Eclesiástico 48, 18-21

En su tiempo Senaquerib invadió el país: envió por delante a Rabsaqués º que, lleno de orgullo y arrogancia, se puso en camino y atacó Jerusalén. Se echaron entonces a temblar sus habitantes, angustiados como mujeres en trance de parto. Pero invocaron al Señor que es compasivo, alzaron sus manos suplicantes hacia él y el santo los escuchó al instante desde el cielo, liberándolos por medio de Isaías. Golpeó el campamento de los asirios, exterminándolos por medio de su ángel º.
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