Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)
Un Himno a Jehovah 2-3a Estos versículos nos dicen que Dios es un Dios que se venga, pero solamente de acuerdo con lo que es correcto. El es paciente y castiga con renuencia, pero no deja pasar por alto la iniquidad. Tiene que ser enfrentada (ver acerca del mensaje del libro). Dios es celoso de su nombre. La verdad de esas cosas se confirma también en el NT (p. ej. Mat. 7:21-27; Mar. 11:15-17; Rom. 1:18-32; Apoc. 2-3).
3b-6 Estos versículos muestran el poder de Dios sobre toda la tierra. Fácilmente podrían ser incluidos en el salterio como un salmo de alabanza al Señor. Todavía tienen firmemente al frente el principal interés de Nahúm. Sabemos por Isaías que los asirios atribuían su éxito sobre las naciones a su propio poder y fuerza y a sus propios dioses (Isa. 10:12-18;
cf. Sof. 2:13-15). Nahúm describe a Dios en relación con varios fenómenos naturales impresionantes y atemorizantes. Comparados con esto, los asirios y sus dioses son completamente insignificantes.
El v. 6 contiene cuatro palabras para ira (
furor de su enojo es lit. [ardiente] ira de su ira). Así pues, esta repetición pone un fuerte énfasis, como en los vv. 2, 3a.
La gente del tiempo de Nahúm (a menos que fueran muy ricos e importantes) construían sus casas de ladrillos de barro seco, con un techado hecho de vigas de madera y varas, cubiertas con una capa de lodo y lechada. Durante una tormenta se guramente eran conscientes de su pequeñez frente al poder de la naturaleza. Y sin embargo, dice Nahúm,
Jehovah marcha en el huracán y en la tempestad; allí está completamente cómodo, es donde él pasea.
Las nubes, que nos parecen tan vastas,
son el polvo de sus pies. Los israelitas no eran un pueblo aficionado al mar, era algo que les inspiraba asombro. Con todo nuestro conocimiento y tecnología, todavía se pierden los barcos en el mar. Pero él
reprende al mar y hace que se seque. Aquí hay cuando menos dos alusiones que debemos notar. Hay una referencia a la división del mar Rojo para permitir que los israelitas escaparan (y para ahogar a los egipcios que trataban de detenerlos), y también al cruce del río Jordán cuando Josué dirigía al pueblo de Israel hacia Canaán. En ambos casos el agua fue retenida por Dios para permitir que su pueblo cruzara. Cuando Jesús calmó las olas en el lago de Galilea (que era y es famoso por sus tormentas fieras y traicioneras) indirectamente estaba mostrando su deidad (Mar. 4:35-41). Los discípulos respondieron: ¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen? ¿Y quién podía ser, sino el Señor, Jehovah mismo?
Basán y el Carmelo (4) junto con el Líbano, eran las zonas boscosas más exuberantes de Palestina. El
Líbano era famoso por sus árboles fuertes, invencibles. Pero ante Jehovah
se marchita la flor. Las sólidas y resistentes
montañas se estremecen delante de él (5). Esto sugiere la idea de temblar de temor y también de vibrar (
cf. Eze. 12:18). La tierra es desolada ante él,
el mundo y todos los que lo habitan. Nahúm estaba pensando probablemente en los resultados de algunas de las tormentas, y posiblemente inundaciones, que él había visto, o de las que había oído.
7, 8 Aquí tenemos algo similar al v. 3a: una declaración equilibrante acerca de la bondad de Dios, y un rápido retorno al tema principal.
¡Bueno es Jehovah! Es una fortaleza en el día de la angustia, y conoce a los que en él se refugian. Muy a menudo en el AT la palabra conocer significa no solamente conocimiento mental, sino un interés por cuidar de algo (p. ej. Exo. 33:12; Sal. 103:13, 14). El profeta no menciona el nombre de Nínive hasta 2:8, posiblemente para producir discusión y tensión en sus oyentes, y una gran impresión cuando el nombre es revelado finalmente.