Deuteronomio  32, 7-11

Recuerda los días de antaño, piensa en los tiempos pasados; pídele a tu padre que te lo cuente, a tus ancianos que te lo expliquen: cuando el Altísimo * dio su herencia a las naciones, cuando dividió a toda la humanidad y fijó las fronteras a los pueblos º según el número de los hijos de Dios º. Pero la parte del Señor es su pueblo, la porción de su herencia es Jacob: lo halló en una tierra desolada, en la rugiente soledad del desierto; lo envolvió en sus brazos y lo protegió, lo cuidó como a la niña de sus ojos; como un águila que revolotea sobre el nido y anima a sus polluelos a emprender el vuelo, así el Señor extendió sus alas, lo tomó y lo llevó sobre sus plumas. º
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