Jueces 7, 8-20

Los elegidos se pertrecharon oportunamente y tomaron sus trompetas de guerra º. A los restantes israelitas, Gedeón los mandó a su casa y se quedó sólo con los trescientos hombres. Madián había acampado abajo, en el valle. º Aquella noche el Señor dijo a Gedeón: — ¡Ánimo!, baja al campamento, porque lo he puesto en tus manos. Pero, si te da miedo bajar solo al campamento, que te acompañe tu criado Purá, y escucha lo que dicen. Cobrarás ánimo y no dudarás en atacar el campamento. Bajó, pues, hasta las mismas avanzadillas del campamento, acompañado de su criado Purá. Madián, Amalec y todos los hijos de Oriente habían inundado el valle, numerosos como plaga de langostas, y sus camellos eran incontables como la arena de la playa. º Cuando se acercó Gedeón, un hombre estaba contando un sueño a su vecino. Le decía: — He tenido un sueño: una hogaza de pan de cebada * rodaba por el campamento de Madián. Llegó hasta la tienda º, chocó contra ella y la volcó de arriba abajo. º El vecino le respondió: — Eso no puede ser otra cosa que la espada de Gedeón, hijo de Joás, el israelita. Dios ha puesto en sus manos a Madián y a todo el campamento. Cuando Gedeón escuchó el sueño y su interpretación, adoró al Señor. Regresó luego al campamento de Israel y dijo: — ¡Ánimo! pues el Señor ha puesto en sus manos el campamento de Madián. Gedeón dividió a los trescientos hombres en tres cuerpos. Les dio a cada uno una trompeta de guerra y un cántaro vacío, con una antorcha dentro de cada cántaro. º Y les dijo: — Fíjense en mí y hagan lo que yo haga. Cuando llegue yo al borde del campamento, hagan lo que yo haga. Yo y todos los que estén conmigo tocaremos las trompetas; entonces ustedes también toquen las trompetas alrededor del campamento y griten: “¡Por el Señor y por Gedeón!”. Gedeón y los cien hombres que le acompañaban llegaron al borde del campamento cuando comenzaba la guardia de la medianoche y se acababa de hacer el relevo de los centinelas. Tocaron, entonces, las trompetas de guerra y rompieron los cántaros que llevaban en la mano; los tres cuerpos del ejército tocaron las trompetas, y rompieron los cántaros; en la izquierda tenían las antorchas y en la derecha las trompetas para poder tocarlas. Y gritaron: — ¡Por el Señor y por Gedeón!
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