Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
24. Leyes Diversas.
El Repudio de la Mujer (1-4).
1
Si un hombre toma una mujer y es su marido y ésta luego no le agrada porque ha notado en ella algo torpe, le escribirá el libelo de repudio y, poniéndoselo en la mano, la mandará a su casa. 2
Una vez que de la casa de él salió, podrá ella ser mujer de otro hombre. 3
Si también el segundo marido la aborrece y le escribe el libelo de repudio y, poniéndoselo en la mano, la manda a su casa, o si el segundo marido que la tomó por mujer muere, 4
no podrá el primer marido volver a tomarla por mujer después de haberse ella marchado, porque esto es una abominación para Yahvé, y no has de llevar el pecado a la tierra que Yahvé, tu Dios, te dará en heredad.
Esta práctica del repudio de la esposa era muy general en el antiguo Oriente. El deuteronomista procura aquí regular esta costumbre para evitar abusos. El derecho de repudiar se concede sólo al marido, conforme a las exigencias rudas del ambiente, que postergaba siempre los derechos de la mujer. En el siglo V antes de Cristo según rezan los papiros de Elefantina se otorgaba este derecho también a la mujer. Las causas del repudio en el Deuteronomio están muy vagamente expresadas y se prestan a muchos abusos. En efecto, se dice que, si el esposo notare en la mujer
algo torpe (que es la traducción del Üó÷çìïí ðñÜãìá de los LXX y el
aliqua foeditas de la Vg), puede repudiarla. La palabra hebrea
erwath parece que alude a algún defecto corporal infamante. En tiempos de Cristo, la escuela rabínica de Sammai lo interpretaba en el sentido de infidelidad conyugal, mientras que Hillel lo tomaba en sentido amplio, de forma que bastara que la mujer disgustara por cualquier cosa (por ejemplo, por haber dejado quemarse la comida), para poder repudiarla. Así, a Cristo le preguntan si es lícito repudiar a la mujer por
cualquier causa, esperando que se decidiera por una de las dos escuelas, la laxista de Hillel o la rigorista de Sammai1. Sin embargo, en el conjunto de la legislación mosaica parece que esa
cosa torpe no es el adulterio, pues éste era penado con la lapidación2. El contexto, pues, favorece la interpretación de que bastaba que no
agradara ya la esposa al marido, para que la pudiera abandonar. Es una concesión a la
dureza de corazón de los hebreos, según la expresión del Salvador.
Con todo, el legislador deuteronómico quiere evitar abusos, y así exige un
libelo de repudio, o escrito que ha de ser entregado a la esposa como certificado de que se halla en libertad para unirse a otro como legítima esposa. Este documento, que la mayor parte de las veces requería la colaboración de un escriba o notario (porque eran muy pocos los que sabían leer), suponía, sin duda, que antes de redactarlo habría habido tiempo para calmar los ánimos y la reconciliación. Entre los nómadas de Transjordania, el marido debe pronunciar tres veces seguidas la fórmula
talaqtuki (yo te he repudiado), y sólo tiene efecto después de tres días de espera3. Es entonces cuando la repudiada tiene que volver a la casa paterna. Moisés impone una nueva cortapisa: el marido no puede volver a tomar la mujer repudiada, lo que le haría reflexionar más. En el código de Hammurabi se concede al marido derecho a repudiar a su esposa, si bien tiene que entregarle la dote (
seriqtu)4.
El Recién Casado está libre de ir a la Guerra (5).
5
Cuando un hombre sea recién casado, no irá a la guerra ni se le ocupará en cosa alguna; quede libre en su casa durante un año para contentar a la mujer que tomó.
El deuteronomista es profundamente humanitario, y así inserta a continuación una serie de prescripciones benévolas en beneficio de determinadas personas de la sociedad que merecen especial consideración. Entre éstas están los recién casados. Para que pueda
contentar a su mujer, queda exento de ir a la guerra durante el primer año de su matrimonio. Se trata, sobre todo, de favorecer a la mujer, y por eso se le exime al marido de toda ocupación pública que pueda distraerle del hogar, cuyos cimientos ha empezado a poner en beneficio de la futura prole. En 20:7 se deja libre al recién casado para que pueda disfrutar de la compañía de su nueva esposa.
Prohibición de tomar en Prenda la Piedra de la Muela (6).
6
No tomarás en prenda las dos piedras de una muela, ni la piedra de encima, porque es tomar la vida en prenda.
El legislador considera de importancia vital para una familia la piedra de moler, con la que se preparaba el pan de cada día, y por eso prohíbe que el acreedor la tome en
prenda, pues es atentar contra la vida de los deudores: es
tomar la vida en prenda5. Insiste en que se respete, sobre todo,
la piedra de encima, porque era más portátil, y, por tanto, más fácil de llevar. La muela consistía en dos piedras, una mayor, inmóvil, y otra más pequeña y movible, que era accionada fatigosamente por la mujer6.
Prohibición del Tráfico de Esclavos Israelitas (7).
7
Si se descubriere que alguno secuestró a su hermano de entre los hijos de Israel para hacerle esclavo o que le vendió, el ladrón será condenado a muerte. Quitarás el mal de en medio de ti.
Privar a uno de la libertad se considera como privarlo de la vida, y por eso se impone la pena capital al secuestrador de un compatriota7. En el código de Hammurabi se castiga con la muerte al que rapte a un menor de edad8.
Sobre la Lepra (8-9).
8
Ten cuidado con la plaga de la lepra, guardando escrupulosamente y cumpliendo cuanto te digan los sacerdotes levitas; todo cuanto yo les he prescrito lo pondréis escrupulosamente por obra. 9
Acuérdate de lo que con María hizo Yahvé, tu Dios, durante el camino, a la salida de Egipto.
El deuteronomista llama la atención sobre la necesidad de guardar las leyes sobre la lepra, aludiendo, sin duda, a lo establecido en Lev c. 13-14. Y cita el caso de María, que, a pesar de ser hermana de Moisés, tuvo que estar aislada del campamento, conforme a las prescripciones propuestas9.
Préstamos a los Necesitados (10-13).
10
Si prestas algo a tu prójimo, no entrarás en su casa para tomar prenda; 11
esperarás fuera de ella a que el deudor te saque fuera la prenda. 12
Si éste es pobre, no te acostarás sobre la prenda; 13
se la devolverás al ponerse el sol, para que él se acueste sobre su vestido y te bendiga, y esto será para ti justicia ante Yahvé, tu Dios.
Se prohíbe entrar en casa del deudor a tomar la prenda. Además de ser una indelicadeza es un allanamiento de morada. Por otra parte, así se permite al deudor escoger la prenda que le sea menos precisa en aquel momento. En el v.12 se supone que la prenda es un manto, que le es necesario al deudor para cubrirse durante el frío de la noche, y por eso se manda devolvérselo al caer el sol10. El profeta Amos fustiga a los ricos inconsiderados, que no hacen caso de esta prescripción humanitaria elemental11.
Obligaciones para con los Jornaleros (14-15).
14
No oprimas al jornalero pobre e indigente, sea uno de tus hermanos o uno de los extranjeros que moran en tu tierra, en tus ciudades. 15
Dale cada día su salario, sin dejar pasar sobre esta deuda la puesta del sol, porque es pobre y lo necesita. De otro modo, clamaría a Yahvé contra ti y tú cargarías con un pecado.
El legislador quiere que el mercenario o jornalero que haya contratado su trabajo sea bien tratado y se le pague lo justo cada día, pues del salario depende su elemental subsistencia. El
extranjero, o
ger, es equiparado en esto al
hermano, o compatriota israelita. El
ger era un extranjero que había sido asimilado al pueblo hebreo, en contraposición al
nokrí, que estaba de paso, y no había entrado a formar parte de la comunidad israelita en ninguna forma. El salario, probablemente, se pagaba en especie, y de ahí la orden de darlo cada día, pues era totalmente necesario.
Determinación de la Responsabilidad (16).
16
No morirán los padres por la culpa de los hijos, ni los hijos por la culpa de los padres; cada uno sea condenado a muerte por sus pecados.
En la antigua organización patriarcal y tribal, la ley de la
solidaridad tenía una importancia excepcional, fundada en las leyes de la consaguinidad y en las exigencias de una sociedad imperfectamente organizada. El individuo era más bien considerado como parte de un todo, miembro de una colectividad; por eso los pecados de uno redundaban en perjuicio de los otros, y viceversa, las buenas acciones de unos eran imputadas a los miembros de la comunidad. Sobre todo, los hijos se consideran como algo del padre, de forma que tienen que cargar con sus responsabilidades. Así se dice en
Exo_20:5 que Dios castiga los padres en los hijos hasta la tercera o cuarta generación y hace misericordia hasta la milésima12. El deuteronomista aquí perfila mejor la responsabilidad, y, conforme a la predicación de los profetas, proclama que cada uno responderá de su pecado y que los hijos no serán castigados por los pecados de los padres, y viceversa. Los contemporáneos de Jeremías y de Ezequiel (s.VII-VI a.C.) se quejan de que los padres comieron las agraces y ellos sufren la dentera.13 En el futuro no será así, sino que cada uno responderá de sus buenas o malas acciones14. Es un gran progreso, pues se destacan los problemas individuales, con sus responsabilidades propias, y, en efecto, en la literatura sapiencial el interés del individuo prevalece sobre el de la colectividad, y así empieza a preocupar, sobre todo, el destino del hombre en ultratumba y la retribución en el más allá. Sin embargo, ya el rey Amasias procuró adaptarse a la ley de justicia formulada aquí, en el Deuteronomio, al no ensañarse con los hijos de los asesinos de su padre15. La catástrofe del 587 hizo que entraran en colapso muchos sueños colectivos, y los israelitas se replegaron más sobre sí mismos, sobre sus problemas individuales. Con todo, el deutero-nomista destaca ya antes del exilio la responsabilidad personal16.
Justicia para con los Desvalidos (17-18).
17
No hagas injusticia al extranjero ni al huérfano, ni tornes en prenda las ropas de la viuda. 18
Acuérdate de que esclavo fuiste en Egipto y de que Yahvé, tu Dios, te libró; por eso te mando hacer así.
El deuteronomista tiene especial preocupación por los desheredados e indefensos en la sociedad, como son el extranjero, el huérfano y la viuda17. Para mover a los israelitas a ser benevolentes con ellos, les recuerda que también los israelitas se hallaron en la misma situación de inferioridad en Egipto.
Consideración con los necesitados (19-22).
19
Cuando en tu campo siegues tu mies, si olvidas alguna gavilla, no vuelvas a buscarla; déjala para el extranjero, el huérfano y la viuda, para que te bendiga Yahvé, tu Dios, en todo trabajo de tus manos. 20
Cuando sacudas tus olivos, no hagas tras de ti rebusco en sus ramas; déjalo para el extranjero, el huérfano y la viuda. 21
Cuando vendimies tu viña, no hagas en ella rebusco; déjalo para el extranjero, el huérfano y la viuda. 22
Acuérdate de que esclavo fuiste en Egipto, y por eso te mando hacer así.
Gran delicadeza de espíritu muestran estos preceptos, que miran por los pobres, proporcionándoles cómo hacer con fruto el espigueo del campo y el rebusco de la viña y del olivar. En
Lev_19:9 se ordena dejar los lindes del campo en beneficio de los necesitados18.
1 Mt 19:3. 2
Deu_22:22. 3 A. Jaussen,
Canturries des árabes... p.57. 4 Cód. de
Hammurabi arts.137; 141. 5 Cf.
Amo_2:8;
Pro_22:27;
Job_22:6. 6 Cf.
Mat_24:41; DB IV 1049-1050. 7 Cf.
Exo_21:16. 8 Art.14. 9 Cf.
Num_12:9-15. 10 Cf.
Exo_22:25-26. 11 Cf.
Amo_2:8. 12 En el
Código de Hammurabi encontramos este mismo sentido de solidaridad; así, se ordena matar al hijo del arquitecto que construyó mal una casa y se cayó, matando al hijo del dueño de la casa (arts.116 y 210). 13 Jer 31:29;
Eze_18:2. 14 Ez c.18 y 33· 15 Cf.
2Re_14:6. 16 Véase F. Spadafora,
Collettivismo e individualismo nel Vecchio Testamento (Rovigo 1953) p.139-141; M. J. Lagrange,
études sur les religions sémitiques p.252s; Oehler,
Théologie de ÃAncien Testament I 234. 17
Cf. Dt 14.29;
Exo_22:21-22;
Exo_22:26;
Lev_19:33-34. 18 Véase comentario a
Lev_19:9.