Había sido deportado de Jerusalén con Jeconías, rey de Judá, en la deportación que hizo Nabucodonosor, rey de Babilonia. (Ester 2, 6) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)
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;;
En busca de una reina (2:1-4).
1 Después de esto, cuando ya se calmó la cólera del rey, pensó en Vasti y en lo que ésta había hecho y en la decisión que respecto de ella se había tomado. 2 Los servidores del rey le dijeron: Búsquense para el rey jóvenes vírgenes y bellas, 3 poniendo el rey en todas las provincias de su reino comisarios que hagan reunir todas las jóvenes vírgenes y de bella presencia en Susa, la capital, en la casa de las mujeres, bajo la vigilancia de Hegue, eunuco del rey y guarda de las mujeres, que les dará lo necesario para ataviarse, 4 y que la joven que más agrade al rey sea la reina en lugar de Vasti. Aprobó el rey ese parecer y se hizo así.
Memucan hizo hincapié en que el decreto fuera irrevocable, acaso porque conocía el afecto que el monarca profesaba a Vasti. El hecho de que el rey estuviera intrigado por estos recuerdos prueba el cariño que sentía hacia la reina, a la cual hubiera devuelto su rango a no mediar la solemne decisión tomada contra ella y las nefastas consecuencias que de semejante proceder se originarían. En la literatura bíblica de inspiración persiana es frecuente el tema de un decreto irrevocable (Dan_6:8-10; Dan_6:12.16). Sus servidores le propusieron (Dan_3:2-3; Dan_6:3.5) Que se buscara dentro de los límites del imperio jóvenes vírgenes y bellas que pudieran suplir la ausencia de Vasti. Asuero aceptó el consejo.
Mardoqueo y Ester (Dan_2:5-7).
5 Había en Susa, la capital, un judío llamado Mardoqueo, hijo de Jaír, hijo de Semeí, hijo de Quis, del linaje de Benjamín, 6 que había sido deportado de Jerusalén entre los cautivos llevados con Jeconías, rey de Judá, por Nabucodonosor, rey de Babilonia, 7 y había criado a Hedisa, que es Ester, hija de su tío, pues no tenía padre ni madre. La joven era bella de talle y de hermosa presencia y había sido adoptada por Mardoqueo cuando se quedó sin padre y sin madre.
Hemos visto la presentación de Mardoqueo por el autor del texto griego. El texto hebraico sólo ha hablado hasta ahora de personajes paganos; con estos versículos introduce al personaje central del relato, Mardoqueo el judío, que, en lucha contra el enemigo del pueblo hebraico, Aman, sale victorioso y salva a su pueblo de una catástrofe. En la mente del autor sagrado es Mardoqueo un judío íntegro, recto, patriota, y toda su grandeza radica y deriva del siguiente título honorífico: El judío Mardoqueo (Dan_5:13; Dan_6:10; Dan_8:7; Dan_9:29; Dan_10:3). El término judío debe tomarse aquí en sentido racial, y no en el sentido limitado de hombre perteneciente a la tribu de Judá. Aunque judío, era descendiente del linaje de Benjamín. A su cuidado corría una joven judía, huérfana de padre y madre. Hija de Abigaíl (Dan_2:15), la adoptó Mardoqueo como hija a la muerte de los padres, tomándola bajo su tutela y protección. La joven era llamada Hedisa, del hebreo hadassah, mirto, y Ester, que puede derivar del babilónico Ischtar o del persa stareh, estrella. Dice el texto griego que la había educado con la finalidad de que fuera mujer suya, lo que debe rechazarse.
Ester en el harén real (Dan_2:8-11).
8 Cuando se publicó la orden del rey y su edicto, al ser reunidas en Susa, la capital, jóvenes en gran número, bajo la vigilancia de Hegue, fue también tomada Ester y llevada a la casa del rey bajo la vigilancia de Hegue, guarda de las mujeres. 9 La joven le agradó y halló gracia a sus ojos, y él se apresuró a proveerla de todo lo necesario para su adorno y su subsistencia, y le dio siete doncellas escogidas de la casa del rey, y la aposentó con éstas en el mejor departamento de la casa de las mujeres. 10 Ester no dio a conocer ni su pueblo ni su nacimiento, pues Mardoqueo le había prohibido que lo declarase, u Todos los días iba y venía Mardoqueo al vestíbulo de la casa de las mujeres para saber cómo estaba Ester y cómo la trataban.
El edicto real pronto surgió efecto. Entre las jóvenes vírgenes y bellas se encontró a Ester, que desde el primer momento granjeóse la estima de Hegue, siendo objeto de todas sus atenciones. Del hecho de ocultar a Hegue su nacionalidad se deduce que Ester se sometió al mismo régimen dietético que las otras jóvenes reunidas en la casa del rey. Con el fin de disculpar a Ester, el texto griego ha hecho notar que detestaba el lecho de un incircunciso (Dan_14:15) y los banquetes del rey (Dan_14:17). Para que su ascendencia judía no le creara dificultad para llegar a ser esposa del rey, el astuto Mardoqueo le prohibió revelar a nadie ni su pueblo ni su condición. Razones políticas (Dan_3:4) aconsejaban este silencio. En el reclutamiento de jóvenes no se tenía en cuenta su nacionalidad; únicamente se exigía que fueran jóvenes, vírgenes y bellas. A Mardoqueo, como a cualquier otro hombre, estaba prohibida la entrada en la casa de las mujeres, pero se le autorizaba ir y venir al vestíbulo de la misma. Acaso por su misma juventud y por el hecho de ser huérfana, autorizó Hegue la visita diaria de Mardoqueo a su protegida.
Régimen de vida en el harén (Dan_2:12-14).
12 Después de haber estado ya doce meses, conforme a la ley de las mujeres, ungiéndose seis meses con óleo y mirra y otros seis con los aromas y perfumes de uso entre las mujeres, cuando le llegaba el turno era llevada cada joven a la presencia del rey. 13 Así iba cada una a la presencia del rey, y cuando pasaba de la casa de las mujeres a la casa del rey, se le dejaba llevar cuanto ella quería; 14 iba allá por la tarde, y a la mañana siguiente pasaba a la segunda casa de las mujeres, bajo la vigilancia de Saasgaz, eunuco del rey y guarda de las concubinas. No volvía ya más a la presencia del rey, a menos que éste la desease y fuese nominalmente llamada.
Es probable que se hacía la ficha de cada joven a medida que entraban en el harén, anotándose el día de su ingreso. Al cabo de un año, luego de haberse sometido a un régimen especial de belleza, con el empleo de cosmético, la joven era llevada, por turno riguroso, a la presencia del rey. El mismo ceremonial debían observar las mujeres del usurpador Smerdis al acercarse a él 1.
Llega el turno a Ester (Dan_2:15-16).
15 Al llegar el turno a Ester, hija de Abigaíl, tío de Mardoqueo, el que la había adoptado por hija, de presentarse al rey, no pidió nada más que aquello que le había indicado el eunuco real, Hegue, encargado de guardar las mujeres. Halló Ester gracia a los ojos de cuantos la miraban. 16 Fue conducida Ester a la presencia del rey Asuero, a la casa real, el mes décimo, que es el mes de Tebet, en el año séptimo de su reinado.
Hegue percatóse de que Ester descollaba entre todas las mujeres por sus encantos femeninos y barruntó que agradaría al rey. Por lo mismo, ya desde el principio la rodeó de atenciones, preocupóse por sus adornos y alimentación, puso a su disposición siete (Dan_1:10) doncellas escogidas y la aposentó en la mejor habitación de la casa. .Las otras mujeres, al acercárseles el turno de ser presentadas al rey, multiplicaban sus atavíos para realzar su belleza; Ester, en cambio, tenía plena confianza en su hermosura. Pese a lo que dice el texto griego (Dan_14:15), Ester no siente repugnancia por el lecho de un incircunciso, ni manifiesta esta aversión ni a Hegue ni al rey. El autor sagrado refiere escuetamente los hechos, sin pronunciarse por la moralidad de los acontecimientos. Por la importancia política del hecho, el autor especifica el año y el mes en que Ester fue conducida por primera vez a la presencia del rey. Habían transcurrido cuatro años (Dan_1:3) desde el banquete en que se repudió a Vasti.
Ester, elegida reina (Dan_2:17-20).
17 El rey amó a Ester más que a todas las otras mujeres, y halló ésta gracia y favor ante él más que ninguna otra de las jóvenes. Puso la corona real sobre su cabeza y la hizo reina en lugar de Vasti.18 El rey dio un festín a todos sus príncipes y a sus servidores, un festín en honor de Ester, y dio alivio a las provincias e hizo mercedes con real liberalidad.19 Cuando por segunda vez reunieron a las jóvenes, estaba Mardoqueo sentado a la puerta del rey. 20 Ester no había dado a conocer su nacimiento ni su pueblo, porque se lo había prohibido Mardoqueo, y seguía cumpliendo las órdenes de Mardoqueo tan fielmente como cuando estaba bajo su tutela.
Con palabras que recuerdan el saludo del ángel a María ( Lev_1:30.42), se dice que amó Asuero a Ester más que a todas las mujeres que tenía, y que halló ella gracia y favor más que todas las otras jóvenes que habían estado con el rey. Ester superaba a todas; incluso era mejor que Vasti (Dan_1:19). Para celebrar el acontecimiento dio el rey un festín, que el autor sagrado llama festín de Ester por efectuarse en su honor. Según los LXX, el banquete duró siete días. Fueron invitados los príncipes y los servidores de la casa real.
Aborta un complot contra el rey (Dan_2:21-23).
21 En aquellos días, cuando Mardoqueo se sentaba en la puerta del rey, Birgan y Teres, dos eunucos del monarca, de la guardia del umbral, quisieron poner su mano sobre el rey Asuero, 22 Mardoqueo tuvo conocimiento de ellos e informó a la reina Ester, que se lo comunicó al rey de parte de Mardoqueo. 23 Averiguada la cosa y hallada cierta, los dos eunucos fueron colgados de un madero, escribiéndose el caso en el libro de las crónicas delante del rey.
Mientras se desarrollaban las fiestas en honor de la nueva reina, dos eunucos del rey preparaban un complot contra él. Este episodio coincide con el que se refiere en 12:1-6 del texto griego. Los nombres de los dos eunucos difieren en uno y otro texto; en el griego se llaman Gabata y Tarra; en el hebreo, Birgan y Teres. Ambos estaban de guardia en las puertas del palacio real. También Mardoqueo ocupaba un lugar destacado en la real puerta, siéndole fácil descubrir el atentado contra el rey. En el texto griego se dice que el complot estaba motivado por haber confiado el monarca un puesto de responsabilidad y categoría a un judío. Es muy probable que los dos eunucos, de nacionalidad persa, se sintieran humillados por estar sujetos a las órdenes de un judío. Mardoqueo comunicó confidencialmente la noticia a Ester y ésta la retransmitió al rey. Aun en este caso no manifestó la reina el parentesco que le unía con Mardoqueo, lo que hizo más tarde (8:1). Los dos eunucos fueron ahorcados (Patón) o empalados, suplicio este último muy usado por los antiguos persas 2. Por sus servicios mereció Mardoqueo que se inscribiera su nombre y lo que había hecho en la crónica real (Esdr 4:15) 3. En prueba de la importancia que el rey concedía al hecho, quiso que se anotara estando él presente, cubriendo con su autoridad la veracidad del relato.
el cual había sido transportado de Jerusalén con los cautivos que fueron llevados con Jeconías rey de Judá, a quien hizo transportar Nabucodonosor rey de Babilonia.a
[a] Jeconías. Es decir, Joaquín (véase 2Re 24:8-17).