Jeremías  51, 1-64

Así dice el Señor: Voy a suscitar contra Babilonia y contra sus habitantes, los caldeos *, un viento que será devastador º. º Enviaré contra Babilonia extranjeros que la aventarán y vaciarán su territorio: la atacarán por todas partes el día de la catástrofe. ¡Que no desfallezcan los arqueros ni se cansen los que visten coraza! No perdonen a sus guerreros, exterminen a todo su ejército. º Caerán heridos en tierra caldea, gente atravesada en sus calles. ¡Que no han enviudado º Israel y Judá de su Dios, el Señor del universo! En cambio la tierra caldea es culpable ante el Santo de Israel. Huyan de en medio de Babilonia, pongan a salvo sus vidas, no perezcan por su culpa; que es la hora de la venganza del Señor, el día en que les dará su merecido. º Babilonia era una copa de oro, manejada por la mano del Señor, que emborrachaba a toda la tierra; las naciones bebían de su vino y así quedaban aturdidas. º Y Babilonia cayó de repente y se rompió: ¡lloren por ella! Traigan bálsamo para sus heridas, tal vez la podamos curar. º Quisimos curar a Babilonia, pero es imposible: ¡déjenla, vayamos cada cual a nuestra tierra! Pues su condena llega hasta el cielo, alcanza la altura de las nubes. El Señor ha sentenciado a nuestro favor; vamos, contaremos en Sión la hazaña del Señor, nuestro Dios. º Afilen las flechas, embracen los escudos; el Señor incita a los reyes de Media, porque ha decidido destruir Babilonia: es la venganza del Señor por haber destruido su Templo. º Levanten las enseñas contra los muros de Babilonia; refuercen la guardia, pongan centinelas, tiendan emboscadas. El Señor ejecuta lo que piensa, lo que predijo contra Babilonia. º Ciudad llena de tesoros º, situada junto a aguas caudalosas, te ha llegado el fin, terminan tus rapiñas. El Señor del universo lo jura por su vida: Te he llenado de gente, innumerable como plaga de langosta, que cantarán victoria sobre ti. Él hizo * la tierra con su poder, estableció el orbe con su sabiduría, desplegó el cielo con su inteligencia. º º Cuando él alza la voz º, retumban las aguas del cielo, hace subir a las nubes desde el confín de la tierra; con los rayos provoca la lluvia y saca de sus depósitos el viento. º Se embrutece quien se fía de su ciencia, el orfebre se avergüenza del ídolo que ha hecho: sus imágenes son mentira, sin espíritu; º son frustrantes, obras engañosas, desaparecerán el día del castigo. No es así la porción de Jacob, pues él ha creado todo; Israel es tribu de su propiedad, su nombre es Señor del universo º. º Tú eres mi maza º, mi instrumento de guerra: contigo machacaré naciones, contigo aniquilaré reinos; machacaré caballos y jinetes, machacaré carros y aurigas; machacaré hombres y mujeres, machacaré jóvenes y adultos, machacaré muchachos y muchachas; machacaré pastores y rebaños, machacaré labriegos y yuntas, machacaré gobernadores y magistrados. Y haré que pague Babilonia y toda la gente caldea todo el mal que perpetraron en Sión delante de ustedes —oráculo del Señor—. º Aquí me tienes, montaña asesina *, asesina de toda la tierra —oráculo del Señor—. Extenderé mi mano contra ti, te lanzaré rodando desde las peñas º, te convertiré en montaña quemada. Nadie acudirá donde ti a buscar una piedra angular o una piedra para cimentar, pues serás una ruina perpetua —oráculo del Señor—. Alcen º el estandarte sobre la tierra, toquen a rebato entre los pueblos; convoquen naciones a una guerra santa contra ella, recluten reinos contra ella: Ararat, Miní y Asquenaz *; designen contra ella un general, envíen caballos como langostas erizadas º. Convoquen naciones a una guerra santa contra ella, llamen a los reyes de Media, a sus gobernadores y magistrados, y a todo el territorio que gobierna. La tierra temblará º y se estremecerá cuando se cumplan contra Babilonia los planes del Señor para con ella: conviértanla en pura desolación, sin nadie que la habite. º Los soldados de Babilonia ya no luchan, se quedan metidos en las fortalezas, se agota su valor, son como mujeres; el fuego consume sus edificios, sus cerrojos están destrozados. Un correo alcanza a otro correo º, un mensajero a otro mensajero, para comunicar al rey de Babilonia que ha caído totalmente su ciudad. º Los vados están cortados, han incendiado las esclusas, los soldados están aterrados. Así dice el Señor del universo, Dios de Israel: Ha quedado la capital de Babilonia como una era en tiempo de trilla º; cuando pase un poco de tiempo, le llegará la hora de la cosecha. Nabucodonosor, rey de Babilonia, me ha comido, me ha devorado y ha dejado el plato vacío; me ha engullido como un dragón º, ha llenado su vientre con lo más delicioso de mí, y después me ha vomitado. Dice la población de Sión: “Sea Babilonia responsable de la violencia que he sufrido”. dice también jerusalén: “Sean los caldeos responsables de haber derramado mi sangre”. Por eso, así dice el Señor: Voy a defender tu causa, voy a tomar venganza en tu lugar: secaré todas sus aguas, agotaré todas sus fuentes; º Babilonia acabará en ruinas, en una cueva de chacales, objeto de espanto y de burla, sin nadie que la habite. º Rugen todos como leones, gruñen como crías de león. Cuando estén en pleno ardor, les proporcionaré bebidas, haré que se emborrachen º para que, llegada la euforia, duerman un sueño eterno y no despierten —oráculo del Señor—. º Los llevaré como corderos al matadero, lo mismo que carneros o cabritos. ¡Cómo ha sido conquistada Babilonia º, capturada la admiración de toda la tierra! ¡Cómo ha sido reducida a espanto en medio de las naciones! º El mar se estrelló contra Babilonia, la inundó con sus olas tumultuosas º; sus ciudades quedaron desoladas, como tierra desértica y reseca; ya no habrá nadie que las habite, nadie que pase por ellas. Pediré cuentas a Bel º en Babilonia, le haré vomitar lo que ha tragado; ya no afluirán los pueblos a ella, hasta su muralla se ha derrumbado. ¡Salgan de ella, pueblo mío, que todos se pongan a salvo del incendio de la ira del Señor! º Que no desfallezca su ánimo por los rumores que recorren el país, pues cada año corre un rumor º: “la violencia reina en el país, un gobernante expulsa a otro gobernante”. º Pues bien, llegan días en que destruiré los ídolos de Babilonia, su país quedará desconcertado, todo él repleto de víctimas. Cielo, tierra y cuanto hay en ellos prorrumpirán en gritos de alegría cuando sepan lo que le espera a Babilonia, pues los devastadores llegan del norte contra ella —oráculo del Señor—. Por toda la tierra º cayeron los heridos que causó Babilonia; ahora tiene que caer Babilonia por las víctimas causadas a Israel. Los que han sobrevivido a la espada, márchense, no se queden aquí: acuérdense del Señor, cuando estén lejos, lleven a jerusalén en el corazón. º Hemos oído avergonzados la ignominia, nuestro rostro se cubrió de vergüenza: dicen que extranjeros han pisado la parte más santa del Templo del Señor. º Pues bien, llegan días —oráculo del Señor— en que pediré cuentas a sus ídolos, y sus heridos gemirán por todo el país. Aunque Babilonia suba hasta el cielo º y ponga su fortaleza en las alturas, enviaré contra ella a los devastadores —oráculo del Señor—. º Se oyen gritos pidiendo auxilio en Babilonia, intenso llanto en el país de los caldeos; º es que el Señor devasta Babilonia, pone fin a todo su griterío, aunque bramen como las olas del océano y alcen sus voces tumultuosas. El devastador ataca Babilonia: sus soldados caerán prisioneros, sus arcos serán destrozados, porque el Señor, Dios que retribuye, les va a dar lo que merecen. º Emborracharé a sus nobles, a sus sabios y gobernantes, a sus magistrados y soldados; dormirán un sueño eterno del que no despertarán —oráculo del rey que se llama Señor del universo—. º Así dice el Señor del universo: La ancha muralla de Babilonia será destruida sin remedio, sus altas puertas, quemadas; ha sido inútil el esfuerzo de los pueblos, para ser pasto del fuego se afanaron las naciones º. º

El rollo arrojado al Éufrates

Encargo que dio el profeta jeremías a Seraías, hijo de Nerías y nieto de Majsías, cuando fue a Babilonia con Sedecías, rey de Judá. Corría el año cuarto de su reinado, y Seraías era jefe de intendencia. jeremías escribió en un rollo la catástrofe que le aguardaba a Babilonia, es decir, las profecías escritas hasta aquí contra Babilonia. º jeremías dijo a Seraías: — Cuando llegues a Babilonia, busca la forma de leer todas estas profecías. Dirás: “Señor, tú has dicho que este lugar sería destruido, que no iba a quedar en él alma viviente, ni personas ni animales, y que sería una perpetua desolación”. º Pues bien, cuando termines de leer este rollo, le atas una piedra y lo arrojas al Éufrates, mientras dices: “Así se hundirá Babilonia, para no levantarse”, pues pienso provocar contra ella una terrible desgracia. Hasta aquí las palabras de jeremías. º
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