Hechos 13, 23-41

Y Dios, de acuerdo con su promesa, hizo surgir de su linaje un salvador para Israel, Jesús. º Previamente Juan, como precursor, proclamó un bautismo que sirviera como señal de conversión para todo el pueblo israelita. º Próximo ya el final de su carrera, decía Juan: “¿Quién piensan ustedes que soy? Por supuesto no el que esperan, pues ni siquiera soy digno de desatar el calzado a quien viene después de mí”. Hermanos, los que son descendientes de Abrahán y los que, sin serlo, viven entre ustedes rindiendo culto a Dios º: vean que a nosotros se nos ha confiado este mensaje de salvación. Los ciudadanos de Jerusalén y sus gobernantes no reconocieron a Jesús y lo condenaron, cumpliendo así los anuncios de los profetas, que todos los sábados se leen en la sinagoga. º Y sin hallar en él causa alguna de muerte, lo entregaron a Pilato para que mandara ajusticiarlo. º Y cuando llevaron a cabo todo lo que estaba escrito sobre él, lo bajaron del madero y lo depositaron en un sepulcro. º Pero Dios lo resucitó triunfante de la muerte. º Él después se apareció durante un buen número de días a quienes lo habían acompañado º desde Galilea a Jerusalén. Ellos son ahora sus testigos ante el pueblo. En cuanto a nosotros, estamos aquí para anunciarles la buena nueva referente a la promesa que Dios hizo a nuestros antepasados, y que ahora ha cumplido en favor de nosotros, sus hijos, resucitando a Jesús, como está escrito en el salmo segundo: Tú eres mi hijo; hoy te he engendrado. º Que Dios lo resucitó triunfante de la muerte, de modo que jamás pueda ya experimentar la corrupción, está así afirmado en la Escritura: Les cumpliré las firmes promesas que hice a David. º Y en otro lugar lo confirma: No permitirás que tu fiel servidor sufra la corrupción. º Por lo que respecta a David, después de haber estado al servicio del plan de Dios durante su vida, falleció, se reunió con sus antepasados y experimentó la corrupción. º Pero aquel a quien Dios resucitó, no experimentó la corrupción. Y deben saber, hermanos, que gracias a él se les anuncia hoy a ustedes el perdón de los pecados. Por la ley de Moisés no tenían posibilidad alguna de recuperar la amistad divina; º pero ahora, todo el que cree en él puede recuperar esa amistad. Por tal razón, cuídense de que no se cumpla en ustedes aquella predicción profética: º ¡Contemplen esto, engreídos, y que el estupor los haga desaparecer! Voy a realizar una obra tal en este tiempo, que ustedes no la creerán cuando se la cuenten.
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