Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
El profeta Jehú (16:1-7).
1
Recibió Jehú, hijo de Janani, palabra de Yahvé contra Basa, diciendo: 2
Yo te he levantado del polvo y te hice jefe de mi pueblo, Israel; mas por haber tú marchado por el camino de Jeroboam y haber hecho pecar a mi pueblo, Israel, irritándome con sus pecados, 3
voy yo a barrer a Basa y a su casa, y haré tu casa semejante a la de Jeroboam, hijo de Nadab. 4
El que de la casa de Basa muera en la ciudad será devorado por los perros, y el que de los suyos muera en el campo será comido por las aves del cielo. 5
él resto de los hechos de Basa, cuanto hizo, sus hazañas, ¿no está escrito en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel? 6
Basa se durmió con sus padres y fue sepultado en Tirsa. Le sucedió Ela, su hijo. 7
La palabra de Yahvé había sido dirigida por medio del profeta Jehú, hijo de Janani, contra Basa y contra su casa, no sólo por todo el mal que él había hecho a los ojos de Yahvé, irritándole con la obra de sus manos y haciéndose semejante a la casa de Jeroboam, sino también por haber destruido a la casa de Jeroboam. El oráculo de Jehú es parecido al de Ajías (14:7-11). El mismo profeta apostrofó más tarde a Josafat (
2Cr_19:2-3;
2Cr_20:34), en cuyo último lugar se cita la historia de Jehú, hijo de Janani, que fue inserta en el libro de los reyes de Israel. Basa no pertenecía a la familia real. Jehú le acusa de impiedad y de haber destruido la casa de Jeroboam. Aunque esta acción entraba en los planes de la Providencia, sin embargo, parece que Basa se ensañó y procedió con mala intención. Es muy posible (Garofalo) que el v.7 sea una adición posterior.
Reinados de Ela, Zimri y Omri (2Cr_16:8-28).
8
El año veintiséis de Asa, rey de Judá, comenzó a reinar sobre Israel, en Tirsa, Ela, hijo de Basa, y reinó dos años. 9
Conspiró contra él Zimri, su siervo, jefe de la mitad de los carros. Estaba Ela en Tirsa comiendo y embriagándose en casa de Arsa, su mayordomo en Tirsa; 10
y entró Zimri y le hirió, matándole, el año veintisiete de Asa, rey de Judá, y reinó en su lugar. 11
Hecho rey, una vez que se sentó sobre el trono, 12
destruyó a toda la casa de Basa, sin dejar que escapara nadie de cuantos le pertenecían, ni pariente ni amigo. Destruyó Zimri toda la casa de Basa, según la palabra que Yahvé había dicho contra Basa por medio de Jehú, profeta, 13
por todos los pecados que Basa y Ela, su hijo, habían cometido y habían hecho cometer a Israel, irritando con sus ídolos a Yahvé, Dios de Israel. 14 El resto de los hechos de Ela, cuanto hizo, ¿no está escrito en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel? 15
El año veintisiete de Asa, rey de Judá, reinó siete días Zimri en Tirsa. 16
Estaba el pueblo acampado contra Guibetón, que pertenecía a los filisteos, y supo la noticia: Zimri ha conspirado contra el rey, y aun le ha dado muerte; y aquel mismo día todo Israel alzó en el campamento por rey a Omri, jefe del ejército. 17
Ornri, y con él todo Israel, subieron de Guibetón y pusieron cerco a Tirsa. 18
Cuando Zimri vio que era tomada la ciudad, se metió en el palacio real y puso fuego a la casa con él dentro, y así murió, 19
por los pecados que él había cometido, haciendo lo malo a los ojos de Yahvé y marchando por el camino de Jeroboam y dándose a los pecados que Jeroboam había cometido para hacer pecar a Israel. 20
El resto de los hechos de Zimri, la conspiración que tramó, ¿no está escrito en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel? 21
Entonces el pueblo de Israel se dividió en dos partidos; una mitad del pueblo quería hacer rey a Tibni, hijo de Guinat, y la otra mitad estaba por Omri. 22
Los partidarios de Omri vencieron a los partidarios de Tibni, hijo de Guinat, y Tibni fue muerto y reinó Omri. 23
El año treinta y uno de Asa, rey de Judá, comenzó a reinar Omri sobre Israel, y reinó doce años. Reinó en Tirsa seis años; 24
luego compró a Semer la montaña de Samaría por dos talentos de plata, y edificó sobre la montaña, dando a la ciudad que edificó el nombre de Samaría, del monte de Semer, el dueño del monte. 25
Omri hizo el mal a los ojos de Yahvé y obró todavía peor que los que le habían precedido. 26
Marchó por todos los caminos de Jeroboam, hijo de Nabat, y se dio a todos los pecados que Jeroboam había hecho cometer a Israel, irritando con sus ídolos a Yahvé, Dios de Israel. 27
El resto de los hechos de Omri, cuanto hizo, sus hazañas, ¿no está escrito en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel? 28
Se durmió Omri con sus padres y fue sepultado en Samaría. Le sucedió Ajab, su hijo. Poco se cuidó Ela (886-885) de los negocios de su reino. Mientras banqueteaba en su palacio, su ejército combatía cerca de Guibetón (
Jos_19:44;
Jos_21:23). Le mató Zimbri en el curso de una francachela en casa de su mayordomo, en Tirsa. Por los pecados de Basa y de Ela, exterminó Zimbri (885) toda la casa de Basa. Reinó Zimbri una semana (
2Cr_9:31).
El ejército que acampaba cerca de Guibetón eligió por rey a Omri, jefe del ejército, que reinó durante los años 885-874. No fue reconocido rey por todo Israel, pero sus partidarios vencieron a los de su rival Tibni, que cayó asesinado. Los años del reinado de Omri parece que se computan a partir de la efímera usurpación del poder por parte de Zimbri. Omri trasladó a Samaría la capital del reino. Samaría estaba al noroeste de Naplusa, en lugar estratégico, rodeada de tierras feraces (
Isa_28:1)
El autor sagrado juzga severamente la conducta religiosa de Ornri; pero, por lo demás, parece que fue un gran rey. Trató de sellar una alianza estable con Fenicia, casando a su hijo Ajab con Jezabel, hija de Etbaal, con la finalidad de mantener a raya a los árameos de Damasco. Según la inscripción de Mesa (c.840), Omri humilló por muchos años a Moab, porque el dios Kemosh (Gamos) estaba airado contra los de su tierra (línea 5). En las inscripciones asirías, Israel es llamado
mat Humri = tierra de Omri, denominación que emplea todavía Salmanasar III veinte años después de la muerte del rey de Israel (Pritchard, 280; 281; 284; 285:
Bit Hu-um-ri'ia).
No parece (
Isa_20:34), sin embargo, que tuviera éxito en su lucha contra los árameos 2.
Ajab, rey de Israel (Isa_16:29-34).
29
Ajab, hijo de Omri, comenzó a reinar en Israel el año treinta y ocho de Asa, rey de Judá, 30
y reinó sobre Israel en Samaría veintidós años. Ajab, hijo de Omri, hizo el mal a los ojos de Yahvé, más que todos cuantos le habían precedido; 31
y como si fuese todavía poco darse a los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, tomó por mujer a Jezabel, hija de Etbaal, rey de Sidón, y se fue tras Baal, le sirvió y se prosternó ante él. 32
Alzó a Baal un altar en la casa de Baal, que edificó en Samaría. 33
Hízose además una a sera, haciendo más que cuantos reyes le precedieron para provocar la ira de Yahvé, Dios de Israel. 34
En su tiempo, Jiel, de Betel, reedificó a Jericó; echó los fundamentos, al precio de su primogénito, Abiram, y puso las puertas al precio de Segub, su hijo menor, según la palabra que Yahvé había dicho por medio de Josué, hijo de Nun.
Ajab subió al trono de su padre, reinando desde el año 874 hasta 853. Como hemos dicho, tomó por esposa a Jezabel, hija de Etbaal, rey de Tiro y Sidón, sumo sacerdote de Astarté. Esta unión matrimonial acarreó grandes males a Israel, que se vio inundado por una ola de paganismo, fomentado por la reina. Junto con el culto a Yahvé, Ajab sacrificó al dios fenicio Baal Melqart y a su paredra
Ashera (
Isa_14:15;
Isa_15:13;
Isa_18:19). En tiempos de Ajab se representaba al dios fenicio bajo el aspecto de un guerrero 3.
Al lado de su política religiosa impía, cabe señalar que en su tiempo el reino de Israel alcanzó un período de gran esplendor. Sus relaciones con Fenicia beneficiaron a Israel desde el punto de vista económico y cultural; dominó a los moabitas (
Obelisco de Mesa lín.8); mantuvo relaciones amistosas con el reinó de Judá, que, en cierta manera, dependía del de Israel (
Isa_22:4-45). En un principio vivió Ajab pacíficamente con el reino arameo de Damasco, iniciándose las hostilidades en los últimos años del rey.
Benadad II marchó contra Samaría (
Isa_20:1ss), siendo derrotado. por segunda vez atacó Benadad a Israel, pero fue nuevamente derrotado en Afee, en la planicie de Esdrelón, en las cercanías de Endor A causa del peligro asirio que se cernía sobre los pueblos de la costa, Ajab perdonó la vida a Benadad. De estas guerras y de h intervención de Asiría se hablará más tarde.
Antes de empezar la actividad religiosa de Elías, recuerda el autor sagrado el hecho de que Jiel, de Betel, reedificó a Jericó. Cabe suponer que Jiel emprendió la obra por indicación del monarca, no pudiendo precisarse si levantó parte de la ciudad o si le encomendó solamente la erección de un palacio para el gobernador. Josué tomó la ciudad, en cuya ocasión lanzó una maldición (
Jos_6:26). Diversamente es interpretado el texto referente a la obra de Jiel. Ningún israelita atrevióse a reedificar la ciudad de Jericó a causa de la maldición de Josué; pero Ajab y su comisionado Jiel, poco o nada religiosos, prescindieron de aquel juramento y pusieron manos a la obra, que edificaron conforme al rito cananeo, que exigía el sacrificio de un niño al poner la primera piedra y de otro al colocar las puertas. Con esta costumbre bárbara querían ahuyentar a algún demonio peligroso o poner la casa bajo la protección de la divinidad. Hasta el momento, la arqueología no ha aportado pruebas fehacientes sobre los sacrificios de fundación en uso entre los cananeos, pero existen indicios de que se practicaban. En este sentido se interpretan los hallazgos de cadáveres de niños en los fundamentos de casas de Tanac, Guezer, Megiddo. Pero la costumbre de los sacrificios humanos y de
fundación era netamente cananea (
Lev_18:21;
Lev_20:2;
Deu_12:31;
2Re_16:3;
2Re_23:10;
Jer_7:31).
1 R. De Vaux, Le
Schisme réligieux de Jeroboam I; Angelicum, 20 (1943) 77-91.
1 Recientemente, W. F. Albright, apoyándose sobre gran cantidad de iconografía casona framea hitita y sumerio-acádica, ha sugerido que el becerro consistía en un pedestal sobre el cual descansaba la presencia invisible de Yahvé, a la manera como hacía sobre los rubines del arca de la alianza (Rolla,
La Bibbia di fronte a la ultime scoperte [Roma 1959] 221).
2 R. De Vaux-a. M. Steve,
Lesfouilles a Tell el Farah: RB 54 (1947) 394-4331 55 (1948) S44-580; 56 (1949) 102-138; 58 (1951) 393-430; 566-59; 59 (1952) 551-583; 62 (1955) 541 589; 64 (1957) 552-58.
3 L. H. Vincent,
La notion biblique du Haut-lieu: RB 55 (1948) 245-278; J. goitia,
La torre de Babel; valor simbólico de la narración de Gen 11:1-9: Verdad y Vida, 17 (1959) 402-418.
4 De Vaux,
Israel: DBS 748. Una reproducción de la inscripción de Sheshonq
se halla en B. Van De Walle,
Inscriptions: DBS 472-476.
5 M. Noth,
Die Wege der Pharaonnenheere in Paladina und Syrien: IV, Por
chenkliste: Zeitschrift des Deutschen Palástina-Vereins, 61 (1938) 277-304,
1 La ciudad ha sido explorada arqueológicamente por la Universidad de Harvard durante los años 1908-1910 (J. W. Jack,
Samaría in Ahab's Time. Harvard Excavations ana their Results [Edimburgo 1929]; A. Alt,
Der Stadstaat Samaría [Berlín 1954])· Más tarde, en 1931-1935, los sondeos arqueológicos de J. W. Crowfoot descubrieron la obra de Omri (J. W. Crowfoot-k. Kenyon-l. Sukenik,
The Buildings at Samaría Londres I942 . A. Parrot, Samarte: Cahiers d'archéologie biblique, 7 [París-Neuchátel 1955l)· En loe. arrot,
amare: aers arcooge que, 7 ars-euce documentos asirlos llámase a la ciudad Samartna, parecido al término arameo conservado en Esdr 4:10.17. Sobre las ruinas de la ciudad de Omri edificó más tarde Gerodotes nero Grande una magnífica villa, que llamó Sebaste, nombre que sobrevive en la actual Se-o
2 Ponhl Historia 53-57; De Vaux,
Israel: DBS 749.
3 K. Dussaud,
Melqart: Syria, 25 (1946-1948) 205-230; ídem,
Melqart d'aprés de rete travaux: Revue d'Histoire des Religions, 151 (1957) 1-21; H. Seyrig,
Heracles, Melh Nergal: Syria, 24 (1944-1945) 69-71.