Genesis 32, 1-14

(32:2)

Jacob regresa a su tierra

Jacob, por su parte, siguió su camino y unos ángeles de Dios salieron a su encuentro. (32:3) Al verlos exclamó: — Este es un lugar donde Dios acampa. Y llamó a aquel lugar Majanáin º. (32:4) Después Jacob envió por delante unos mensajeros a su hermano Esaú, a la región de Seír º, en la campiña de Edom, (32:5) dándoles esta orden: — Digan a mi señor Esaú. “Tu siervo Jacob nos envía a decirte: He estado viviendo hasta ahora en casa de Labán. (32:6) Tengo vacas, asnos, ovejas, criados y criadas. Envío este mensaje a mi señor con la esperanza de ser recibido amistosamente”. (32:7) Cuando los mensajeros regresaron, dijeron a Jacob: — Hemos ido adonde está tu hermano Esaú, y ahora viene a tu encuentro con cuatrocientos hombres. (32:8) Entonces Jacob se llenó de miedo y angustia. Dividió en dos grupos la gente que lo acompañaba, y lo mismo hizo con las ovejas, las vacas y los camellos, (32:9) pues pensó: “Si Esaú ataca a un grupo, el otro podrá escapar.” (32:10) Luego oró diciendo: — Dios de mi abuelo º Abrahán y de mi padre Isaac, Señor que me dijiste: Regresa a tu tierra natal, donde están tus parientes, que yo te haré prosperar. (32:11) Yo no merezco el amor y la fidelidad que has tenido con este siervo tuyo. Cuando crucé este río Jordán, no tenía más que mi bastón; pero ahora puedo formar dos campamentos. (32:12) ¡Por favor, líbrame del poder amenazante de mi hermano Esaú! Tengo miedo de que venga y mate a mujeres y niños. (32:13) Has sido tú quien me dijiste que me harías prosperar y que mi descendencia sería tan numerosa como la arena de la playa, que es incontable. º (32:14) Aquella noche Jacob durmió allí y, de lo que traía consigo, escogió regalos para su hermano Esaú: (32:15) doscientas cabras y veinte machos cabríos; doscientas ovejas y veinte carneros;
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