Deuteronomio 8, 16-18
“
que te alimentó en el desierto con el maná, un alimento que no conocieron tus antepasados. El Señor te afligió y te probó, para al final hacerte dichoso. Que no se te ocurra pensar: “He alcanzado esta prosperidad gracias a mi esfuerzo y mis propios medios”. Recuerda que ha sido el Señor tu Dios quien te ha dado las fuerzas para obtener esa prosperidad; así ha confirmado hoy la alianza que juró a tus antepasados. ”