Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
26. Estancia de Isaac en Guerar.
E ste relato pintoresco narra hechos que parecen la repetición de los de la historia de Abraham (Rebeca presentada como hermana, alianza con Abimelec, disputas a causa de los pozos de agua).
Rebeca, en Peligro de Ser Raptada (1-11).
1Hubo en aquella tierra un hambre distinta de la primera que hubo en tiempo de Abraham, y fue Isaac a Guerar, a Abimelec, rey de los filisteos; 2pero se le apareció Yahvé y le dijo: No bajes a Egipto. 3Sigue habitando en esta tierra, donde yo te diga; peregrina por ella, que yo estaré contigo y te bendeciré, pues a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, cumpliendo el juramento que hice a Abraham, tu padre, 4y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y le daré todas estas tierras, y la bendecirán todos los pueblos de la tierra, 5por haberme obedecido Abraham y haber guardado mi mandato, mis preceptos, mis ordenaciones y mis leyes. 6Habitó, pues, Isaac en Guerar. 7Preguntáronle los hombres del lugar por su mujer, y él decía: Es mi hermana. Pues temía decir que era su mujer, no fuera que le mataran los hombres del lugar por Rebeca, que era muy hermosa. 8Como se prolongase su estancia en Guerar, mirando un día Abimelec, rey de los filisteos, por la ventana, vio que estaba Isaac acariciando a Rebeca, su mujer. 9Llamó Abimelec a Isaac, y le dijo: De cierto que es tu mujer. ¿Por qué, pues, dices: Es mi hermana? Y le contestó Isaac: Es que me dije: No vaya yo a morir por causa suya. 10Respondióle Abimelec: ¿Cómo nos has hecho esto? Hubiera podido alguno tomar a tu mujer, y hubieras arrojado sobre nosotros un delito. 11 Dio, pues, Abimelec una orden a todo el pueblo, diciendo: El que toque a este hombre o a su mujer, morirá.
Otra vez se presenta la escasez en Palestina, y con ella el pensamiento de buscar en Egipto el remedio a la necesidad. Pero esta vez Isaac renuncia al viaje, y se queda al sur de Canaán, en la parte meridional de Gaza y Bersabé, que iba a ser la zona de pastoreo de Isaac, de la que no había de salir. No sería trashumante en gran escala, sino pastor de rebaños en una zona que tiene asegurados ya pastos y derechos adquiridos sobre determinados pozos de agua. Es la zona del Negueb, zona esteparia con algunos oasis. Por allí está el territorio de Abimelec,
rey de los filisteos (v.1), denominación geográfica inexacta e históricamente inadmisible, pues los filisteos no se establecieron en la costa palestina hasta el siglo XI a.C. La mención, pues, de filisteos es una anticipación literaria del redactor para hacer más inteligible el relato a sus contemporáneos. Dios ordena a Isaac que no abandone esta zona, y le promete su bendición a su posteridad, conforme al
juramento hecho a Abraham (v.3). Los v.3b-5 parecen amplificaciones del redactor posterior.
En esta tierra de Guerar se nos ofrecen por tercera vez los peligros de la esposa del patriarca, la cual era extremadamente hermosa (v.7), como se había dicho antes de Sara. Isaac utiliza la misma estratagema de su padre, presentando a Rebeca como su hermana para eludir los posibles peligros por parte de una población sensual que quisiera raptarla1. Esto es muy verosímil en poblaciones rudas, y por eso el hecho pudo repetirse varias veces; pero hay indicios de confusión de fuentes, las cuales sitúan los mismos hechos en distintas circunstancias históricas. Por eso, no pocos autores consideran estas narraciones como
duplicados por su fondo común. Pero los detalles son diversos, pues en el caso de Rebeca es el pueblo, y no el faraón o el rey Abimelec, el que quiere raptar a la esposa de Isaac. Además, aquí no interviene ninguna revelación divina para dar a entender al rey que Rebeca es esposa de Isaac, sino que el rey, llevado de su curiosidad, se da cuenta que Rebeca es esposa de Isaac. Hay, pues, diferencias notables de detalle, que son un indicio de que se trata de casos diferentes, aunque similares. La reconvención hecha al patriarca es similar en los tres casos: los engañados protestan por haberlos puesto en ocasión de cometer un grave delito al apropiarse una esposa legítima (v.10). Para aclarar la situación, el rey Abimelec da orden de que tanto Isaac como su esposa sean respetados bajo pena de muerte.
Alianza de Isaac con Abimelec (12-33).
12Sembró Isaac en aquella tierra, y recogió aquel año ciento por uno, pues le bendijo Yahvé. 13Engrandecióse y fue creciendo cada vez más, hasta hacerse muy poderoso. 14Tenía mucha hacienda de ovejas y bueyes y mucha servidumbre, y los filisteos llegaron a envidiarle. 15Todos los pozos abiertos por los siervos de su padre, Abraham, los cegaron los filisteos, llenándolos de tierra. 16Dijo Abimelec a Isaac: Vete de aquí, porque has llegado a ser mucho más poderoso que nosotros. 17Fuese Isaac y acampó en el valle de Guerar, y habitó allí. 18 Volvió a abrir los pozos abiertos en tiempo de Abraham, su padre, cegados por los filisteos después de la muerte de Abraham, dándoles los mismos nombres que les había dado su padre. 19Cavaron los siervos de Isaac en el valle, y alumbraron una fuente de aguas vivas; 20 pero los pastores de Guerar riñeron con los de Isaac, diciendo: Estas aguas son nuestras. Y llamó al pozo Ezeq, porque había habido riña por él. 21 Excavaron sus siervos otro pozo, por el cual hubo también un altercado, y lo llamó Sitna. 22Yéndose más lejos, excavó otro pozo, por el cual no hubo ya querellas, y le llamó Rejobot, diciendo: Ahora ya nos ha dado Yahvé holgura y prosperaremos en esta tierra. 23Subió después a Bersebá, 24y se le apareció Yahvé en la noche, y le dijo: Yo soy el Dios de Abraham, tu padre; nada temas, que yo estoy contigo: Yo te bendeciré y multiplicaré tu descendencia por Abraham, mi siervo. 25Alzó allí un altar e invocó el nombre de Yahvé; plantó allí su campamento, y abrieron también allí sus siervos un pozo. 26Vinieron a él, desde Guerar, Abimelec, Ajurot, amigo suyo, y Picol, jefe de su ejército; 27e Isaac les dijo: ¿Para qué habéis venido a mí vosotros, que me odiáis y me habéis arrojado de entre vosotros? 28Ellos respondieron: Porque hemos visto claramente que está Yahvé contigo, y nos hemos dicho: Haya en medio de nosotros un juramento entre ti y nosotros. Queremos hacer alianza contigo, 29de no hacernos tú mal, como no te hemos tocado nosotros a ti, haciéndote sólo bien y dejándote partir en paz Tú eres ahora el bendito de Yahvé. 30Isaac les preparó un banquete, y comieron y bebieron. 31A la mañana siguiente se levantaron, y se juraron unos a otros, y les despidió Isaac, yéndose ellos en paz. 32Aquel mismo día vinieron los siervos de Isaac a informarle acerca del pozo que estaban haciendo, y le dijeron: Hemos hallado agua; 33e Isaac llamó al pozo Sebá; por eso se llamó la ciudad Bersebá hasta el día de hoy.
El carácter de Isaac se muestra más amante de la quietud que Abraham, pues no salió del mediodía de Canaán. No es raro aún hoy día que los nómadas cultiven o hagan cultivar una parte de las tierras de sus términos para proveerse de cereales. Es lo que hizo Isaac, y como prueba de que la bendición de Dios le acompañaba siempre, el autor sagrado nos cuenta la gran cosecha (ciento por uno, expresión hiperbólica) que recogió, añadiendo luego la suma de sus riquezas en ganados. Vemos cómo las promesas hechas a Abraham se van cumpliendo, y así, su hijo empieza a ser dueño de parte de la tierra de Canaán. Poco a poco los patriarcas nómadas se van sedentarizando a medida que adquieren campos y pozos propios, y su género de vida se convierte en seminómada, participando en sus costumbres del ambiente de los poblados y de las tribus de la estepa. Esto es importante para comprender muchas costumbres de los patriarcas, las cuales unas veces coinciden con el ambiente sedentario, y otras con el ambiente del beduino2.
La prosperidad de la hacienda de Isaac suscitó la envidia de las tribus y poblaciones cercanas. También por anacronismo se llama a estas poblaciones
filisteos (v.14). Como antes hemos dicho, esta anomalía histórica se debe a que el redactor posterior traslada a la época patriarcal la situación histórica de su tiempo, en que los filisteos eran los tradicionales enemigos de Israel. Así, los enemigos de los intereses de los patriarcas son llamados también filisteos; pero, en realidad, en tiempo de Isaac aún no estaban éstos en Canaán. Para hacer la vida imposible al patriarca, se dedicaron a cegar los pozos3. El propio rey Abimelec le ordena salir del territorio (v.16), y el patriarca se fue a acampar al
valle de Guerar, identificado comúnmente con el Wady Gazzé4. Allí sus siervos cavaron pozos, y encontraron
pozos de agua viva o corriente (v.19). Esto era un indicio de la protección divina. Muy pronto vinieron las querellas con los pastores de la región de Guerar, los cuales pretendían mantener su propiedad sobre esas aguas (v.20). Por eso Isaac llamó a aquel pozo
Ezeq (querella). Hombre pacífico, Isaac se marchó a otro lugar, e hizo cavar otro pozo, sobre el que también se entablaron discusiones; por eso le llamó Sitna (hostilidad), quizá el actual
Wady Sutneh er-Rueheibeh. Después excavó otro pozo, sobre el que no hubo disputa, y le llamó
Rejobot (amplitud de espacio), diciendo: Ahora nos ha dado Yahvé
holgura...
(v.22). Se le ha identificado con
Ruheibé5
. Después el patriarca llegó a Bersebá, y allí recibió una comunicación divina en la que se reiteraban las bendiciones hechas a Abraham (v.24). Para recuerdo de esta aparición levantó un altar e
invoco el nombre de Yahvé (v.25). Allí su padre había erigido también un altar junto al tamarindo6. De nuevo allí se hace una alianza con Abimelec. Este, al ver que Isaac prosperaba, se dio cuenta que Dios le bendecía, y, por tanto, que era buen negocio hacer pacto con él y tener buenas relaciones de vecindad a pesar de haberle echado de su territorio poco antes. Isaac los recibe fríamente y les echa en cara su hostilidad anterior; pero, ante las palabras de sus interlocutores, que le reconocen como
bendito de Yahvé (v.29), es decir, objeto de la protección especial divina, Isaac cancela todo el pasado, ofrece un banquete y accede a formalizar una alianza solemne (v.30). Después hicieron juramento de no perjudicarse mutuamente, y se marcharon. El mismo hecho de comer con ellos recibiéndolos como huéspedes era garantizarles sus derechos7. Ese mismo día sus siervos alumbraron un nuevo pozo, al que en recuerdo de la alianza jurada se le llamó
Ber Sebá (pozo del juramento). Tenemos aquí una nueva versión sobre el significado y origen de la localidad de Bersebá, tan ligada a la historia de los patriarcas8.
Las Mujeres Hititas de Esaú (34-35).
34Era Esaú de cuarenta años, y tomó por mujeres a Judit, hija de Beeri, jeteo, y a Basemat, hija de Elón, jeteo, 35que fueron para Isaac y Rebeca una amarga pesadumbre.
El autor sagrado expresa aquí lo mal que resultan estas uniones con gentes del país. Las dos esposas son
jeteas, es decir, hititas, que, como hemos visto a propósito de la compra de la caverna de Macpela en Hebrón, representaban una población no semita que se había enraizado en Canaán antes de la llegada de los patriarcas. La observación del autor sagrado está ordenada a mostrar cómo Esaú no era digno de la primogenitura, y, en consecuencia, se atenúa la conducta poco noble de Jacob, como se va a narrar en el capítulo siguiente. En todo este relato de las relaciones entre los dos hermanos, el hagiógrafo ve la mano de la Providencia, que ha elegido a la descendencia de Jacob como heredera de sus promesas de bendición.
1 Véase la narración del yahvista (
Gen_12:10-20) sobre el rapto de Sara por el faraón, y la del elohísta (Gén 20) sobre el rapto de la misma por Abimelec. 2 Cf.
Gen_30:14;
Gen_37:7. Véase R. de Vaux.: RB (1949) I. 3 Los v.15 y 18 son considerados por muchos comentaristas como glosa. 4 Cf. Abel, Géog. I 406. 5 Cf. Ibid., II 434. 6
Gen_21:33 7 Véase Jaussen, Coutumes des arabes...79-93. 8 Este relato tiene los visos de ser un duplicado del de
Gen_21:31. Se ve que corrían diversas tradiciones similares para explicar el nombre de Bersebá, y el hagiógrafo las recoge como los patriarcas en orden al cumplimiento de sus promesas sobre el futuro glorioso de su descendencia.