Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Corto Reinado de Abimeleg (c.9).
Usurpación de poder (9:1-6).
1
Abimelec, hijo de Jerobaal, se fue a Siquem y habló a los hermanos de su madre y a toda la familia de la casa del padre de su madre, diciéndoles: 2
Hablad al oído a todos los varones de Siquem: ¿Qué es mejor para vosotros: que os dominen setenta hombres, todos hijos de Jerobaal, o que os domine uno solo? Acordaos de que yo soy hueso vuestro y carne vuestra. 3
Habiendo hablado de él los hermanos de su madre a todos los habitantes de la ciudad conforme a aquellas palabras, se inclinó su corazón hacia Abimelec, pues se dijeron: Este es hermano nuestro; 4
y le dieron setenta siclos de plata de la casa de Baal-Berit, con los que asoldó a los hombres vagos y pervertidos que le siguieron. 5
Bajó con ellos a la casa de su padre, a Ofra, y mató a sus hermanos los hijos de Jerobaal, setenta hombres, a todos sobre una misma piedra. Sólo se salvó Jotán, el hijo menor de Jerobaal, que pudo esconderse. 6
Reuniéronse entonces todos los habitantes de Siquem y todos los de Bet Milo, y, viniendo, proclamaron rey a Abimelec junto al terebinto de Mu-sab, que está en Siquem.
Hijo de la concubina de Gedeón (8:31), a la muerte de éste se dirigió Abimelec a Siquem y convenció a los siquemitas de que era mejor centrar el poder en un solo individuo que compartirlo con los otros setenta hijos de Gedeón. Aparte de las razones económicas, esta concentración del poder en su persona convenía por ser él de la misma tierra y pariente de los siquemitas por su madre (
Gen_29:14;
2 Sam 5:1; 19:13). El razonamiento convenció a los notables
(ba-alim) de la ciudad, quienes le entregaron setenta siclos de plata para formar una guardia personal, reclutada entre hombres aventureros Que 11:3;
1Sa_22:2;
2Sa_15:1). En Israel (;
1Re_15:18), como en Babilonia, los templos en parte eran bancos. El nombre de El-Berit o Baal-Berit dado al santuario d
emuestra el estado de sincretismo religioso practicado en Siquem. Con un método muy oriental, Abimelec se dirige a Ofra (
1Re_8:32) y mata a sus rivales (
2Re_10:1-14;
2Re_11:1-20), escapando solamente uno (
2Re_11:2;
1Sa_22:20;
Job_1:13-20). Esta matanza fue pública y oficial. Bet Milo,
terraplén (
2Sa_5:9;
1Re_9:15-24;
1Re_11:27).
Apólogo de Jotán (1Re_9:7-21).
7
Súpolo Jotán y fue a ponerse en la cresta del monte Gari-zim; y, alzando su voz, les dijo a gritos desde allí: Oídme, habitantes de Siquem, así os oiga Dios a vosotros. 8
Pusiéronse en camino los árboles para ungir un rey que reinase sobre ellos, y dijeron al olivo: Reina sobre nosotros. 9
Contestóles el olivo: ¿Voy yo a renunciar a mi aceite, que es mi gloria ante Dios y ante los hombres, para ir a hamacarme sobre los árboles? 10
Dijeron, pues, los árboles a la higuera: Ven tú y reina sobre nosotros. 11
Y les respondió la higuera: ¿Voy a renunciar yo a mis dulces v ricos frutos para ir a mecerme sobre los árboles? 12
Dijeron, pues, los árboles a la vid: Ven tú y reina sobre nosotros. 13
Y les contestó la vid: ¿Voy yo a renunciar a mi mosto, alegría de Dios y de los hombres, para ir a mecerme sobre los árboles? 14
Y dijeron todos los árboles a la zarza espinosa: Ven tú y reina sobre nosotros. 15
Y dijo la zarza espinosa a los árboles: Si en verdad queréis ungirme por rey vuestro, venid y poneos a mi sombra, y si no, que salga fuego de la zarza espinosa y devore a los cedros del Líbano. 16
Ahora bien: si al elegir rey a Abimelec habéis obrado bien y justamente; si os habéis portado con Jerobaal y su casa como ella merecía 17
pues mi padre combatió por vosotros, y, exponiendo su vida, os libró del poder de Madián, 18
levantándoos hoy contra la casa de mi padre y matando a sus hijos, setenta sobre una misma piedra, y haciendo rey de las gentes de Siquem a Abimelec, hijo de una esclava suya, porque es hermano vuestro; 19
si habéis obrado leal y justamente hoy con Jerobaal y su casa, que haga Abimelec vuestra felicidad y que hagáis vosotros la suya. 20
Pero, si no, que salga de Abimelec un fuego que devore a los habitantes de Siquem y de Bet Milo, y salga de Siquem y de Bet Milo un fuego que devore a Abimelec. 21
Retiróse Jotán y emprendió la huida, yéndose a Ber, donde habitó, por miedo de Abimelec, su hermano.
Es uno de los primeros ejemplos de poesía gnómica y una de las piezas más antiguas de la poesía hebraica. Jotán se sirvió de una fábula ya conocida para aplicarla a sus fines, que era demostrar la ilegitimidad de Abimelec y la ridiculez de los siquemitas en elegirle. El sentido, pues, del apólogo
debe buscarse en el conjunto, no en las particularidades. No habló desde la cumbre, sino desde un lugar más cercano, desde donde pudiera ser visto y oído. Las plantas se reunieron para ungir un rey. La ceremonia de la unción real (
1Sa_10:1;
1Sa_16:13) es un rito muy antiguo. El
aceite se usaba en el culto, en la consagración de sacerdotes (
Lev_8:12),
profetas y reyes; como cosmético y para usos culinarios. El vino, que se usaba en las libaciones,
era agradable a Dios y alegraba el corazón de los hombres (
1Sa_1:24;
Ose_9:4;
Ecl_50:16;
Sal_104:15). Al renunciar las plantas fructíferas al reino, acudieron a la zarza espinosa, la cual aceptó. Termina irónicamente diciendo que grandes males seguirán a esta elección. Habiendo terminado de hablar, escapó huyendo hacia Ber (
El-Bire),
al norte de Betsán y al este del monte Tabor (Abel,
Géographie II 262; Ubach) o
Ber=Be-wot, al norte de Jerusalén (Desnoyers).
Revuelta de los siquemitas contra Abimelec (Sal_9:22-33).
22
Tres años dominó Abimelec sobre Israel. 23
Mandó Dios un mal espíritu entre Abimelec y los habitantes de Siquem, e hicieron traición los habitantes de Siquem a Abimelec, 24
para que el asesinato de los setenta hijos de Jeroboal y la sangre de ellos cayese sobre Abimelec, su hermano, que los había matado, y sobre los habitantes de Siquem, que le habían prestado ayuda para matar a sus hermanos. 25
Pusieron los habitantes de Siquem en lo alto de los montes asechanzas, que despojaban a cuantos pasaban cerca de ellos por los caminos, y llego esto a conocimiento de Abimelec. 26
Vino a Siquem Gaal, hijo de Obed, con sus hermanos. Los de Siquem pusieron en él su confianza, 27
y salieron al campo, vendimiaron sus viñas, pisa, ron e hicieron gran fiesta; y entrando en la casa de su dios, comieron y bebieron, maldiciendo a Abimelec. ¿Quién es Abimelec y quién es Siquem 28
dijo Gaal, hijo de Obed para que le sirvamos? ¿No sirvieron el hijo de Jerobaal y Zebul, su gobernador, a los hombres de Jamor, padre de Siquem? ¿Por qué, entonces, vamos a servirles a ellos nosotros? 29
¿Quién me diera este pueblo en mis manos! Yo expulsaría a Abimelec. Le diría: Refuerza tu ejército y sal. 30
Llegaron a oídos de Zebul, gobernador de la ciudad, las palabras de Gaal, hijo de Obed, y, montando en cólera, 31
mandó secretamente mensajeros a Abimelec a Aruma para decirle: Mira que ha venido Gaal, hijo de Obed, a Siquem con sus hermanos, y está sublevando a la ciudad contra ti. 32
Sal, pues, de noche tú y la gente que tienes contigo y ponte en el campo de emboscada. 33
Por la mañana, al salir del sol, levántate y cae sobre la ciudad; y cuando Gaal y los que le siguen salgan contra ti, haz contra ellos lo que puedas. Tres años dominó Abimelec sobre el territorio comprendido entre Ber y Siquem. Permitió Dios que entre Siquem y Abimelec hubiera cierto roce y malestar (texto hebreo: un espíritu malo:
1Sa_16:14;
1Re_22:21-23), provocado por intereses materiales
y por no pertenecer estrictamente a su pueblo. Un hombre que había sido asaltado en el camino, se ganó el ánimo de los siquemitas y se constituyó en jefe de la revuelta, que debía explotar al acabar los trabajos de la vendimia. Una vez juntado el vino, celebraron todos una gran fiesta, que terminó con un banquete sagrado
en el templo de Baal-Berit, en el cual no escaseó el vino (
Isa_28:1-3). Aprovechó aquella coyuntura Gaal para incitar a la revuelta abierta. ¿Por qué, dice, nosotros, cananeos, hombres libres, debemos servir a un israelita, hijo de una esclava? ¿No sería más lógico que Abimelec y su lugarteniente Zebul sirvieran a los hombres de Jamor, padre de Siquem? Zebul, cuyo comportamiento es oscuro, mandó un mensaje a Abimelec a Aruma (actual
El-Orma, a nueve kilómetros al sudeste de Siquem), notificándole la sublevación que existía contra él. Dhorme lee
be-tormah, con engaño, traduciendo: Mandó con engaño mensajeros a Abimelec.
Viciaría de Abimelec (Isa_9:34-41).
34
Levantóse Abimelec y toda la gente que con él tenía, de noche, y se pusieron en emboscada cerca de Siquem, divididos en cuatro cuerpos. 35
Salió Gaal, hijo de Obed, a la puerta de la ciudad, y se alzó Abimelec y el cuerpo que con él estaba de la emboscada. 36
Vio Gaal a la gente, y dijo a Zebul: cómo baja gente de las cumbres de los montes. Y le dijo Zebul: Son las sombras de los montes, que se te hacen hombres. 37
Volvió a mirar Gaal, y dijo: Es gente que baja del interior de la tierra y otro cuerpo que viene por el camino de la encina de los adivinos. 38
Díjole entonces Zebul: ¿Dónde está ahora tu boca, con que dijiste: Quién es Abimelec para que le sirvamos? ¿No es ésa la gente para ti despreciable? Sal, pues, a darle la batalla. 39
Salió Gaal, y a la vista de los habitantes de Siquem combatió contra Abimelec, que le puso en fuga. 40
Gaal huyó de él, y cayeron muchos hasta la puerta de la ciudad. 41
Abimelec volvió a Aruma mientras que Zebul impidió a Gaal y los suyos permanecer en la ciudad.
Abimelec ocupó las alturas que rodean a Siquem, sobre la cual se lanzó al amanecer. A Gaal le pareció que salían del interior de la tierra (literalmente: ombligo de la tierra;
Eze_38:12). Otros venían por el camino de la encina de los adivinos, árbol que debe identificarse con el de Moré (
Gen_12:6), cuya palabra significa el que da una instrucción divina (
2Sa_5:24;
1Re_19:11).
Destrucción de Siquem (1Re_9:42-49).
42
Al día siguiente salió el pueblo al campo, y lo supo Abimelec, 43
que, cogiendo su gente, la había dividido en tres cuerpos, los había puesto en el campo en emboscada, y, cuando vio que el pueblo salía de la ciudad, se levantó, arremetió contra ellos, 44
y, avanzando Abimelec con el cuerpo que le seguía, se puso a la puerta de la ciudad, mientras que los otros dos cuerpos se extendían por el campo y destrozaban a cuantos en él había. 45
Abimelec combatió a la ciudad durante todo aquel día y se apoderó de ella, dando muerte a cuantos allí había; la destruyó y la sembró de sal. 46
Así que lo oyeron los que estaban en la fortaleza de Siquem, se fueron a la torre del templo de El-Berit. 47
Supo Abimelec que se habían reunido todos los habitantes de la fortaleza de Siquem, 48
y subió al monte Selmón con toda la gente que llevaba; y, tomando en su mano un hacha, cortó una rama de un árbol y se la puso al hombro, mandando a su gente que hiciera prestamente lo que le veía hacer a él. 49
Cortó, pues, también toda la gente cada uno su rama; y siguiendo a Abimelec, las pusieron contra la fortaleza, y prendiéndoles fuego, la incendiaron, muriendo allí todos los habitantes de la fortaleza de Siquem, unos mil entre hombres y mujeres.
Abimelec se ensaña
contra Siquem, destruyéndola y sembrándola de sal. Es la única vez que se habla en la Biblia de semejante gesto. Las tierras saladas son estériles (
Deu_28:22;
Jer_17:6;
Sof_2:9;
Sal_107:24). Los nobles de la ciudad se refugiaron en la sala baja del templo de Baal-Berit. Abimelec no quiso violar el lugar sagrado, pero hacinó gran cantidad de leña cortada en la montaña de
Selmón, montaña sombría, a causa del espeso bosque, en la Puerta del santuario, en cuyo interior perecieron carbonizados unos mil entre hombres y mujeres. Monte de Selmón es, según Dus-saud, Ubach, un contrafuerte del monte Hebal, cerca de Siquem-Balata.
Sitio de Tebes y muerte de Abimelec (Sal_9:50-57).
50
Fue luego Abimelec a Tebes, que sitió y tomó. 51
Pero había en Tebes, en medio de la ciudad, una fuerte torre, en la que se refugiaron todos los habitantes de la ciudad, hombres y mujeres, y, cerrando tras sí, se subieron a lo alto de la torre. 52
Abimelec llegó a la torre, la atacó y se aproximó para pegar fuego a la puerta, 53
y entonces una mujer le lanzó contra la cabeza un pedazo de rueda de molino y le rompió el cráneo. 54
Llamó él en seguida a su escudero, y le dijo: Saca tu espada y mátame, para que no pueda decirse que me mató una mujer. El joven le traspasó, y murió Abimelec. 55
Viendo los hijos de Israel que había muerto Abimelec, fuéronse cada uno a su casa. 56
Así hizo caer Dios sobre la cabeza de Abimelec el mal que había hecho a su padre, asesinando a sus setenta hermanos; 57
y sobre las gentes de Siquem, todo el mal que habían hecho, cumpliéndose en ellos la maldición de Jotán, hijo de Jerobaal.
Abimelec marchó contra Tebes (
Tubas, a quince kilómetros al nordeste de Siquem) y la tomó. En el centro de la ciudad había una torre fortificada, en donde se refugió la gente de la ciudad. Al aproximarse a ella Abimelec para prender fuego a su puerta, una mujer dejó caer sobre su cabeza la piedra superior de un molino a mano (
Deu_24:6;
2Sa_11:20-24), rompiéndole el cráneo. Para evitar la ignominia de ser matado por una mujer (
2Sa_5:24-27), llamó a su escudero para que le atravesara con su lanza y le matara. A su muerte, sus adeptos se dispersaron, fracasando con ello
el primer ensayo monárquico en Israel. El hagiógrafo saca la lección práctica que sé desprende de esta historia,
en la cual triunfan la providencia y justicia divinas. Abimelec representaba el partido de Israel, y Gaal el de los siquemitas y cananeos. Pero Dios no podía bendecir la empresa de Abimelec, que empezó con la matanza de setenta hermanos suyos. La justicia divina clamaba venganza contra Abimelec.