Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
David en Nob (21:1-10).
1
David se levantó y se fue y Jonatán se volvió a la ciudad. 2
Llegó David a Nob, donde estaba Ajimelec, sacerdote, que le salió, asustado, al encuentro y le dijo: ¿Cómo vienes tú solo, sin que nadie te acompañe? 3
David le respondió: Me ha dado el rey una orden y me ha dicho: Que nadie sepa nada del asunto por que te envío ni de la orden que te he dado. A los mozos les he dicho que se reúnan en tal lugar. 4
Mira, pues, lo que tienes a mano y dame cinco panes o lo que encuentres. 5
El sacerdote respondió a David: No tengo a mano pan del ordinario; pero hay pan santo, siempre que tus mozos se hayan abstenido de trato con mujeres. 6
David le contestó: Eso sí, nos hemos abstenido ayer y anteayer, desde que salimos. Los vasos de los mozos están puros, y como el camino que llevamos es desviado, es seguro que hoy están puros sus vasos. 7
Dióle entonces el sacerdote panes santos, por no tener más que panes de los de la proposición, de los que habían sido retirados de la presencia de Yahvé para reemplazarlos por otros recientes. 8
Estaba allí aquel día uno de los servidores de Saúl retenido en el santuario, de nombre Doeg, edomita, jefe de los cursores de Saúl. 9
Preguntó David a Ajimelec: ¿Tienes a mano una lanza o una espada? pues no he traído mis armas, porque urgía la orden del rey. 10
El sacerdote respondió: Ahí está la espada de Goliat, el filisteo, que tú mataste en el valle del Terebinto. Allí la tienes envuelta en un paño, detrás del efod; si ésta quieres, cógela, pues otra no hay. David le dijo: Ninguna mejor; dámela.
Se discute el emplazamiento de Nob, que la mayoría de los autores (Abel, Desnoyers, De Vaux, Ubach), siguiendo a Flavio Jose-fo, colocan al nordeste de Jerusalén, en el monte
Scopus (
Ant. lud. 11:8,5), o entre Anatot y Ananía (
Neh_11:32), a unos tres kilómetros de
Tell el-Ful. Dhorme señala su emplazamiento en
Beit Nuba, cerca de Ayalón, en dirección del país de los filisteos (
Neh_14:31). A Nob habían huido los descendientes de Helí tras la captura del arca y la destrucción del santuario por los filisteos. Rústico debía de ser el santuario de Nob en su exterior y sin el arca en el interior, que seguía en Quiriat-Jearim (
Neh_6:21). A falta de la misma, los levitas disponían del
efod que habían traído consigo de Silo, del que se servían el rey y sus jefes para conocer la voluntad de Yahvé (
Neh_22:6-23). Pero, aunque tosco en la parte material, el santuario de Nob había alcanzado gran fama. Una mesa repleta de panes santos, que los sacerdotes renovaban periódicamente, da testimonio de que creía el pueblo que Yahvé estaba allí presente.
Al santuario, a cuyo servicio estaba Ajimelec, descendiente de Helí, hermano, y acaso el mismo personaje conocido en 14:3 con el nombre de Ajías, llegó David hambriento. Extrañó el sacerdote que llegara solo; finge David que lleva una misión secreta, ocultándole la verdadera razón de su presencia allí. Cinco panes pidió David, quizá por ser cinco los componentes del grupo. No disponía el sacerdote en aquel momento de pan ordinario; sólo había existencias de pan sagrado. Era éste el pan de la oblación, que se renovaba todos los sábados y se colocaba a la presencia de Yahvé. A nadie, fuera de los sacerdotes, era lícito comerlo (
Lev_24:5-9;
Exo_25:30). Pero, conociendo Ajimelec a David y teniendo en cuenta su debil estado , accedió a entregarle cinco panes sagrados, a condición de que él y sus acompañantes no hubiesen tenido comercio carnal con mujeres. Cita este episodio Jesucristo para probar a los fariseos que la ley natural está por encima de la positiva y ritual (
Mat_12:3-4;
Mar_2:25-26;
Luc_6:3-4). Aunque el texto esté adulterado, y, por consiguiente, difícil de traducir literalmente, se vislumbra, sin embargo, la idea allí expresada. Algunos interpretan las palabras de David de la siguiente manera: Aunque se trate de un viaje profano, sin embargo, mis hombres se han comportado como en una expedición militar, en la cual la continencia era obligatoria desde el punto de vista religioso (
Deu_23:9-11).
En el texto se dice que Ajimelec entregó a David los cinco panes que había pedido, lo que contradice aparentemente al testimonio de Cristo (
Mar_2:26), que atribuye este gesto a su hijo Abiatar. Sabemos que Abiatar presenció toda la escena (
Mar_22:20) y que pudo intervenir en el asunto ejecutando las órdenes de su padre.
En Nob estaba un criado de Saúl, de nombre Doeg, Idumeo. Quizá estaba retenido en el santuario para purificarse de alguna impureza o en calidad de prisionero, trabajando al servicio del santuario. Los LXX dicen que era sirio (
aramí)
de origen. Será éste el traidor que denunciará a Ajimelec (
Mar_22:9). El texto hebreo dice que era el más poderoso de los pastores de Saúl. Algunos autores cambian
haroim = pastores, por harasim = cursores (
Mar_22:17).
Antes de marcharse pidió David al sacerdote una espada o lanza, entregándosele la de Goliat. Por lo que dice el texto, el
efod es un objeto bastante grande, distinto del
efod de las suertes (
Mar_2:28). ¿Designa aquí una estatua (
Jue_8:27) u otro objeto de culto? Que 17:555).
David en Gat (21:11-16).
11
Levantóse, pues, David y, huyendo de Saúl, se encaminó aquel mismo día a Aquis, rey de Gat.12
Los servidores de Aquis dijeron a éste: Ahí está David, rey de la tierra; aquel de quien cantaban: Mató Saúl sus mil, pero David sus diez mil. 13
David comprendió lo que aquellas palabras encerraban, y, temiendo mucho de Aquis, rey de Gat, 14
fingió haber perdido la razón y hacía entre ellos el loco; tocaba el tambor en las puertas y dejaba caer la saliva sobre su barba. 15
Aquis dijo a sus servidores: ¿No veis que ese hombre está loco? ¿Para qué me lo habéis traído? 16
¿Me faltan a mí locos, y me traéis a ése para que vea sus locuras? ¿Voy a tenerlo yo en mi casa? La huida de David a la ciudad filistea de Gat aquel mismo día parece apoyar la sentencia de los que localizan Nob en
Beit Nuba, cerca de Ayalón. Pero no debe tomarse aquella expresión en sentido estricto. Los de Gat, que conocían la escena de David y Goliat, le llamaron, al verle, rey de la tierra de Israel. Al darse cuenta de que todos le conocían, y temiendo por su vida, fingió estar loco. En el Próximo Oriente existía la creencia de que el espíritu de Dios invadía a los dementes, obligándoles a proferir palabras incoherentes y a obrar de manera anormal, teniéndoselos, por tanto, en gran veneración. La baba que caía sobre sus barbas denotaba un estado de epilepsia, la enfermedad sagrada. Cuenta Cicerón (
De officiis 3:26) que Ulises fingióse loco para escapar de prestar el servicio militar. A los motivos religiosos apuntados, Aquis añade otras razones para ahuyentar a David de su tierra: ¿Me faltan a mí locos, y me traéis a ése para que vea sus locuras? Aquis era rey de Gat, una de las cinco grandes ciudades de los filisteos (5:8; 6:17; 7:14; 17:4). El título del salmo 34 alude a este episodio de la fingida locura de David.