Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 22 (Vg 21): El Justo Doliente y Perseguido.
E sta bellísima pieza poética se divide en dos partes atendiendo a su contenido ideológico:
a) Elegía
de un justo que se siente abandonado de su Dios y se queja de su abandono, que considera inmerecido. Rodeado de enemigos, está a punto de morir; por ello implora auxilio a su Dios, que parece ha ocultado su rostro a sus sufrimientos (2-22).
b) Himno eucarístico: lograda la liberación del peligro en que se hallaba,
el salmista da gracias a Dios y promete proclamar su salvación solemnemente en la asamblea del pueblo.
El título del salmo lo adscribe a David, como los precedentes; pero los críticos sorprenden no pocos arameísmos y locuciones tardías, no anteriores a los escritos de Jeremías J. En los escritos del N.T., este salmo es citado muchas veces 2, pero nunca es atribuido a David en los autores neotestamentarios. Los autores que sostienen la autenticidad davídica del salmo, creen que fue compuesto cuando el Profeta Rey andaba, perseguido por Saúl, rodeado de enemigos 3, o en ocasión de la rebelión de su hijo Absalón, el momento más amargo de la vida cíe David4.
Rítmicamente, la primera parte del salmo (2=22) se divide en dos secciones, con cuatro estrofas en total. En la primera sección se destacan los dolores morales y espirituales del alma, que se siente abandonada de Dios; en la segunda se alude, sobre todo, a los dolores físicos y a los tormentos corporales. Las expresiones de dolor son gráficas y muy radicales, en las que no falta la hipérbole orienta! Hay juegos de paralelismos, antitéticos, sintéticos y sinónimos, impidos probablemente a una estructura coral en función de las exigencias litúrgicas. En la segunda parte del salmo (acción de gracias) podemos distinguir también dos secciones:
a) glorificación de Yahvé en Israel;
b) extensión universal del reino de Dios. El estilo es vigoroso en toda la composición, lleno de trágica sinceridad en la primera parte y de transparencia espiritual en la segunda. Algunos críticos modernos han conjeturado que son dos salmos diferentes que han sido yuxtapuestos posteriormente por exigencias del servicio litúrgico 5.
El salmista, abandonado de Dios (1-6).
1
Al maestro del coro. Sobre la cierva de la aurora. Salmo de David. 2
¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado? Lejos estás de mi socorro, de las palabras de mi gemido 6
. 3
¡Dios mío! Clamo de día, y no me respondes; de noche, y tú no me atiendes 7
. 4
Con todo, tú eres el Santo, tú que habitas entre las alabanzas de Israel8
. 5
En ti esperaron nuestros padres; confiaron, y tú los libraste. 6
A ti clamaron, y fueron liberados; en ti confiaron, y no fueron confundidos. En el título musical parece que se alude a una canción conocida, a cuya melodía debía ajustarse el canto del salmo: en hebreo
'ayyeleth hashajar, la cierva de la aurora.
El salmista empieza ex abrupto lanzando un grito de queja:
¡Dios mío! ¿Por qué me has abandonado? Es la voz del justo, que en momentos de depresión moral se siente como separado de su Dios, al que tanto ama. Lejos de ser un grito de desesperación, es un arranque de
queja y de confianza hacia su Dios, en quien había puesto toda su confianza; es una manifestación espontánea hacia el amigo y familiar que creía siempre había de tener a su lado 9. Se siente
abandonado y lejos de su Dios; por eso, las
palabras de su gemido resultan casi sin eco en la lejanía en que se halla Dios, en otro tiempo su protector 10.
Estas palabras angustiadas del salmista doliente fueron pronunciadas por Jesús agonizante en la cruz. Mt y Me nos consignan incluso el texto semítico de la frase, si bien el primero en hebreo,
Eli', mientras que Me en arameo,
Elohí 12. Pero en ambos evangelistas el verbo es arameo (
sabajthani, y no
'azabthani del TM). Seguramente que
Cristo al morir recitaba este salmo, porque se adaptaba a su situación doliente y reflejaba su soledad psicológica frente al Padre para apurar el cáliz hasta la muerte. Teniendo en cuenta que
recitaba el salmo,
desaparece el problema teológico del supuesto abandono de Jesús por parte del Padre. Día y noche clama
el justo doliente a Dios, y no recibe respuesta favorable; a pesar de ello, le reconoce como
Santo, el Santo de Israel. Para los hebreos, lo que caracterizaba a Yahvé era ante todo
la santidad, en el sentido de incontaminación, separación y trascendencia. Dios está por encima de todas las cosas, pero en la historia ha establecido lazos de amistad con las almas justas.
Su santidad exige correspondencia y fidelidad a las promesas de protección a los que se guían por su Ley. El salmista, abandonado y solitario en su dolor, huérfano de la presencia de su Dios, apela a su carácter de
Santo, para que se acuerde de sus vinculaciones con los justos. Además, Yahvé mora en el templo de Jerusalén
entre las alabanzas de Israel (v.4); es el lugar de culto oficial, único en toda la tierra; por tanto, las preces allí dirigidas a
El tienen una exigencia especial para ser oídas. En el caso presente, la oración del salmista atribulado debe ser atendida con prontitud. Para reforzar su petición, el salmista recuerda
a su Dios que los antepasados, sus
padres, en momentos de aflicción
confiaron y esperaron la ayuda de Dios, y no fueron defraudados, sino que fueron milagrosamente liberados. Lejos de ser
confundidos y avergonzados ante sus enemigos, vieron sus preces y fe confirmadas por la ayuda omnipotente de Yahvé.
Despreciado de los hombres (7-11).
7
Pero yo soy un gusano, no un hombre; el oprobio de los hombres y el desecho del pueblo. 8 Búrlanse de mí cuantos me ven, abren los labios y mueven la cabeza. 9
Se encomendó a Yahvé dicen ; líbrele, sálvele El, pues dice que le es grato. 10
Y en verdad tú eres el que me sacaste del vientre, el que me inspirabas confianza desde los pechos de mi madre 13
. 11
Desde el útero fui entregado a ti, desde el vientre de mi madre tú eres mi Dios. En contraste con los patriarcas, que no fueron defraudados en sus esperanzas de socorro de parte de Dios, el salmista es la abyección de todos. Despreciado como vil
gusano y sin defensa, es la irrisión y el
oprobio de los hombres y el
desecho del pueblo (v.7). Las expresiones encuentran su paralelo en los cánticos del Siervo de Yahvé del libro de Isaías, donde éste es presentado como menospreciado y abominado de las gentes14; desfigurado su rostro, no parecía ser de hombre15; despreciado, desecho de los hombres, varón de dolores, conocedor de todos los quebrantos..., menospreciado, estimado en nada ^6. Gráficamente describe el salmista los movimientos de burla y desprecio:
mueven las cabezas, abren los labios..., justamente lo que hacían los enemigos de Cristo a los pies de la cruz 17. Los gestos son de desprecio y de horror 18.
Ante esta actitud despectiva,
el salmista renueva su confianza en Dios, que providencialmente ha tenido cuidado de él desde el seno materno. Todo el pasado fue para él
una prueba de la predilección de Yahvé por él19. Desde el nacimiento ha sido
entregado al cuidado de Yahvé 20. Según la costumbre oriental, el padre recibía sobre sus rodillas al recién nacido para reconocerle como suyo. El salmista parece que juega con esta costumbre y declara que
ha sido entregado a la mano acogedora y providencial de su Dios 21. Enfáticamente, el salmista recalca a los que se burlen de él que, en efecto,
Yahvé es su Dios desde el vientre de su madre.
Perseguido de los enemigos (12-19).
12
No estés alejado de mí, que estoy angustiado; acércate, pues nadie viene en mi ayuda. 13
Rodéanme toros en gran número, cércanme novillos de Basan. 14
Abren sus bocas contra mí cual león rapaz y rugiente. 15
Me derramo como agua; todos mis huesos están dislocados. Mi corazón es como cera, que se derrite dentro de mis entrañas. 16
Seco está como un tejón mi paladar, mi lengua está pegada a las fauces, y me han echado al polvo de la muerte. 17
Me rodean como perros, me cerca una turba de malvados; han taladrado mis manos y mis pies 18
y puedo contar todos mis huesos. Ellos me miran y contemplan. 19
Se han repartido mis vestidos y echan suertes sobre mi túnica. De nuevo el salmista se queja de que Yahvé, su protector, que le ha protegido desde el seno materno,
se mantenga alejado ahora que se halla sin auxilio en medio de sus enemigos. Con todo realismo describe a sus enemigos como toros y
novillos de Basan, la región del norte de TransJordania, famosa por sus praderíos, bosques y ganados 22. Los
novillos de Basan, pues, eran los más robustos y agresivos; por eso se prestan a la comparación con los enemigos del salmista, que ferozmente le atacan y
abren sus bocas como leones rugientes (v.14), ansiosos de caer sobre la presa23.
Al lado de las persecuciones están los dolores físicos del salmista; quizá esté postrado en el lecho del dolor a causa de una enfermedad o encarcelado; pero sus palabras reflejan un estado de agotamiento físico total, aunque las frases gráficas que emplea pueden entenderse en sentido metafórico, para indicar su estado de postración moral. Oprimido por su estado de ansiedad espiritual, se siente agotado, como en estado delicuescente:
me derramo como agua (v.15),
se
dislocan mis huesos, su
corazón se derrite como cera en su interior; sediento, tiene la
lengua pegada al paladar, consumido por la fiebre; se considera ya entregado al
polvo de la muerte, enterrado con los difuntos. De nuevo alude a la hostilidad y mal trato que le dan sus perseguidores, lo que parece que las frases alusivas a su agotamiento físico tienen, sobre todo, un sentido moral: le
rodean como perros hambrientos, deseosos de saciar su hambre; esos malvados forajidos le han maltratado, dejándole con las
manos y los pies traspasados. Convertido en un esqueleto viviente, puede la víctima
contar todos sus huesos (v.18) 24. Satisfechos de haberle maltratado, esa
turba de malvados se complacen maliciosamente al ver tendida e indefensa, a su víctima:
me miran y contemplan (v.18), y, para mayor escarnio, ante sus ojos mortecinos se
han repartido sus vestiduras y echan suertes sobre su túnica. Los evangelistas consideraran estas palabras del salmista
y las aplicarán al caso de la crucifixión de Jesús, en la que literalmente se han cumplido 25.
Súplica de salvación (20-22).
20
Tú, pues, Yahvé, no estés lejos, fuerza mía; ¡apresúrate a venir en mi auxilio! 21
Libra mi alma de la espada, y mi vida de la garra de los perros 26
. 22
Sálvame de la boca del león y de los cuernos de los toros salvajes mi pobre (vida) 27
. Rodeado de sus feroces enemigos y a punto de expirar, el salmista pide de nuevo a Yahvé que no le abandone permaneciendo
lejos; es su única
fuerza y auxilio, y, por tanto, es la hora de salir por sus intereses. De nuevo acude a metáforas atrevidas y gráficas: su
alma está a merced de la
espada, y su
vida, única y amada, se halla entre las
garras de los perros (v.21). Su
pobre vida se halla en las fauces del
león y entre los
cuernos de los toros
salvajes, que furiosamente le atacan.
Acción de gracias por la liberación (23-27).
23
Yo anunciaré tu nombre a mis hermanos y te alabare en medio de la asamblea. 24
Los que teméis a Yahvé, ¡alabadle! ] Descendencia toda de Jacob, ¡glorificadle! ¡Temblad delante de El toda la progenie de Israel! 25
Porque no desdeñó ni despreció la miseria del desgraciado ni apartó de él su rostro, antes oyó al que imploraba su socorro. 26
Contigo será mi alabanza en la gran asamblea, cumpliré mis votos delante de los que le temen. 27
Comerán los pobres, y se saciarán, y alabarán a Yahvé los que le buscan: ¡Viva vuestro corazón siempre! La perspectiva cambia totalmente. El salmista ha sido liberado de la situación angustiosa en que se hallaba, y se encuentra ahora presente en la
asamblea solemne del pueblo con ocasión de algún líicío público. Profundamente agradecido a sus beneficios, el judio liberado quiere hacer partícipes de sus sentimientos a sus
hermanos ? correligionarios, los israelitas, que usufructúan las mismas promesas religiosas.
El nombre de Yahvé, es decir, sus proezas, deben ser conocidas públicamente de la asamblea de los fieles, Llevado de su entusiasmo, invita a todos los que
teman a Dios, es decir, a la
descendencia de Jacob, la
progenie de Israel (v.24): los herederos de las promesas divinas 28. Como tales, deben participar de la alegría del que milagrosamente
ha sido liberado de un peligro mortal. Yahvé no se ha desentendido del
desgraciado, sino que benévolamente le escuchó, y, lejos de ocultar su rostro, le prestó auxilio salvador 29.
El salmista proclama su alabanza en la asamblea y se dispone a cumplir los votos hechos en tiempos de angustia 30. Y después invita a los pobres a participar del banquete de acción de gracias que se seguía a base de las partes de las víctimas no quemadas en el altar; éstas debían ser comidas el mismo día del sacrificio o en la mañana siguiente 31. En el Deuteronomio se exhorta al oferente a que invitara a los pobres y levitas a tomar parte en el convite sacrificial 32, para que se
sacien 33 y
alaben a Yahvé. El oferente se siente feliz entre sus invitados y les exhorta a regocijarse en el Señor:
¡Viva vuestro corazón siempre! (v.27).
Los Santos Padres han aplicado las palabras de este salmo de acción de gracias al banquete eucarístico del N.T.
Conversión de las naciones (28-32).
28
Se acordarán y se convertirán a Yahvé todos los confines de la tierra, y se postrarán delante de El todas las familias de las gentes, 29
Porque de Yahvé es el reino, y El dominará a las gentes. 30
Comerán y se prosternarán ante El todos los grandes de la tierra; se curvarán los que al polvo descienden. Mi alma vivirá para El34
. 31
Mi posteridad le servirá 35
, hablará del Señor a las generaciones venideras 36
. ·32
Õ precliearán su justicia al pueblo que ha de nacer, por haberlo hecho Yahvé.
La perspectiva del salmista se alarga; no sólo la progenie de Jacob conocerá su liberación y se gozará en Yahvé, sino las
familias de todas las gentes (v.28). No pocos críticos suponen que esta sección es adición posterior al salmo, debida a exigencias litúrgicas. La conversión de las gentes y el
reino universal de Yahvé es el tema de no pocos salmos postexílicos37. Con todo, se puede establecer un crescendo en el salmo, manteniendo su unidad literaria sustancial: primero el salmista habla de sus problemas personales, después ve la proyección nacional hacia Israel, y, finalmente, la perspectiva se extiende hacia todas las naciones y a las generaciones del futuro. Pero hemos de notar que, a diferencia de lo que se dice en los poemas del Siervo de Yahvé del libro de Isaías 38, en el salmo no se establece relación entre
los sufrimientos del justo perseguido y el reinado de Dios en el mundo; éste no es fruto de los dolores de aquél. El contexto más bien insinúa que la milagrosa liberación del justo de sus sufrimientos y persecuciones
es ocasión de que la gloria de Dios se manifieste primero a Israel y después a los gentiles, si es que el último fragmento (28-32) pertenece a este salmo desde su redacción primera.
Según las antiguas promesas en la descendencia de Abraham, serían bendecidas
todas las familias de las gentes 39; el salmista se sitúa en esta amplísima perspectiva. Todos los pueblos
reconocerán la soberanía de Yahvé en todas las naciones. También los gentiles tendrán acceso al convite espiritual, como los pobres en el templo de Jerusalén invitados por el salmista:
comerán y se prosternarán todos los grandes de la tierra (v.3o) 40. Los
grandes de la tierra, al reconocer la soberanía de Yahvé, depondrán su autosuficiencia y orgullo y no tendrán inconveniente en tomar parte con los humildes en el banquete eucarístico organizado por el salmista para celebrar su portentosa liberación. Los que
descienden al polvo, es decir, los mortales en general, o quizá mejor los que, asociados por la necesidad, se hallan al pie del sepulcro, como antes el salmista, se sumarán alegres a este convite con los poderosos en comunidad con los israelitas que temen a Dios.
Finalmente, el propio salmista se asocia a la glorificación de Dios con su descendencia. En muchos salmos se habla de anunciar la gloria y fidelidad a Yahvé de las generaciones futuras 41. Los israelitas tenían un gran sentido de solidaridad comunitaria, en cuanto que esperaban un día en su descendencia asistir a los tiempos mesiánicos. Todos
vivían ilusionados con la gran manifestación de Yahvé en los tiempos anhelados. Su vida espiritual giraba en torno a las esperanzas mesiánicas. Sobre todo, los piadosos vivían obsesionados con una época en que Dios fuera realmente el centro de los corazones42. Aquí el salmista se alegra al pensar
que su posteridad servirá a su Dios, como su alma vivirá para El.
Sentido mesiánico del salmo.
Los evangelistas citan textos del salmo como cumplidos en la pasión de Jesús43. Los Santos Padres lo aplican comúnmente a Cristo Mesías 44. En el concilio Constantinopolitano II se condeno la proposición de Teodoro de Mopsuestia, que negaba la aplicación de este salmo a Jesús45. El osado exegeta antioqueno
decía que en el salmo se trataba únicamente de los sufrimientos del propio David.
En la tradición judía nunca se da al salmo sentido mesiánico, pues no podían los judíos concebir a un Mesías doliente. Así suponían que el sujeto al que se aplicaban las frases del salmo eran David, Isaías o Ester46.
Los autores católicos no convienen al determinar el sentido mesiánico del salmo, pues mientras unos sostienen
que se trata literalmente de Cristo, de forma que el salmista no hablara en nombre propio de sus sufrimientos, sino directamente profetizaría los de Cristo muriendo en la cruz47, otros suponen que literal y directamente el salmo se refiere a la experiencia personal dolor osa del salmista, aunque este justo doliente es
tipo de los sufrimientos de Cristo; y sus frases pueden aplicarse,
en sentido espiritual, a Cristo sufriendo en la cruz 48. Los que admiten un sentido
literal mesiánico urgen el hecho de que lo que se dice en los v.15-19
se cumplió literalmente en la pasión de Cristo: tormento de la sed, persecución de los enemigos, perforación de las manos y de los pies, división por suertes de los vestidos. Por otra parte, no sabemos de ningún personaje histórico del A.T. en el que se hayan dado estas circunstancias. Además,
la relación que se establece entre la liberación del salmista doliente y la vuelta de las gentes a Yahvé no encuentra explicación sino en la persona del Mesías.
Por consiguiente, el salmista, iluminado por el Espíritu Santo,
profetizó la realidad de la pasión del Mesías doliente, aplicándole una serie de detalles que tuvieron cumplimiento histórico en la muerte de Cristo en la cruz. Los patrocinadores del sentido
típico (el salmista hablaría de sus sufrimientos personales,
pero en ellos era el tipo del Mesías sufriente) insisten en que hay determinados versos del salmo que no se pueden aplicar directamente a Cristo: en el v.ai pide que se le libre de la muerte; en el v.3 declara que día y noche ha clamado para que se le liberara de los dolores, lo que no es aplicable a Cristo. Las frases de los v.15-i9 en sí no tienen ninguna proyección mesiánica, aunque tuvieron aplicación literal
al caso de Jesús muriendo en la cruz; la semejanza de situaciones justifica la similitud de las expresiones.
Tampoco parece que puedan ponerse en boca de Cristo expirando en la cruz, con el perdón en los labios para sus enemigos, las duras frases del salmista en las que describe a los enemigos como toros salvajes, leones, etc. (v.13-14). Por otra parte, las expresiones han taladrado mis manos y mis pies, etc., pueden explicarse como locuciones hiperbólicas de índole metafórica para expresar el gran dolor físico que soportaba el salmista. Finalmente, el salmista, en medio de los tormentos, espera que Dios le libre de ellos, mientras que Jesús, lejos de esperar verse libre de la cruz, la acepta con plena conciencia de su misión de Redentor. La frase alusiva al reparto de los vestidos por suertes se explica fácilmente teniendo en cuenta que era costumbre en la antigüedad expoliar al asesinado de sus vestiduras si eran de valor. En este supuesto, el salmista hablaría de sus sufrimientos, pero seria tipo de los sufrimientos del Mesías, en cuanto que, por disposición profética del Espíritu Santo, sus palabras tendrían un especial cumplimiento en la muerte del Justo por excelencia, que es Jesús-Mesías. Este mesianismo
típico parece
que es el que mejor se adapta a las exigencias del contexto y es suficiente para mantenerse dentro de la línea interpretativa de la tradición evangélica y cristiana 49.
Algunos críticos prefieren ver en el salmo un sentido colectivo; es decir, el salmista reflejaría los sufrimientos de la colectividad israelita en el exilio babilónico. Pero en el salmo encontramos
demasiados rasgos de tipo personal para darle un sentido colectivo.
1 Cf. E. Podechard, O.C., I 109. 2 Cf. Me 15:20-41;
Mat_27:31-56;
Luc_23:26.33-49;
Jua_19:23-30. 3 Cf. Sam 23:255. 4
2Sa_15:13. 5 Cf. J. Cales, o.c., I 269. 6 Otros prefieren traducir el texto ambiguo hebreo: lejos de mi salvación las palabras de mí gemido (Geuppens). Nuestra traducción es semejante a la de NP, Calés y Kirkpatrick. 7 Así siguiendo una reconstrucción basada en la versión siríaca Peshitta y en la etiópica. Los LXX y Vg: ad insipientianv). El TM lit.: no hay silencio para mí; así la
Bib. de J¿r., Ceuppens. Nuestra traducción parece exigida por el paralelismo sinónimo. 8 Lit. el'TM: Tú santo que habitas entre las alabanzas de Israel. Los LXX y Vg versión se conforma más al TM y es sostenida por Kirkpatrick, Ceuppens,
Bib. de Jér. 9 Los LXX y la Vg añaden: réspice in me, que falta en el TM. 10 Los LXX y la Vg, en vez de
palabras de mi gemido, leen: verba delictorum meorurn, que no aparecen en el TM ni en Símaco y Teodoción. 11 Mt 27:46. En absoluto
Eli piu forma abreviada de Eloí. 12 Mc 15:34. 13 La
Bib. dejér.: confiado a los pechos de mi madre. El TM dice literalmente: el que me hacía confiar sobre los pechos de mi madre. Nuestra traducción se inspira en parte en los LXX, y la escogemos porque hace paralelismo con el estilo anterior. 14 ls 4Q.7· 15 ls 52:14. 16 ts 53:2-3. 17 Cf.
Luc_3:35. 18 Cf.
Lam_2:15;
Sal_109:25;
Job_16:4. 19 Cf.
Sal_71:5-6. 20 Cf.
Sal_55:22;
Sal_71:6. 21 Cf.
Gen_30:3;
Gen_50:23. 22
Deu_32:14;
Est_39:18;
Amo_4:1;
Num_32:13. 23 Cf.
Sal_7:2;
Lam_2:16;
Lam_3:46. 24 El TM K-e: como un león. Niirf.tra Irudiuvíón ("han traspasado^ sé basa en Tos1 ¿XX y íVshiHu, cambiando Mana en baVu. 25
Cf. Jn 19.23.27; JVIt 26
Lít, mí única; cf',
Sal_35:17. 27 El TM lít.: respóndeme. La Vg, siguiendo a los LXX, humilitatem meanv, leyendo
'anavathi en vez de
'anithani. La
Bib. de Jér.: mi pobre alma. Fodechard pretiere hacer una reconstrucción, y lee defiéndeme. 28 Cf.
Isa_45:19;
Jer_33:26;
2Re_17:20;
Isa_45:25;
Jer_31:36;
Neh_9:2. 29 Cf. Sal ?? ,? ? ;
Neh_12:1; 79:33- 30 Cf.
Sal_66:13;
Sal_116:14.18. 31 Cf.
Lev_7:16;
Num_15:3. 32 Cf.
Deu_14:29;
Deu_26:12. 33 Cf.
Deu_26:12. 34 Así según los LXX y Vg. El TM: su alma no vida, lo que no hace sentido. Cambiando el
lo (no) en lo (para él), nos da la pista para la lección de los LXX. 3 5 Leemos con los LXX mi
posteridad, en vez de posteridad del TM. 36 La
3ib. de Jér.: Se anunciará el Señor a las generaciones futuras. 37 Cf, Sal 96-100. 38 Cf.
Isa_53:1-12. 39 Cf.
Gen_12:3;
Gen_28:14. 40 Así según el TM. Leyendo
'ak lo en vez de
'aklü, no pocos traducen: Ciertamente, ante él se prosternarán. Así la
Bib. de Jér., Cales, NP y Podechard. 41 Cf.
Sal_71:18;
Sal_78:5-6;
Sal_102:19. 42 Cf. Jer 31.31. 43 Cf.
Mat_27:35;
Jua_19:24. 44 Cf. San Justino,
Dial, curn Triph, 97: PG 6:706; Tertuliano,
Aclv. Marcionem 3:19: PL 2:376; San Atanasio,
De Incarnatione 35: PG 25:155; San Jerónimo,
In Psalmos 2:1: PL 26:931-937; San Agustín,
Enarrat. 2 in Psalm. ¿i: PL 36:167.182. 45 Cf. Ací.
Conc. Constantinopol. II coll.4 n.22-23: Mansi, IX 211-213. 46 H. Strack-Bíllerbeck,
Kommentar zum Neuen Testament aus Talmud und Midtasch
II (Munich 1924) 574. 47 Es la opinión de J. Corluy, Knabenbauer, A. Vaccari, Zorell, Dennefeld, Charrue, Calés, Van Steenkiste. 48 Así opinan Lagrange, Peters, Desnoyers. 49 Sobre la interpretación de este salmo puede verse: J. corluy,
De Christi satisfactione vicaria, Ps.
21(22) 2 (1884) 111-133; P. V. rose,
Psaurne XXII: RB 4 (1895) 411-420; M. J. Lagrange, Notes sur
les Psaumes messianiques: RB 14 (1905) 52-53; L. Dennefeld,
Messianisme: DTC 10 (1929) 1505-1506; A. Vaccari,
De libris didacticis V.T. (1929). Ps. 21(22) 118-124; L. Desnoyers,
Histoire du peuple hebrea III (1930) 321; A. Charrue,
Le triomphe du grana délaissé. Ps. 22 (Vulg. 21)'· Cali. Namurc. 25 (1931) 273-288.