Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Quejas del pueblo (5:1-5).
1
Alzáronse entre las gentes del pueblo y sus mujeres muchas quejas contra sus hermanos judíos. 2
Unos decían: Nosotros, nuestros hijos y nuestras hijas, somos muchos y tendremos que venderlos por trigo para poder comer y vivir. 3
Otros decían: Tenemos que empeñar nuestros campos, nuestras viñas y nuestras casas por trigo a causa del hambre. 4
Otros decían: Hemos tenido que pedir a usura dinero sobre nuestros campos y nuestras viñas para pagar los tributos del rey; 5
nuestra carne es, sin embargo, como la carne de nuestros hermanos, y nuestros hijos son como sus hijos; pero tenemos que sujetar a servidumbre a nuestros hijos y a nuestras hijas, y algunas de nuestras hijas lo están ya, sin que tengamos con qué rescatarlas, por estar nuestras tierras y nuestras viñas en poder de otros. Algunos comentaristas son de parecer que este capítulo está fuera de su contexto. En él se plantea un problema que tuvo lugar en los últimos años de la administración de Nehemías. El momento corresponde más bien a esta coyuntura histórica. Las gentes humildes, sobre todo, acudieron con entusiasmo a la llamada patriótica Nehemías. Recuérdese que los tecuitas trabajaron con fervor, en tanto que sus nobles no doblaron su cerviz al servicio de su Señor (3:5). El mismo entusiasmo por la causa nacional hizo que se sucedieran los días y tuvieran abandonados los trabajos del campo y otros quehaceres remunerativos, resintiéndose cada vez más s escasa economía. Con la confianza de rehacerse una vez terminadas las obras de las murallas, pidieron dinero prestado a los grandes ? a los magistrados, quienes se lo entregaron con un interés crecido Este proceder de los grandes era endémico en Israel. Las quejas parten del pueblo pobre, víctima de la usura de la clase adinerada Y, sin embargo, todos eran hermanos, pertenecientes a una misma raza, con las mismas prerrogativas espirituales. En el v.2 la lectura tenemos que empeñar (
orebim),
en vez de somos muchos (
rabbim), es preferible. La Ley prohibía terminantemente que los israelitas exigieran de sus hermanos interés alguno, ni por dinero, ni por víveres, ni por nada de lo que con usura se presta (
Deu_23:19-20;
Exo_22:24-25;
Lev_25:35-38). Prevé la Ley el caso de que un israelita se venda a sí mismo y a sus hijos hasta el año sabático o año jubilar (
Exo_21:1-11;
Lev_25:35-47), pero invitaba a los ricos a que trataran a los necesitados con benignidad. En nuestro caso, hijos y propiedades se empeñaban a causa del interés crecido que exigían los ricos (v.7:11). Las propiedades se consideraban sagradas por haberse recibido de los antepasados. Los judíos que habían llegado de Babilonia compraron, a base de sacrificios, una pequeña propiedad, que ahora los ricos ponían en peligro.
Aún más, teniendo que pagar tributo al rey, tenían que hipotecar las propiedades, no para procurarse comida, sino para obtener dinero con que pagar los impuestos. En el v.5 se insiste en la igualdad de derechos y deberes. No existe diferencia entre la carne de un judío rico y la de uno pobre; ni el pobre es menos hijo de Abraham que el rico (
Deu_15:7). Según la ley mosaica, podía un padre colocar a sus hijas al servicio de otro (
Exo_21:7), pero no podían ser tratadas como esclavas o concubinas. La lucha de clases podía entorpecer la restauración del pueblo judío y debilitarlo ante sus enemigos.
Nehenúas increpa a los usureros (Exo_5:6-9).
6
Yo me enojé en gran manera al oír estos clamores y estas quejas. 7
Pensando, resolví reprender a los grandes y a los magistrados, y les dije: ¡Cómo! ¿Prestáis a usura a vuestros hermanos? Y reuní una gran asamblea contra ellos, 8
y dije: Nosotros, según nuestras facultades, hemos rescatado a nuestros hermanos los judíos, vendidos a las gentes, ¿y ahora venderíais vosotros mismos a vuestros hermanos, y éstos serán ven didos a nosotros? Callaron, no teniendo nada que responder. 9
Yo añadí: Lo que hacéis no está bien. ¿No marcharéis en el temor de nuestro Dios, para no ser el oprobio de las gentes enemigas nuestras? Antes de emprender la obra de las murallas, cada familia s' defendía económicamente con los fondos monetarios traídos Babilonia, con los productos del campo o con el jornal cotidiano obra del templo era gratuita. Nehemías no se enteró hasta más tarde del malestar que cundió entre el pueblo. Una queja sucedía a otra, lo que le hizo caer en la cuenta de que el mal tenía hondas raíces. Reunió una grande asamblea, en la que apostrofó la conducta de los grandes (
horim)
y de los magistrados (
seganim).
¿Es que pretenden ellos que Nehemías rescate ahora al pueblo pobre con el dinero de su propio bolsillo? A su argumentación no encontraron respuesta alguna, porque sabían que estaban fuera de la Ley. Su conducta es reprochable; como miembros de la comunidad judaica, deben temer a Dios y vivir según las leyes patrias (
Lev_25:35-36;
Deu_23:9). En segundo lugar, no deben obrar de manera que den lugar a los enemigos a mofarse de ellos por existir desacuerdo entre la teoría y la práctica, entre lo que la Ley manda y su manera de comportarse.
Las palabras de Nehemías conservan toda su actualidad. Si nuestras obras no se ajustan a la ley que libremente hemos aceptado, causaremos más daños a la religión que nuestros propios enemigos (
Rom_2:24;
1Pe_2:12). Antiguamente este divorcio entre vida y pensamiento, entre la fe y las obras, era la tumba de aquel proselitismo por el cual se emprendían acciones heroicas (
Mat_23:15); hoy puede ser éste el impedimento más grave para la expansión del reino de Dios (Pelaia).
Ejemplo que arrastra (Mat_5:10-13).
10
También yo, mis hermanos y mis servidores les hemos prestado dinero y trigo. Vamos a perdonarles lo que nos deben. 11
Devolvedles hoy mismo sus campos, sus viñas, sus olivares y sus casas, y restituidles el uno por ciento del dinero, del trigo, del vino y del aceite que les habéis exigido como interés. 12
Ellos dijeron: Se los devolveremos y no les exigiremos nada. Haremos como tú dices. Líeme entonces a los sacerdotes, y delante de ellos les hice jurar que harían así. 13
Yo sacudí mi manto, diciendo: Que así sacuda Dios fuera de esta casa y de sus bienes al que no cumpla su palabra; y que así sea, el que tal haga, sacudido y vacío. Y toda la asamblea respondió Amén, y alabaron a Yahvé. El pueblo hizo conforme a esto. Dice Nehemías que también él había prestado, pero no trataba a sus deudores como hacían los grandes. Que imiten, pues, su ejemplo. Invita a todos a perdonar todo cuanto los pobres les adeudan y a prestarles en el futuro sin interés. La restitución debe hacerse cuanto antes, hoy mismo, dando el consentimiento durante la reunión de la asamblea. En el texto hebraico del v.11 se lee: Y restituidles el uno por ciento del dinero. La palabra
meat, cien, es sustituida por la mayoría de los intérpretes por
masshath, deuda; corrección que está más conforme con el espíritu Nehemías. Añade el texto que Nehemías sacudió su seno (
hosen),
es decir, agarró con las dos manos los bordes del pliegue que la ancha túnica de los orientales, sujeta a la cintura, forma a la altura del pecho; los desplegó y, agitándolos con fuerza como se tratara de vaciar su contenido, quería significar que de la misma manera
despojará Dios de todos sus bienes al que faltara al juramentó (Médiebelle). Otros comentaristas explican diversamente este hecho simbólico y profetice, cuyo significado genérico es evidente.
Liberalidad de Nehemías (Mat_5:14-19).
14
Desde el día en que el rey me puso por gobernador de la tierra de Judea, del año veinte al año treinta y dos del rey Artajerjes, durante doce años ni yo ni mis hermanos habíamos vivido de las rentas del gobernador. 15
Antes de mí, los gobernadores anteriores abrumaban al pueblo, tomando de él pan y vino por valor de cuarenta siclos de plata, y sus servidores mismos oprimían al pueblo. Yo, por temor de Dios, no hice así. 16
Antes bien, he trabajado en la construcción de estas murallas, no hemos adquirido campo alguno y todos mis servidores a una estaban a la obra. 17
Tenía a mi mesa ciento cincuenta hombres, judíos y magistrados, a más de los que a nosotros venían de los pueblos de en derredor. 18
Cada día se me aderezaba un buey, seis ovejas elegidas y aves, y cada diez días vino en abundancia. A pesar de esto, yo no he reclamado los derechos de gobernador, porque la servidumbre del pueblo era grave. 19
Acuérdate de mí para bien, Dios mío, y de cuanto yo hice por este pueblo. Nehemías expone ante los reunidos su proceder desinteresado. Fue el rey Artajerjes el que nombró a Nehemías gobernador de los judíos de Palestina, habiendo durado su cargo desde el año 20 de Artajerjes (
Mat_2:1) hasta el 32 (445-443). ¡Qué diferencia entre su comportamiento y el de sus antecesores! No solamente no renunciaban a los derechos que se les debía por su cargo, sino que imponían a sus subditos cargas pesadas. Solamente por los conceptos de pan y vino se les exigía una cantidad equivalente a 120 pesetas oro.
¿A qué gobernadores se refiere? Acaso a los paganos, que se turnaban con otros de origen judío. Alude a los gobernadores de Samaría, de los cuales pendía Jerusalén. Nehemías podía exigir los honorarios que señalaba la Ley, pero nunca habría abusado de su autoridad para explotar y oprimir a sus subditos, por prohibírselo el santo temor de Dios. Nehemías no se ha enriquecido durante los años que ejerció el cargo de gobernador. Con ironía dice que no compró campo alguno, dando a entender que otros gobernadores habían aumentado su patrimonio con nuevos campos a costa de los desvalidos. Con el fin de impedir que los otros jefes y magistrados cayesen en la tentación de gravar a sus subditos, les obligo a que comieran en su casa y a su cuenta. Todos sus comensales eran tratados con esplendidez, aunque no llegara a los exceso que se cometían en la mesa de Salomón (
1Re_4:22-23). La provisión de vino hacíase cada diez días, lo que quiere decir que se bebía con abundancia. Algunos podían pensar que hacía Neherrua la apología de su persona para halagar su vanidad; pero bien lejos estaba de gloriarse de sus buenas obras y esperar la recompensa de
los hombres. Si él ha sacado a relucir su comportamiento, ha sido únicamente con el fin de convencer totalmente a jefes y magistrados de la necesidad de proceder caritativamente con los pobres. La recompensa de sus buenas obras se la dará con creces el Señor. La oración de Nehemías se repite en 13:22.