Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
7. Castjgo de las Idolatrías.
Inminencia de la catástrofe (1-13).
1 Fueme dirigida la palabra de Yahvé, diciendo: 2 Mira, hijo de hombre, así habla Yahvé: Es el fin para la tierra de Israel, viene el fin sobre los cuatro confines de la tierra. 3 Llega para ti el fin, y desencadenaré mi ira contra ti y te pagaré según tus obras; echaré sobre ti todas tus abominaciones. 4 No se apiadará de ti mi ojo, no tendré compasión, echaré tus obras sobre ti, y en tu seno tus abominaciones, y sabréis que yo soy Yahvé. 5 Porque así dice el Señor, Yahvé: Desdicha tras desdicha viene, 6 llega el fin, está amenazándote el fin, ya está ahí. 7 Ya te llega el fin, habitante de la tierra; ya viene el tiempo, ya llega el día del alboroto, pero no de alegría, en los montes. 8 Ahora en seguida voy a derramar sobre ti mi ira y satisfaré en ti mi furor, juzgándote según tus obras y echando sobre ti todas tus fornicaciones. 9 No se apiadará mi ojo, no tendré compasión, sino que echaré sobre ti tus obras, y pondré en tu seno tus abominaciones, y sabrás que yo, Yahvé, os hiero. 10 He ahí el día, ya viene, ya llega tu suerte, ya ha brotado la opresión, ha florecido la injusticia *. n La violencia se ha levantado como cetro de impiedad; nada quedará de ellos ni de su orgullo, nada de su estrépito, nada de su esplendor. 12 Llega el tiempo, viene el día en que no se alegre el que compra ni se entristezca el que vende, que sobre todos vendrá la ira. 13 Quien venda no recobrará lo vendido por más que viva, porque la visión sobre todos ellos no se revocará, y por las impiedades ninguno vivirá.
La manifestación de la ira vengadora de Yahvé no se hace esperar, pues sus
abominaciones han sobrepasado toda medida y han de pesar sobre sus autores.
La justicia de Dios será inexorable (v.4).
Es el
día de Yahvé anunciado por los profetas, que, lejos de ser día de exultación y gozo 2, será
día de alboroto, pero no de alegría, en los montes (v.7), lugares de tradicional alegría por estar en ellos los santuarios dedicados a los ídolos 3. Ha llegado la hora de pedir cuenta de las
fornicaciones o idolatrías de Judá (v.8). Israel debe recibir en su
seno el pago de sus
abominaciones (v.8),
pues la
opresión y la
injusticia (v.10) han florecido exuberantes en la sociedad, de tal forma que la
violencia se ha levantado como cetro de impiedad, dominando como reina todas las manifestaciones de la vida cívica y social. Pero la ira divina barrerá toda manifestación aparatosa: no
quedara nada de su estrépito y esplendor. Las transacciones serán acompañadas de alegría de parte del que las compra, que se aprovecha de la miseria del prójimo. Según la Ley, debían darse facilidades de rescate a los que vendían obligados por la necesidad y la miseria. Los acaparadores se aprovechaban de esta situación. Pero ahora no deben alegrarse de sus compras ni entristecerse los vendedores con sus ventas, porque llega la hora de la destrucción (v.12). La ruina alcanzará a todos. No volverán a rescatarse los bienes vendidos después de cincuenta años, como estaba prescrito 4.
La ira divina sembrará la destrucción, y otros colonos vendrán al país de Israel a establecerse, siendo los moradores de Palestina llevados en cautividad (v.15).
El castigo de Yahvé es irrevocable.
Desolación general (14-27).
14 Tocan las trompetas, todo está presto, pero nadie va al combate, porque se desencadena mi ira sobre su muchedumbre. 15 Fuera, la espada; dentro, la peste y el hambre; quien está en el campo morirá a la espada; quien esté dentro de la ciudad será devorado por el hambre y por la peste. 16 Quien de ellos escape huirá a los montes, y gemirán todos como gime la paloma, cada uno por su propia iniquidad. 17 Todas las manos están debilitadas, y todas las rodillas flaquean. 18 Cíñense de saco y cúbrense de terror; en todos los rostros se ve la confusión, y todas las cabezas están rapadas. 19 Tiran en las calles su plata, y su oro se les torna en estiércol; no los salvará su plata ni su oro el día de la ira de Yahvé. No saciarán su hambre y no llenarán su vientre con ellos, pues les fueron incentivo para el pecado. 20 Estaban muy orgullosos de sus brillantes joyas, y con ellas fabricaron sus abominables simulacros, sus ídolos. Por eso se los convertirá en estiércol, 21 y los daré al saqueo de manos extranjeras y en botín a los impíos de la tierra, para que lo contaminen. 22 Apartaré de ellos mi rostro, y será profanado mi tesoro; entrarán en él los invasores y lo profanarán. 23 Fabrícate cadenas, porque está la tierra Üena de sangre, y la ciudad llena de violencias. 24 Traeré gentes perversas para que se apoderen de sus casas, y pondré fin al orgullo de los poderosos, y serán profanados sus santuarios. 25 Viene el terror, pedirán paz, y no habrá paz. 26 Vendrá angustia sobre angustia, y el anuncio de una seguirá al de otra. Faltará la visión a sus profetas; los sacerdotes desconocerán la Ley, y los ancianos el consejo. 27 El rey se enlutará, y los príncipes estarán desolados, y temblarán las manos de toda la tierra. Yo los trataré según sus caminos y los juzgaré según su merecido, y sabrán que yo soy Yahvé. El profeta refleja el momento del asedio de Jerusalén. Todo está presto para la defensa,
tocan las trompetas (v.14), pero de nada sirve, pues un temblor se apodera de los combatientes, de tal forma que
nadie va al combate. Es Yahvé el que ha enviado este retraimiento de las armas para cumplir los designios de su ira. La desolación y la muerte reinan por doquier (v.15), y nadie se atreve a salir al frente, pues todas
las rodillas flaquean (v.17). El abatimiento general se muestra en manifestaciones generales de duelo:
y cíñense de saco. todas las cabezas rapadas (v.18) 5. Los asediados, al ver que su
plata y oro no sirven para conseguir los víveres necesarios, lo arrojan por las calles (v.19). Sus riquezas han sido un
incentivo para el pecado i sobre todo para entregarse a la idolatría, dando sus metales preciosos para la construcción de simulacros, en lo que utilizaron sus
brillantes joyas (v.20). Pero todo será botín de guerra para los invasores (v.21), para
que lo contaminen, utilizando el oro y plata de los ídolos para fines triviales y profanos. Pero, sobre todo, la mayor calamidad es la profanación del
tesoro de Yahvé, o templo de Jerusalén (v.22). Todos deben prepararse para la cautividad
(fabrícate cadenas), pues el castigo es inminente, porque
esta la tierra llena de sangre. (v.23); alusión a los homicidios y atropellos contra los que predicaban la sumisión a Babilonia, siguiendo las indicaciones de los profetas.
En la catástrofe que se avecina no habrá ninguno a quien acudir en petición de ayuda, ya que faltarán el sacerdote, el profeta y el sabio (v.25). Es interesante la claridad con que en este texto se especifica la misión de los distintos directores espirituales de la sociedad: la característica del
profeta es la fisión, o revelación recibida directamente de Dios para transmitir un mensaje a la comunidad; la del
sacerdote es la
Ley, cuya enseñanza estaba obligado a compartir al pueblo; y la del sabio es el
consejo, o deducción doctrinal por reflexión de las revelaciones anteriores. El sabio sustituyó al
profeta cuando éste faltó, y sus enseñanzas no tenían la autoridad de los profetas, precisamente porque no tenían comunicación directa con Dios, sino que, por reflexión teológica, deducían conclusiones en orden al gobierno de la vida. Son los autores de los libros que llamamos
sapienciales, que vienen a llenar el vacío de los oráculos proféticos.
Israel siempre ha vivido bajo una protección especial divina; así, primero suscitó Yahvé
profetas para suplir la acción de los sacerdotes, que se limitaban a lo cultual, y después a los
sabios para que dieran consejo y dirección a las nuevas generaciones. Ezequiel en este pasaje anuncia que, para colmo de males, Jerusalén se verá privada no sólo de los bienes elementales materiales, sino aun de los espirituales, ya que los que representaban los valores del espíritu, corno los
sacerdotes, los
profetas y los sabios, no estarán al alcance de los moradores de la Ciudad Santa. Y en la catástrofe, los primeros en sentir una profunda amargura serán las clases dirigentes:
el rey se enlutara, y los príncipes estarán desolados. (v.27). Yahvé los castigará por su mala conducta, para que reconozcan de una vez su poder: í sabrán
que yo soy Yahvé. 1 El TM lee lit. ha salido la corona, ha florecido el cetro. Nuestra versión se basa en una ligera reconstrucción del texto. La
Biblc de Jérus. traduce.: el castigo está presto, se ha desarrollado el orgullo. 2 Cf.
Amó_5:18s;
Eze_30:3. 3 Cf.
Ez 6:2s;
Jer_3:22-23. 4 Cf.
Lev_25:10.13. 5 Cf.
Jer_4:8;
Jer_6:26;
Lam_2:1;
Eze_27:31;
Amo_8:10;
Isa_15:2;
Jer_47:5;
Eze_27:31.