Genesis 1, 1-26

I.— ORIGEN DEL MUNDO Y DE LOS SERES HUMANOS

(1—11)

Primer relato de la creación

(1:1—2:4a)

Cuando Dios, en el principio, creó * los cielos y la tierra º, º la tierra era una masa caótica * y las tinieblas cubrían el abismo, mientras un viento impetuoso º sacudía la superficie de las aguas. Entonces dijo Dios º: º — ¡Que exista la luz! Y la luz existió. Al ver Dios que la luz era buena º, la separó de las tinieblas, llamando a la luz “día” y a las tinieblas, “noche”. Vino la noche, llegó la mañana: ese fue el primer día º. º Y dijo Dios: — ¡Que exista el firmamento y separe unas aguas de otras! Y así sucedió. Hizo Dios º el firmamento y separó las aguas que están abajo, de las aguas que están arriba. º Y Dios llamó “cielo” al firmamento º. Vino la noche, llegó la mañana: ese fue el segundo día. Y dijo Dios: — ¡Que las aguas debajo del cielo se reúnan en un solo lugar, para que aparezca lo seco! Y así sucedió. Dios llamó “tierra” a lo seco y al conjunto de aguas lo llamó “mar”. Y vio Dios que esto era bueno. Y dijo Dios: — ¡Que la tierra se cubra de vegetación; que esta produzca º plantas con semilla, y árboles que den fruto con semilla, cada uno según su especie! Y así sucedió. Brotó de la tierra vegetación: plantas con semilla y árboles con su fruto y su semilla, todos según su especie. Y vio Dios que esto era bueno. Vino la noche, llegó la mañana: ese fue el tercer día. Y dijo Dios: — ¡Que haya lumbreras en el firmamento para separar el día de la noche, para distinguir las estaciones, y señalar los días y los años; º para que luzcan en el firmamento y así alumbrar la tierra! Y sucedió así. Hizo Dios los dos grandes astros º: el astro mayor para regir el día, y el menor para regir la noche. También hizo las estrellas. º Dios puso en el firmamento astros que alumbraran la tierra: los hizo para regir el día y la noche, para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que esto era bueno. Vino la noche, llegó la mañana: ese fue el cuarto día. Y dijo Dios: — ¡Rebosen las aguas de seres vivos, y que las aves vuelen sobre la tierra a lo ancho de todo el firmamento! Y creó Dios los grandes animales marinos º, y todos los seres vivientes que se mueven y pululan en las aguas; y creó también todas las aves, todas según su especie. Vio Dios que esto era bueno, º y los bendijo con estas palabras: “Sean fecundos y multiplíquense; llenen las aguas de los mares y que igualmente las aves se multipliquen sobre la tierra”. Vino la noche, llegó la mañana: ese fue el quinto día. Y dijo Dios: — Que produzca la tierra seres vivientes: animales domésticos, reptiles y animales salvajes, todos por especies. Y sucedió así. Dios hizo los animales salvajes, los animales domésticos y todos los reptiles del campo, cada uno según su especie. Vio Dios que esto era bueno. º Dijo entonces Dios: — Hagamos º al ser humano a nuestra imagen y semejanza para que domine sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo; sobre los animales domésticos *, sobre los animales salvajes y sobre todos los reptiles que se arrastran por el suelo.
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