraham a Isaac, su hijo, a los ocho días, como se lo había mandado Dios. 5Era Abraham de cien años de edad cuando le nació Isaac, su hijo. 6Y dijo Sara: Me ha hecho reír Dios, y cuantos lo sepan reirán conmigo. 7Y añadió: ¿Quién había de decir a Abraham: Amamantará hijos Sara? Pues yo le he dado un hijo en su ancianidad. 8Creció el niño, y le destetaron, y dio Abraham un gran banquete el día del destete de Isaac.
Por fin llega el ansiado cumplimiento de la promesa 1, pues
visitó Yahvé a Sara, es decir, le otorgó su gracia y bendición2. El niño Isaac fue circuncidado al octavo día, como estaba prescrito en el pacto3. El nombre de Isaac es relacionado con la
risa de Sara, según la etimología popular (
Yisjaq: Yahvé se rió), que ya hemos visto4. Esta risa es fruto de la alegría, pero también es irónica, pues no deja de ser curioso tener hijos a tan avanzada edad. Sara se había reído de la promesa, porque no la había creído factible: ¿Quién había de decir a Abraham: Amamantará Sara hijos? (v.7). Para celebrar el destete del niño hubo fiesta de familia y banquete (v.8). Todavía entre los nómadas se celebra con un banquete este suceso, a los dos o tres años de nacido el niño5. En el caso de Abraham existía un motivo especialísimo,
pues Dios le había cumplido la promesa del vástago deseado.
Expulsión de Agar E Ismael (9-21).
9Y vio Sara al hijo de Agar, la egipcia, el que había ella parido a Abraham, burlándose (de su hijo Isaac); 10y dijo a Abraham: Echa a esa esclava y a su hijo, pues el hijo de una esclava no ha de heredar con mi hijo, con Isaac. 11Muy duro se le hacía esto a Abraham, por causa de su hijo; 12pero le dijo Dios: No te dé pena por el niño y la esclava; haz lo que te dice Sara, que es por Isaac por quien será llamada tu descendencia. 13También al hijo de la esclava le haré un pueblo, por ser descendencia tuya. 14Se levantó, pues, Abraham de mañana y, cogiendo pan y un odre de agua, se lo dio a Agar, poniéndoselo a la espalda, y con ello al niño, y la despidió. Ella se fue y erraba por el desierto de Bersabé. 15Se acabó el agua del odre, y echó al niño bajo un arbusto, 16y fue a sentarse frente a él a la distancia de un tiro de arco, diciéndose: No quiero ver morir al niño; y se sentó enfrente del niño, que lloraba en voz alta. 17Oyó Dios al niño, y el ángel de Dios llamó a Agar desde los cielos, diciendo: ¿Qué tienes, Agar? No temas, que ha escuchado Yahvé la voz del niño, que ahí está. 18Levántate, toma al niño y cógele de la mano, pues he de hacerle un gran pueblo. 19Y abrió Dios los ojos de Agar, haciéndola ver un pozo, adonde fue y llenó el odre de agua, dando de beber al niño. 20Fue Dios con el niño, que creció y habitó en el desierto, y de mayor fue arquero. 21Habitó en el desierto de Farán, y su madre tomó para él mujer de la tierra de Egipto.
La historia se continúa y la poligamia continúa dando sus frutos. Sara, ya madre de un hijo, que, según el derecho, ha de ser el heredero único de su padre, no ve con buenos ojos en su casa al hijo de la esclava y pide al marido que le eche de casa junto con su madre. La ley de Hammurabi no autoriza esto 6, pero establece que el hijo de la esclava no podía heredar a su padre, el cual sólo está autorizado para hacerle los legados que le plazca. Los herederos serán sólo los hijos de la esposa7. No obstante, si el padre en vida les dijo: Vosotros sois mis hijos, entonces se los considerará como hijos de la esposa para los efectos hereditarios, pues partirán los hijos de la esposa y esos de la esclava, declarados hijos del padre, la herencia por igual8. En cambio, si el padre en vida no ha dicho a los hijos de la esclava: Vosotros sois mis hijos, éstos, después de la muerte del padre, no tendrán derecho a la herencia, sino que serán declarados libres con su madre la esclava9. Es justamente lo que quiere Sara al echar a Agar, pues tiene miedo que Abraham declare a Ismael hijo suyo, con derecho a la herencia10. Pero, en el caso de Abraham, el autor sagrado trata de presentarnos a Isaac no tanto como el heredero de su hacienda cuanto de las promesas mesiánicas, de las que el padre era depositario11.
Sin embargo, Ismael es también hijo de Abraham, y, en atención a éste, Dios le prometió también una bendición muy estimada de todo oriental: le hará un gran pueblo12. Abraham sentía cariño hacia su hijo, pero por indicación divina accedió al deseo de Sara.
Siempre el patriarca vive de la fe y de la Providencia divina, y aquí cumple sus misteriosos planes en contra del afecto de su corazón (v.12)13. Amonestado por Dios, y viendo en ello misteriosos designios, y para conservar la paz doméstica, el patriarca expulsa a Agar de casa, dándole como viático pan y un odre de agua para las primeras necesidades, dejando lo demás a la providencia divina. En el v.14 se dice que le puso el hijo sobre las espaldas de Agar; pero sabemos por 16:21 y 21:5 que Ismael tenía ya diecisiete años. Otra anomalía planteada por el documento es que, según éste, Ismael asistió al entierro de Abraham con Isaac, lo que supone que no fue expulsado de la casa paterna14. Estas anomalías muestran la diversidad en los detalles de tradiciones que flotaban en el ambiente.
La escena de Agar por el desierto con su hijo al hombro es sumamente emotiva. Cansada de caminar y agotadas las provisiones de comida y de agua, se echa bajo un arbusto lejos de su hijo, para no verle agonizar de sed y de hambre (v.15). Según el TM, Agar se puso a llorar, mientras que, según los LXX, es el niño el que llora. Podemos suponer que han sido los dos. Dios oyó los gritos de ambos15,
y por su ángel le comunicó a la madre que la habría de ayudar. Agar debe seguir su ruta, pues Dios suscitará de su hijo un gran pueblo (v.19). Reanimada, vio cerca un pozo de agua, donde pudo calmar su sed y la de su hijo. Después el autor sagrado dice que Ismael creció en la dura vida del desierto, llegando a ser un
arquero (v.20). La tribu de Cedar, descendiente de Ismael, era famosa por sus arqueros.16 En otra ocasión, el ángel había dicho que Ismael sería un onagro de hombre.17 Es la definición del beduino independiente, que vive de la
razzia y
de la astucia. Ismael se casó con una egipcia, como su propia madre. Los moradores del desierto de Farán, donde habitaba (al sudeste de Cades), tenían relaciones con los habitantes limítrofes de Egipto.
Algunos autores han propuesto que este relato de la expulsión de Agar con su hijo es un
duplicado, según otro documento, de la expulsión de Agar confortada por el ángel, narrada en 16:1-14. Se dan muchas semejanzas: ambas parecen querer explicar el nombre de Ismael18 y su género de vida, como antepasado de los belicosos beduinos19; los mismos personajes: Sara, Abraham, Agar y el ángel consolador. Pero hay también divergencias en ambos relatos, que para muchos comentaristas son una prueba de diferentes episodios de la misma vida de Agar.
Valor Profético del Relato.
Para entrar en la mente del autor sagrado en esta historia de los hijos de Abraham, es preciso tener en cuenta
que su intención era mostrar la voluntad de Dios en los orígenes del pueblo escogido. Dios había prometido a Abraham que su descendencia poseería la tierra de Canaán. Además, que esta descendencia sería fuente de bendiciones para todos los pueblos. Finalmente, que esta descendencia formaría el pueblo de Dios, así como Dios será el Dios de esa descendencia. Pero ¿quiénes son los que constituyen la descendencia del patriarca? ¿Será Ismael, su primogénito, Isaac, que vino después, o aquellos otros que luego nos cuenta nacidos de Quetura? Atendiendo a las leyes humanas, habría mucha materia de discusión. El autor sagrado nos va mostrando que la ley por la que esta herencia se atribuye es la voluntad de Dios. Pues su voluntad es la que excluye a Ismael, aunque, en atención a los méritos del padre, se le promete llegar a ser padre de una prole numerosa20. Tampoco se cuentan los otros hijos de Abraham, que luego se mencionan21. El heredero señalado por Dios es Isaac; él es el hijo de la promesa. Según el derecho babilónico, sería preferido por la condición de su madre; pero luego veremos que Esaú es excluido a pesar de ser hijo de Rebeca como Jacob; y, en cambio, los hijos de éste son admitidos todos a la herencia paterna, no obstante ser varios hijos de esclava. Todo esto es para que aparezca, por encima de las razones humanas, la elección libre de Dios. San Pablo verá en esta historia la ley que se extenderá a la elección mesiánica, y verá figurada en la descendencia de Agar, la esclava, la nación israelita, que,
aferrada a la Ley mosaica y a su historia, rechazó la libertad del Evangelio, y como hijos de Sara, la esposa libre, a los que con la fe abrazaron el Evangelio para formar el pueblo mesiánico, continuador de aquellos que en los siglos pasados, imitando la conducta de su padre
Abraham, preferían la fe a la letra de la Ley, o procuraban informar la letra de la Ley con el espíritu de la fe22. Con estas consideraciones se resolverán fácilmente las dificultades que ofrece la historia del patriarca y se entenderán las razones de la voluntad divina, por la que el autor sagrado se guía en la narración de su historia.
Alianza de Abraham con Abimelec (22-34).
22Sucedió por entonces que Abimelec y Picol, jefe de su ejército, dijo a Abraham: Dios está contigo en todo cuanto haces. 23Júrame, pues, ahora por Dios que no has de engañarme a mí ni a mis descendientes, y que, como te favorecí yo a ti, así harás tú conmigo y con la tierra por donde andas. 24Y dijo Abraham: Te lo juro. 25Pero reconvino Abraham a Abimelec por causa de un pozo de aguas de que se habían apoderado los siervos de Abimelec, 26y contestó Abimelec: No sé quién haya hecho eso; tú tampoco me habías dicho nada de ello, y nada he sabido hasta ahora. 27Tomó, pues, Abraham ovejas y bueyes y se las dio a Abimelec, e hicieron entre ambos alianza. 28Apartó Abraham siete corderas del rebaño, 29y le preguntó Abimelec: ¿Para qué son esas siete corderas que has apartado? 30Abraham le contestó: Para que las recibas de mi mano y me sirvan de prueba de que he abierto este pozo. 31Por eso se llamó aquel lugar Bersebá, 32porque allí juraron ambos, e hicieron alianza en Bersebá. Y se levantó Abimelec y Picol, jefe de su ejército, y se volvieron a la tierra de los filisteos. 33Abraham plantó en Bersebá un tamarindo, e invocó allí el nombre de Yahvé, el Dios eterno, 34y anduvo mucho tiempo Abraham por tierra de los filisteos.
Este Abimelec debe de ser el mismo de que se habla en el capítulo precedente, y sin duda también el mismo del c.26. Ya hemos visto en el c.14 cómo Abraham, acomodándose a la costumbre que siguen aún las tribus nómadas, se ligaba con los pueblos vecinos mediante alianzas para defenderse de posibles enemigos. Aquí la alianza es solicitada por Abimelec, el cual reconoce que Dios está con Abraham y le colma de bendiciones. No estará mal aliarse con personaje tan protegido por la divinidad23. Al presentarse Abimelec con el jefe del ejército, es que está dispuesto a acudir a las armas, si es necesario, para llegar a un acuerdo con Abraham sobre los intereses recíprocos. Le pide que en nombre de su Dios le jure que no le volverá a engañar, como lo hizo con ocasión de Sara. Además, debe prometer ser benevolente con los suyos, como Abimelec ha sido con Abraham y los suyos al entrar en aquella tierra. El patriarca accede a ello. Después la narración se centra en torno a un altercado entre ambos a propósito de los derechos sobre un pozo de aguas. Es el litigio habitual entre los jeques nómadas. Un pozo es la riqueza única de la estepa, y por eso los nómadas tienen regulado por derecho consuetudinario el uso alternativo del mismo. Abimelec acepta las protestas del patriarca y se excusa diciendo que no sabe nada. Y así, para asentar sobre buena base la amistad futura, es preciso acabar con las cuentas pendientes. En señal de sinceridad de su
juramento, Abraham ofreció un obsequio de
siete corderas (v.30). Con motivo de las alianzas era costumbre cambiarse regalos24. Al aceptar este regalo, Abimelec reconocía el derecho de Abraham sobre el pozo. Después el autor sagrado declara que aquel lugar se llamó
Bersebá o
Bersabé, que significa pozo del
juramento Ber-saba o pozo de las
siete Ber-seba.
En el texto actual hay como dos etimologías diferentes: una que deriva el nombre de
saba juramento, y otra de
seba siete
. Sin duda que el autor bíblico quiere poner en claro que los pozos de Bersabé pertenecen a la descendencia de Abraham desde los tiempos patriarcales, frente a las reclamaciones de otros pueblos. En la tradición bíblica, el nombre de Bersabé quedará como límite meridional de la tierra prometida: Desde Dan hasta Bersabé.25 Abraham plantó allí un tamarindo como recuerdo, a cuya sombra vendrá Samuel a administrar justicia26. Abraham invocó allí a Dios eterno (v.33). Esta designación de
El Olam, que puede traducirse Dios eterno o Dios del mundo, puede ser un epíteto de la divinidad local de Bersabé, cuyo título fue añadido al Dios de Abraham, como había ocurrido en otros santuarios con las expresiones
El Saday27,
El Elyon28 y
El Roi29. Abraham habitó en aquella zona, y en la parte costera del territorio que había de ser ocupado más tarde por los filisteos (v.34). Aquí la mención de país de los filisteos parece una anticipación literaria del redactor posterior, ya que los filisteos no ocupan el litoral palestiniano hasta el siglo XII a.C.
1
Gen_18:10;
Gen_18:14;
Gen_17:15-19. 2 Cf.
1Sa_2:21;
Luc_1:68. 3
Gen_17:22. 4 Véase com. a
Gen_17:17 y 18:12. 5 Cf.
1Sa_1:22;
2Ma_7:27. Véase A. Jaussen,
Coutumes des Arabes p.29. 6 Cod.
de Hammur. art.140. 7 Ibid., art.171. 8 Ibid., art.170. 9 Ibid, art.171. 10 San Pablo equipara a la suerte de Isaac la de los cristianos, herederos de las promesas:
Rom_9:7. 11 Cf.
Rom_9:6-9;
Gal_4:28s. 12
Gen_17:18. 13 Cf.
Heb_11:18. 14 Cf.
Gen_25:9. 15 En la expresión Oyó Dios (
yisma Elohim) parece haber una alusión al significado de
Ismael. 16 Cf.
Gen_25:13;
Isa_21:16. 17 16:12. Gén 18 16:12 y 21:11. 19
Gen_16:12 y 21:20. 20
Gen_25:12-18. 21
Gen_25:1-7. 22 Rom 9:6-9;
Gal_4:28; Heb 11;1s. 23 También en este fragmento hay indicios de diversas fuentes; se repiten algunas cosas, y se dan dos etimologías de
Bersabé. Se atribuyen al
elohísta: v.22-24; 27; 31; al
yahvista: v.25-26.28-30.323.33. El v.34 parece adición posterior, pues se menciona a los filisteos. 24 Cf.
1Re_15:19;
Isa_30:6;
Ose_12:2. 25 Cf.
Jue_20:1;
1Sa_3:20;
2Sa_3:10;
1Re_5:5;
2Cr_30:5. 26 Cf.
1Sa_8:2. 27
Gén_16:1s. 28
Gen_14:18-22. 29
Gen_16:13.