Genesis 18, 23-32

Entonces Abrahán se acercó al Señor y le dijo: — ¿De modo que vas a hacer que perezcan juntos el inocente y el culpable? Supongamos que en la ciudad hay cincuenta inocentes. ¿Destruirás ese lugar, en vez de perdonarlo por amor a los cincuenta inocentes que hay en él? ¡Lejos de ti hacer una cosa así: hacer que mueran inocentes junto con culpables y que tenga el mismo castigo el justo que el malvado! ¡Lejos de ti! ¿El que juzga toda la tierra, no va a hacer justicia? El Señor respondió: — Si encuentro cincuenta inocentes en la ciudad de Sodoma, por ellos perdonaré a toda la ciudad. Replicó Abrahán: — ¡Ya sé que es un atrevimiento hablar así a mi Señor, yo que sólo soy polvo y ceniza! Pero tal vez falten cinco inocentes para completar los cincuenta; ¿destruirás toda la ciudad si faltan esos cinco? El Señor respondió: — No la destruiré si encuentro allí a cuarenta y cinco inocentes. Abrahán volvió a insistir: — Supongamos que solo se encuentran cuarenta. El Señor respondió: — No lo haré en atención a esos cuarenta. Pero Abrahán volvió a suplicar: — Que mi Señor no se enfade si insisto. Supongamos que quizás no sean más que treinta. El Señor respondió: — No lo haré si encuentro a treinta inocentes. Abrahán siguió insistiendo: — Una vez más me tomo el atrevimiento de dirigirme a mi Señor. Supongamos que se encuentran veinte. El Señor respondió: — Por consideración a esos veinte, no la destruiré. Todavía insistió Abrahán: — ¡Qué mi Señor no se enfade si insisto por última vez! ¿Y si no son más que diez los inocentes? El Señor respondió: — En atención a los diez, no la destruiré.
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