Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Llamada a la concordia y al gozo espiritual, 4:1-9.
1
Así que, hermanos míos amadísimos y muy deseados, mi alegría y m1 Corona, perseverad firmes en el Señor, carísimos 2
Ruego a Evodia y a Síntique tener los mismos sentimientos en el Señor. 3
Y a ti también, fiel compañero, te ruego que ayudes a esas que han luchado mucho por el Evangelio, conmigo y con Clemente y con los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida. 4
Alegraos siempre en el Señor; de nuevo os digo, alegraos. 5
Vuestra benevolencia sea notoria a todos los hombres. El Señor está próximo. 6
Por nada os inquietéis, sino que en todo tiempo, en la oración y en la plegaria, sean presentadas a Dios vuestras peticiones, acompañadas de acción de gracias. 7
Y la paz de Dios, que sobrepuja todo entendimiento, guarde vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. 8
Por lo demás, hermanos, atended a cuanto hay de verdadero, de honorable, de justo, de puro, de amable, de laudable, de virtuoso, de digno de alabanza; a esto estad atentos, 9
y practicad lo que habéis aprendido y recibido y habéis oído y visto en mí, y el Dios de la paz será con vosotros.
A las exhortaciones precedentes, de carácter general, a las que sirve como de conclusión el v.1 de este capítulo 4, añade ahora el Apóstol algunas otras recomendaciones.
Primeramente, una de índole particular, referente a dos mujeres cristianas de Filipos, Evodia y Síntique, a las que pide concordia y que vivan en buena inteligencia (v.2). No sabemos en qué consistía la discrepancia. únicamente sabemos que habían sido colaboradoras de Pablo, luchando a su lado por el Evangelio (v.3). ? fin de facilitar esa concordia pide la ayuda de una persona que es llamada fiel compañero (?????? ?????? ), aunque este último término podría ser también un nombre propio,
Sizigos. Trátese de nombre propio o no, no sabemos quién sea este personaje, tan particularmente unido a Pablo y a su obra 272. Tampoco sabemos quién sea ese Clemente, citado entre sus colaboradores (v.3). Orígenes, al que luego hicieron eco muchos autores, supuso que era el Clemente, papa romano, del que poseemos la conocida carta a la iglesia de Corinto. Pero no hay pruebas. El nombre de Clemente era entonces frecuentísimo, y en las mismas inscripciones encontradas en Filipos aparece repetidas veces. En cuanto a la expresión el libro de la vida (v.3), es una metáfora usada, ya en el Antiguo (cf.
éxo_32:33;
Sal_69:29;
Dan_12:1), ya en el Nuevo Testamento (cf.
Luc_10:20;
Rev_3:51Rev_20:15), como si Dios, al igual que solía hacerse en las familias y en los Estados, escribiese en un libro o registro el nombre de sus fieles. Ello significaba que eran como miembros de su familia y habían de juntarse luego con El en la vida eterna. Sin embargo, esto no implica nada en el asunto de la predestinación, pues el Apóstol no pretende afirmar, como algo que se le hubiese revelado, su salud final.
Terminados los avisos individuales, de nuevo el Apóstol, con un afecto paternal desbordante, da diversas recomendaciones generales respecto de la alegría cristiana (v.4; cf. 2:18; 3:1), de la benevolencia (? .6)
, de la confianza en la Providencia (v.6; cf.
Mat_6:25-34), de la paz (v.7; cf.
Col_3:15;
Jua_14:27). La frase el Señor está próximo (v.5), intercalada en este contexto, parece tener por finalidad reavivar el ánimo de los filipenses con el pensamiento de la proximidad del Señor, cosa que suele hacer con frecuencia el Apóstol en sus exhortaciones (cf.
Rom_13:11-14).
Finalmente, como alimento de esa alegría y de esa vida de paz que nunca deben faltar en el cristiano, les propone un hermoso programa: donde quiera haya algo verdadero, algo noble, algo bueno., tenedlo en cuenta y hacedlo vuestro, informándolo de la savia cristiana (v.8-9). Principio éste de extraordinarias consecuencias. Todo lo humano: riquezas, ciencia, arte, literatura., separado de Cristo, no vale nada (cf. 3:8); pero, si lo informamos de la savia de Cristo, puede tener gran valor 273.
Epilogo, 4:10-23.
Agradecimiento por los socorros recibidos, 4:10-20.
10
Grande fue mi gozo en el Señor desde que vi que habéis reavivado vuestro afecto por mí. n En verdad sentíais afecto, pero no teníais oportunidad de manifestarlo. Y no es por mi necesidad por lo que os digo esto, pues sé muy bien contentarme con lo que tengo. 12
Sé pasar necesidad y sé vivir en la abundancia; a todo y por todo estoy bien enseñado, a la tortura y al hambre, a abundar y a carecer. 13
Todo lo puedo en aquel que me conforta. 14
Sin embargo, habéis hecho bien tomando parte en mis tribulaciones. 15
Bien sabéis vosotros, filipenses, que, al comienzo del Evangelio, cuando partí de Macedonia, con ninguna iglesia tuve cuenta de dado y recibido, sino con vosotros. 16
Porque estando en Tesalónica. más de una vez me enviasteis con qué atender a mi necesidad 17
No es que yo busque dádivas, sino que busco fruto que produzca interés en vuestra cuenta. 18
Tengo ya de todo, vivo en abundancia y estoy al colmo después que recibí de Epafrodito lo que de vosotros me trajo, olor de suavidad, hostia acepta a Dios. 19
Mi Dios colmará todas vuestras necesidades, según sus riquezas en gloria, en Cristo Jesús. 20
A Dios y Padre nuestro, gloria por los siglos de los siglos. Amén. San Pablo no quiere terminar su carta sin agradecer expresamente a los filipenses la generosidad de sus limosnas. Es admirable la delicadeza y altura con que muestra esa gratitud, donde no faltan palabras llenas de amor y reconocimiento, pero manteniéndose siempre
en el plano de independencia apostólica necesario.
La afirmación que quiere vaya en primer lugar es la de que sus limosnas le han causado gran gozo, pues demuestran el afecto que le tienen (v.10). Y aún añade, con delicadeza exquisita, que ese afecto es de siempre, pero no habían tenido ocasión de demostrárselo (v.11a). No crean, sin embargo, que lo que le mueve a hablar así es el haber podido satisfacer a sus necesidades materiales, pues sabe pasar hambre y sabe abundar, siendo Cristo quien le da fuerzas para todo (v.11b-13). Dicho en otras palabras: tiene completa libertad de espíritu para no estar atado a cosas materiales, ni de los filipenses ni de nadie.
Salvada esa su independencia apostólica y como tratando de evitar la mala impresión que pudieran haber producido sus palabras, cual si estimase en poco la ayuda recibida, reanuda el elogio de los filipenses y agradece su acción, trayendo a la memoria otras ayudas pasadas, y que sólo de ellos había aceptado (v. 14-16). El lenguaje de dado y recibido (? .16)
es lenguaje comercial, que Pablo aplica a su caso. A las iglesias por él fundadas
daba bienes espirituales, pero era opuesto a
recibir de ellas, en cambio, bienes materiales, a fin de no poner obstáculo alguno a la difusión del Evangelio; únicamente hizo excepción con los filipenses, lo que era prueba de que tenía gran confianza en ellos (cf.
1Co_9:12;
2Co_11:7-12;
Hec_18:3;
Hec_20:33-34).
Todavía vuelve a insistir en que lo que realmente le alegra no es la dádiva o limosna que le han entregado, sino el fruto que esa dádiva produce a favor de los filipenses; ella es como un sacrificio ofrecido a Dios en olor de suavidad, y Dios es el que se encargará de la recompensa, colmándoles de toda clase de bendiciones (v.17-19).
Digno remate de esta hermosa perícopa es la doxología final, que brota espontánea en el corazón de Pablo ante el pensamiento de la liberalidad divina (v.20).
Saludos y bendición final,Hec_4:21-23.
21
Saludad a todos los santos en Cristo Jesús. Os saludan los hermanos que están conmigo. 22
Os saludan todos los santos, y principalmente los de la casa del César.23
La gracia del Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. La parte dedicada a saludos es muy breve. San Pablo no menciona a nadie en concreto, sino que saluda a todos los fieles de Filipos en general (v.21a). Igualmente, manda saludos de los hermanos que están con él, sin mencionar a ninguno de estos colaboradores en particular (v.21b), y de todos los fieles de la ciudad en que se encuentra. Entre éstos hace mención especial de los de la casa del César (v.22); quizás con la finalidad de animar a los filipenses, como dándoles a entender que hasta en el mismo palacio imperial había penetrado el Evangelio. No es probable que se trate de miembros de la familia imperial, de que no quedan testimonios, sino más bien de funcionarios, esclavos y libertos, al servicio del emperador.
La despedida o bendición final (v.23) es la corriente de sus cartas (cf.
Gal_6:18), Probablemente es
autógrafa, constituyendo esa especie de firma o garantía de autenticidad, de que expresamente habla en otros lugares (cf.
Col_4:18).
266 Cf. B. Brinkmann, Num
S. Paulus Ephesi fuerit captivus: Verb. Dom. 19 (1939) 321-332. 266* Cf. S. Dockx,
Lieu et date de Vép'üre aux Philippiens: Rev. Bibl. 8o (1973) 230-246. 267 Cf. H. Schumacher,
Christus in seiner Praeexistenz und Kenose nach Phil. 2:5-8. (Roma 1914); P. Henry,
Kenose: Dict. Bibl.-Suppl., t.5 col.158-161; O, Michel, Zur
Exe-gese v. Phil. 2.5-11: Theol. ais Glaubenswagnis (Hamburgo 1954) 79-95; G. Pérez,
Humillación y exaltación de Cristo: Cult. Bíbl. 13 (1956) 4-10 y 84-88; P. Dacquino, ? testo
cristo-lógico di FU. 2:6-11: Riv. Bibl. 7 (1959) 220-229; J. Jeremías,
¿u Phil. 2:7: Eauton ekenosen: Nouv. Test. 6 (1963) 182-88; A. Feuillet,
L'hymne christologique de l'Epítre aux Philip-piens: Rev. Bibl. 72 (1965) 352-380 y 481-507; R. P. Martin,
Carmen Christi: Phil. 2:5-11 (Cambridge 1967); J. T. Sanders,
The New Testament Christological Hymns (Cambridge 1971); P. Grelot,
Deux expressions difficiles de Phil. 2:6-7: Bibl. 53 (1972) 495-5O7· 268 Cf. B. Rigaux,
Sain Paul et ses letres (París 1962) p.184-196. 269 Gf. M. Laconi, Non
rapinam arbitratus est. (Phil 2:6): Riv. Bibl. 5 (1957) 126-140. 270 Cf. M. Brunec,
Cum timore et fremore
vestram salutem operamini (PhiL 3:12-13): Verb. Dom. 40 (1962) 270-75. Tratando de conciliar ambas cosas, la acción de Dios y nuestra libertad, escribe San Agustín: Certum est nos velle, cum volumus; sed ille facit ut veli-mus bonum. Certum est nos faceré, cum facimus; sed ille facit ut faciamus, praebendo vires efficacissimas voluntati
(De gratia et libero arbitrio 16: PL 44:900). 271 Cf. A. Rolla, La cittadinanza greco-romana e la cittadinanza celeste di Filippesi 3:20: Stud. Paul, intern. cath., II (Roma 1963) 75-80. 272 Lo que sí parece claro es que se trata de un varón, no de una mujer, como pide el adjetivo masculino fiel (?????? ). Carece, pues, de fundamento la opinión de Clemente de Alejandría, que luego recoge Orígenes, aunque no la hace suya, de que se trata de la esposa (??????? =
cónyuge, o que lleva el mismo yugo) de Pablo. Apoyándose en esta opinión, tejió Renán una bella leyenda, diciendo que se trata de Lidia, con quien Pablo se habría casado después de bautizada (cf.
Hec_16:14-15). Puras fantasías, tanto más que Pablo no estaba casado (cf.
1Co_7:7-8). 273 Cf. J. Levie,
Les wieurs humm'nes dans
la théologie de saint Paul: Bibl. 40 (1959) 800-814.