Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
34. Renovación de la Alianza.
Moisés, de Nuevo en la Cima del Sinaí (1-9).
1
Yahvé dijo a Moisés: Haz dos tablas de piedra como las primeras, y escribiré en ellas lo que tenían las primeras, que rompiste, 2
y está pronto para mañana subir temprano y presentarte a mí en la cumbre del monte. 3
Que no suba nadie contigo, ni parezca nadie en ninguna parte de la montaña, ni oveja ni buey paste junto a la montaña. 4
Moisés talló dos piedras como las dos primeras y, levantándose muy temprano, subió a la montaña del Sinaí, como se lo había mandado Yahvé, llevando en sus manos las dos tablas de piedra. 5
Yahvé descendió en la nube y, poniéndose allí junto a él, pronunció el nombre de Yahvé, 6
y, pasando delante de él, exclamó: Yahvé, Yahvé; Dios misericordioso y clemente, tardo a la ira, rico en misericordia y fiel, 7
que mantiene su gracia por mil generaciones, y perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, pero no los deja impunes, y castiga la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación. 8
Moisés se echó en seguida a tierra, y, prosternándose, 9
dijo: Señor, si he hallado gracia a tus ojos, dígnate, Señor, marchar en medio de nosotros, porque este pueblo es de dura cerviz; perdona nuestras iniquidades y nuestros pecados y tómalos por heredad tuya.
En sustitución de las antiguas
tablas rotas, Moisés debe preparar otras, en las que, a diferencia de las primeras, sólo será de Dios la escritura1. Y a continuación se describe la teofanía prometida2. Es una segunda revelación del nombre de
Yahvé hecha a Moisés. Aquí se destaca más el carácter protector de Dios para su pueblo, basado en la justicia y en la misericordia, prevaleciendo ésta sobre aquélla, como ya se había expresado en el Decálogo3. La exclamación de Moisés es la mejor definición de lo que el nombre de
Yahvé significa para Israel en su historia como prenda de protección:
Yahvé, Dios misericordioso y clemente, tardo a la ira, rico en misericordia y fiel, que mantiene su gracia por mil generaciones y perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, pero no los deja impunes, y castiga la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación (v.6-7). Aquí tenemos la plena significación del nombre de
Yahvé, como símbolo de las relaciones entre Dios e Israel. Moisés lo acaba de entender en aquella visión. Yahvé es el
que es, o mejor, el
que está con su pueblo, el que mora en medio de éste, el que le acompaña y guía en todos sus caminos; y esto lo hace en virtud de su misericordia, clemencia y fidelidad en cumplir sus promesas, que se extienden de generación en generación sobre los que le temen. Por eso en el Salmo se repite tantas veces: Porque su misericordia es eterna.4 Esta misericordia obra sin estímulo de nadie, por sí misma. Por esto dice San Pablo que las promesas y los dones de Dios son sin arrepentimiento5, ya que Dios no se arrepiente de lo que una vez prometió, aunque cambien aquellos a quienes las promesas se han hecho, pues no se las ha hecho en atención a sus méritos, sino por solas las entrañas de la misericordia de nuestro Dios.6 Asimismo, en la Escritura se invoca el nombre de Dios, o Dios mismo asegura que hará tal cosa por amor de su nombre; lo que significa que obrará en todo eso por sí mismo, sin moción alguna externa. Aquí tenemos
la explicación histórica del nombre de Yahvé, y la declaración
mas alta que nos da el Apóstol, declaración aprendida, sin duda, no en las escuelas de Jerusalén,
sino en las del tercer cielo, adonde el Señor le admitió alguna vez. San Juan definirá la naturaleza divina:
Dios es amor.7 Es la explicación teológica más alta de las relaciones históricas de Dios con la humanidad8.
La expresión de que la justicia castiga hasta la tercera y cuarta generación, ya la hemos visto en 20:5, y está fundada en las rudas costumbres israelitas, que hacían responsables a los hijos de la culpa de los padres, contra la cual protesta el Deuteronomio 9; pero, aplicado a la justicia divina, tiene su fundamento en la ley de la solidaridad, que hace a los hijos herederos de los padres. Ezequiel lo declara de un modo más alto, afirmando que en adelante cada uno morirá por su propio pecado10.
El Nuevo Pacto (10-27).
10
Yahvé respondió: He aquí que yo voy a pactar alianza. Yo haré ante todo tu pueblo prodigios cuales no se han hecho jamás en ninguna tierra ni en ninguna nación, para que el pueblo que te rodea vea la obra de Dios, porque he de hacer cosas terribles. ? Atiende bien a lo que te mando hoy: Yo arrojaré ante ti al amorreo, al cananeo, al jeteo, al fereceo, al jeveo y al jebuseo. 12
Guárdate de pactar con los habitantes de la tierra contra la cual vas, pues sería para vosotros la ruina. 13
Derribad sus altares, romped sus cipos y destrozad sus aseras. 14
No adores otro Dios que yo, porque Yahvé se llama celoso, es un Dios celoso. 15
No pactes con los habitantes de esa tierra, no sea que al prostituirse ellos ante sus dioses, ofreciéndoles sacrificios, te inviten, y comas de sus sacrificios, 16
y tomes a sus hijas para tus hijos, y sus hijas, al prostituirse ante sus dioses, arrastren a tus hijos a prostituirse también ellos ante sus dioses. 17
No te harás dioses de metal fundido. 18
Guardarás la fiesta de los ázimos; durante siete días comerás pan ázimo, como te lo he mandado, en el tiempo señalado, en el mes de Abib, pues en este mes saliste de Egipto. 19
Todo primogénito es mío. De todos los animales, de bueyes, de ovejas, mío es. 20
El primogénito del asno lo redimirás con una oveja, y si no le redimes a precio, lo desnucarás. Redimirás al primogénito de tus hijos y no te presentarás a mí con las manos vacías. 21
Seis días trabajarás; el séptimo descansarás; no ararás en él ni recolectarás. 22
Celebrarás la fiesta de las semanas, la de las primicias de la recolección del trigo, y la solemnidad de la recolección al fin del año. 23
Tres veces al año se prosternarán ante el Señor, Yahvé, Dios de Israel, todos los varones; 24
pues yo arrojaré de ante ti a las gentes y dilataré tus fronteras, y nadie insidiará tu tierra mientras subas para presentarte ante Yahvé, tu Dios, tres veces al año. 25
No asociarás a pan fermentado la sangre de la víctima, y el sacrificio de la fiesta de la Pascua no lo guardarás durante la noche hasta el siguiente día. 26
Llevarás a la casa de Yahvé, tu Dios, las primicias de los frutos de tu suelo. No cocerás un cabrito en la leche de su madre. 27
Yahvé dijo a Moisés: Escribe estas palabras, según las cuales hago alianza contigo y con Israel.
Esta sección relativa a la
alianza tiene muchas semejanzas con la narrada en los c.20-24. El recopilador pone este relato a continuación de la rotura de las tablas, como si fuera un nuevo código de la alianza, cuando en realidad parece una nueva recensión del mismo de los c.20-24. Las dos versiones de las
palabras de la alianza presentan entre sí muchos detalles comunes, siendo los v. 10-26 como una segunda recensión de una parte de la ley cultual del código de la alianza (
Exo_22:29-30;
Exo_23:12;
Exo_23:15-19); algunos autores consideran los v. 10-26 como el Decálogo cultual o ritual, con cinco preceptos relativos al sábado y a las observancias agrícolas de Palestina y cinco relativos a la ofrenda de los primogénitos y a los detalles del ritual pascual. Si el trabajo redaccional para unir entre sí las tradiciones de diversa proveniencia es difícil de determinar, se ve, sin embargo, generalmente la obra del redactor en el fin del v.1 y en los v.6-8.9-10.11
Moisés pide perdón por la prevaricación de su pueblo, y Yahvé accede a pactar con él. El texto no habla expresamente de
renovar la alianza del 24:35, y, por consiguiente, parece está la
misma alianza pero puesta como consecuencia de las súplicas de Moisés después de la prevaricación del pueblo. Por esto no es de extrañar que, al exponer las condiciones de semejante alianza, veamos repetidos una buena parte de los preceptos contenidos en el código de la alianza. En virtud de esta alianza, Yahvé promete arrojar a los cananeos, para dar a Israel la posesión de su tierra (v.11); pero esta expulsión no ha de entenderse literalmente, puesto que a continuación añade el precepto apremiante de no contraer alianza alguna con los habitantes de la tierra de Canaán (v.12) ni contaminarse con sus cultos, sino mantenerse fieles a Yahvé. Así, arrojar a los cananeos equivale a subyugarlos, apoderarse de su tierra, privándolos de sus ciudades, de sus campos. Sobre todo, los hebreos debían destruir los santuarios de los dioses cananeos, a fin de que no se convirtiesen en lazo para Israel, induciéndolos a abandonar a Yahvé, su Dios. Se prohibe hacer alianza con los cananeos12, se ordena destruir los altares cananeos, estelas o cipos y los bosques sagrados ó aseras13,
porque Yahvé es celoso y no admite competidor en el culto14; no deben hacer dioses de metal fundido 15, deben observar la fiesta de los ázimos16 y entregar los primogénitos (v.19)17; el del
asno debe ser sustituido por un carnero18, y el del hombre, rescatado19; deben guardar el sábado (v.21)20, celebrar la fiesta de Pentecostés (v.22) y practicar las tres peregrinaciones anuales al santuario de Yahvé (v.23)21. Para ello, Yahvé garantizará la paz total en Canaán, de forma que puedan ir tranquilos hacia el santuario (v.24).
Moisés Desciende del Monte (28-35).
28
Estuvo Moisés allí cuarenta días y cuarenta noches, sin comer y sin beber, y escribió Yahvé en las tablas los diez mandamientos de la Ley. 29
Cuando bajó Moisés de la montaña del Sinaí, traía en sus manos las dos tablas del testimonio, y no sabía que su faz se había hecho radiante desde que había estado hablando con Yahvé. 30
Aarón y todos los hijos de Israel, al ver cómo resplandecía la faz de Moisés, tuvieron miedo de acercarse a él. 31
Llamólos Moisés, y Aarón y los jefes de la asamblea volvieron y se acercaron, y él les habló. 32
Acercáronse luego todos los hijos de Israel, y él les comunicó todo lo que les había mandado Yahvé en la montaña del Sinaí. 33
Cuando Moisés hubo acabado de hablar, se puso un velo sobre el rostro. 34
Al entrar Moisés ante Yahvé para hablar con él, se quitaba el velo hasta que salía; después salía a decir a los hijos de Israel lo que se le había mandado. 35
Los hijos de Israel veían la radiante faz de Moisés, y Moisés volvía después a cubrir su rostro con el velo, hasta que entraba de nuevo a hablar con Yahvé.
El v.28a es considerado como obra del redactor para unir el código anterior con el contexto sobre la nueva escritura de las tablas. El v.28b es la secuencia natural
Deu_34:10, como conclusión de los coloquios entre Yahvé y Moisés22. Las
diez palabras o mandamientos deben aludir al Decálogo y no al conjunto legislativo ritual de v. 11-26. Naturalmente, la afirmación de que Yahvé escribió las palabras de la alianza hay que tomarla como antropomorfismo para recalcar el origen divino de la legislación. También la afirmación de que Moisés permaneció cuarenta días y cuarenta noches sin comer ni beber hay que interpretarla a la luz del género literario hiperbólico oriental y teniendo en cuenta el número estereotipado de 40, que suele indicar en la Biblia un largo lapso de tiempo.
Los c.32:18b-34:37 vienen a ser como un paréntesis intercalado en el relato de la permanencia de Moisés en el monte y la descripción de todos los elementos que entran en la organización del culto de Yahvé. Y así, la narración que sigue debe considerarse como la continuación
Deu_32:18a. Después de haber permanecido tanto tiempo envuelto en la nube en que moraba Yahvé, el profeta baja con la faz radiante, reflejo de su íntima comunicación con Yahvé y, por tanto, reflejo de la
gloria de Dios23. En el hebreo se dice lit. cuerno brillante de su faz (v.26), y de ahí la traducción de la Vg.
cornuta esset facies sua, propuesta ya por Aquila. En esta traducción tuvieron origen las representaciones de Moisés cornudo; cuerno brillante aquí parece que debe tomarse en el sentido de
rayos brillantes de luz, como los del sol24. Ante este aspecto resplandeciente de la faz de Moisés, Aarón y el pueblo temieron y no osaron acercarse a él (v.30).
Era un axioma de que no podía verse a Dios sin morir. Y esta sentencia no afectaba sólo a las relaciones directas con el mismo Dios,
sino también con los que vivían en la intimidad de Dios, como los ángeles25. Aquí Moisés aparece como el amigo íntimo de Dios, y, por tanto, en una esfera muy superior a los demás del pueblo israelita. San Pablo toma este suceso para declarar un gran misterio, de que él era testigo. Como los ojos enfermos no sufren la luz intensa del sol, así Israel no puede soportar la claridad del rostro de Moisés, el cual tiene que cubrirse con un velo cuando se presenta al pueblo. No de otro modo en los días de San Pablo Israel es incapaz de percibir la claridad de la revelación evangélica, que los deslumbra, como deslumhraba a sus antepasados la claridad del rostro de Moisés26. Habituados a leer las promesas divinas envueltas en tantas imágenes sensibles y en formas de bienes temporales, no alcanzan a entender esas promesas en su realidad divina y despojadas de su ropaje humano. Los deslumbra la gloria del Hijo de Dios, cuando ellos esperaban únicamente al Hijo de David. No entienden la liberación del pecado, pues suspiraban únicamente por la liberación de la dominación romana, ni saben apreciar la promesa de vida eterna, ellos tan aferrados a la vida terrena.
Esta misma es la razón de que Jesucristo propusiera su doctrina velada en parábolas27
.
En
Bar_3:5 encontramos una frase que sirve para esclarecer lo que leemos aquí sobre la faz radiante de Moisés: El brillo es como la luz, y el que tiene dos cuernos en su mano es el velo de su majestad.28 En la hagiografía cristiana se habla .también de santos que aparecían con su rostro radiante y como transfigurado; es el efecto de un contacto con un mundo superior. El texto sagrado no dice nada sobre el tiempo en que el rostro de Moisés aparecía transfigurado, pero podemos suponer que .fue sólo durante aquellos días en que daba las leyes fundamentales en el Sinaí.
1 Cf.
Exo_23:16. 2 Cf.
Exo_33:19-23. 3
Exo_20:5-6. 4 Sal 136. 5
Rom_11:29. 6
Luc_2:78. 7
Jua_4:8. 8 Cf. A. Colunga:
Ciencia Tomista (1915) p. 11.117s. 9
Deu_24:16. 10
Eze_18:1;
Jer_31:29. 11 A. Clamer, o.c., p.268. 12 Cf.
Exo_23:23;
Exo_23:32-33; y
Exo_3:8 y com. 13 Cf. com. a
Exo_23:24. 14 Cf. com. a 20:5. 15 Cf. com. a 20:4; 23;
Lev_19:4. 16 Cf. com. a 23:15. 17 Cf. com. a 13:12; 22:28-29. 18 Cf. com. a 14:13; 23:15. 19 Cf. com. a 23:15. 20 Cf. com. a 23:12. 21 Cf. com. a 23:17. 22 Cf. Ex 32:30-33:4; 33:12-34:10. 23
Deu_24:16-17. 24 Cf.
Hab_3:4;
Mat_17:2. 25 Cf. Jue 6; 226. 26
2Co_3:135. 27 Cf. Mt 13. 28 Cf.
1Re_22:11.