Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
29. Humillación de Jerusalén.
Incredulidad del Pueblo.
Tres oráculos hay en este capítulo que comienzan por
¡áí! y que primitivamente parece eran independientes:
a) inminente asedio de Jerusalén y su liberación (1-8);
b) ceguera espiritual del pueblo escogido (9-12);
c) confusión de los sabios (13-14). No obstante ser tres oráculos distintos, parecen tener cierta ilación lógica. Se supone que son proferidos antes de la invasión de Senaquerib (701), cuando había aún demasiado optimismo en el pueblo, lo que se refleja en estos fragmentos.
Asedio y liberación de Jerusalén (1-8).
1 ¡Ay de Ariel, Ariel, ciudad donde acampó David! Añadid a un año otro año, sigan las fiestas su giro. 2 Yo oprimiré a Ariel, y habrá llantos y gemidos, y será para mí como un Ariel. 3 Y acamparé en círculo contra ti, te cercaré de trincheras y alzaré baluartes contra ti, 4 y, humillada, desde la tierra hablarás, y desde el polvo surgirá tu palabra. Y sucederá que de la tierra saldrá tu voz como la de un fantasma, y del polvo tu palabra como un murmullo. 5 Y será la muchedumbre de tus enemigos como fino polvo; la turba de tus tiranos, como paja que vuela, y vendrá esto de repente, en un momento. 6 Serás visitada de parte de Yahvé de los ejércitos con truenos, estruendo y gran ruido, con huracán, tempestad y llama de fuego devorador. 7Y será como un sueño, como visión nocturna, la muchedumbre de naciones que combaten a Ariel, que le atacan y embisten su fortaleza y la estrechan de cerca. 8 como el hambriento sueña que come, y despierta y está vacía su alma; como sueña que bebe el sediento, y se despierta desfallecido, y su alma sedienta, lo mismo sucederá a la muchedumbre de todas las naciones que pelean contra el monte de Sión. El oráculo tiene un aire conminatorio contra
Ariel, nombre simbólico de Jerusalén, como exige el contexto explicativo inmediato:
donde acampó David (v.1). Se ha explicado este extraño nombre de diverso modo. Para unos,
Ariel significaría león de Dios, y entonces encarecería la categoría de la ciudad, considerada como león invencible 2. Pero este título en un oráculo de conminación, que tiene en cuenta sobre todo las infidelidades de Jerusalén, no parece adaptarse al contexto. El Targum da otra opinión, que se suele considerar como más aceptable; a saber,
Ariel significaría horno del altar u hogar de Dios, aludiendo al altar de los sacrificios. Algunos consideran
Uriel como una pronunciación dialectal y defectuosa de
Urusalem, que fue el nombre antiguo de Jerusalén, y que se conserva en el
Urusalimmu de las inscripciones asirías. Pero todos convienen en que el nombre designa a Jerusalén,
donde acampó David, e.d., estableció su residencia de modo permanente.
Añadid un año a otro: parece ser una indicación de la fecha en que Jerusalén será cercada: esperad aún un año. Vendrá el cerco (v.2), y la carnicería y hoguera serán tales que tendrá Jerusalén el aspecto de un
Ariel o altar de los holocaustos. Suponiendo que Isaías hablaba en el atrio del templo, podemos figurarle indicando a los fieles el altar humeante de llamas en que eran quemadas las víctimas como símbolo de la catástrofe inminente. Si
Ariel se traduce por león de Dios, entonces la frase tendría un sentido favorable: Jerusalén resistiría como un león el ataque; pero en el contexto parece que encaja mejor el primer sentido desfavorable, pues a continuación anuncia el asedio con todo detalle:
acamparé en círculo contra ti. (v.3). Durante este asedio, Jerusalén perderá el actual jolgorio, y, abatida, hablará sollozante con palabra entrecortada, como un
fantasma (v.4) desde el profundo de la tierra.
La mente del profeta después de este cuadro sombrío se traslada según el conocido contraste psicológico de los oráculos proféticos mentalmente a un horizonte de liberación y de alivio. Los enemigos serán numerosos (v.5), pero Ariel (Jerusalén) será
visitada (v.6) en sentido favorable, e.d., auxiliada. Yahvé aparecerá en toda su majestad omnipotente para acabar con los enemigos, según la escena tradicional del Sinaí, con truenos y relámpagos. No es necesario tomar esto al pie de la letra, pues esta descripción es un clisé estereotipado para presentar a Yahvé en la literatura bíblica del Antiguo Testamento. Los enemigos se desvanecerán como un
sueño (v.7),
y quedarán defraudados, corno queda el sediento y el hambriento al despertar después de soñar con manjares suculentos y bebidas refrescantes (v.8).
Ceguera espiritual del pueblo (9-12).
9 Espantaos, asombraos, ofuscaos y cegaos 3; embriagaos, pero no de vino; bamboleaos, pero no por los licores. 10 Porque derramó Yahvé sobre vosotros un espíritu de letargo, y cierran vuestros ojos los profetas y velan vuestras cabezas los videntes. n Y toda revelación es para vosotros como palabras de libro sellado que se da a leer a quien sabe leer, diciéndole: Lee, por favor, esto, y responde: No puedo, el libro está sellado. 12 O se da el libro a quien no sabe leer, diciéndole: Lee, por favor, y responde: No sé leer. El profeta anuncia un castigo a la obstinación y voluntaria ceguera de los jefes del pueblo, que no querían aceptar las profecías que se les anunciaba (v.9). Van a quedar como ebrios, sin discernimiento; el Señor les va a enviar un
espíritu de letargo (v.10) ï de sopor espiritual 4 que los deje insensibles para todo lo espiritual, cerrándoles
los ojos y velándoles las
cabezas para que no puedan entender nada, y estén como ciegos y memos. Las palabras
profetas y videntes (v.10) son generalmente consideradas como glosas añadidas por un escriba que no entendía el sentido del versículo. Caso de que pertenezcan al original, el sentido sería que Dios infunde un sopor a los jefes espirituales del pueblo, sus
cabezas y ojos (profetas y videntes), para que no entiendan sus visiones, y así permanezca el pueblo obcecado. Las profecías les serán tan incomprensibles como lo es para uno que sabe leer saber el contenido de un libro que está cerrado y sellado, o para el analfabeto el sentido de las letras de un libro.
Culto superficial a Yahvé (13-14).
13 Y el Señor dice: Pues este pueblo se me acerca sólo de palabra y me honra sólo con los labios, mientras que su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es sino un mandamiento humano aprendido. 14 Por eso he aquí que voy a hacer nuevamente con este pueblo extraordinarios prodigios, y la sabiduría de sus sabios perecerá, y la sagacidad de sus prudentes se eclipsará. Dios no aprueba el culto formalista insincero del pueblo israelita, porque su
corazón esta lejos de El (v.13). La religión era así considerada como una exigencia
social, sobre todo después de la reforma de Ezequías, por la protección que el Estado deparaba. De ahí que la religión sea considerada por el profeta como
un mandamiento humano aprendido (v. 14), una imposición social recibida del ambiente o del Estado teocrático de la época. Nuestro Señor compara la situación de los fariseos a la de los contemporáneos del profeta: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí (
Mat_15:8-9). Esta insinceridad del pueblo israelita obliga a Dios a mandarles un castigo, pues va a hacer
extraordinarios prodigios, una
obra extraña (cf. 28:29), a saber, en vez de ayudar a los israelitas, como ellos esperaban, traerá a los invasores, instrumento de su cólera. Y de este modo quedará en evidencia la falsa sabiduría de los sabios (v.14), e.d., la política calculada y humana. Dios hará que sus cálculos diplomáticos, basados en la ayuda de Egipto, no sirvan de nada ante el invasor asirio, instrumento de su justicia.
Insensatez de los dirigentes de Israel (15-16).
15 ¡Ay de los que buscan lo profundo para encubrir sus designios! ¡Ay de los que se esconden de Yahvé, queriendo encubrir sus pensamientos y para sus obras buscan las tinieblas! y dicen: ¿Quién nos ve? ¿Quién nos conoce? 16 ¡Qué perversidad la vuestra! ¿Es que ha de considerarse como arcilla el alfarero, de suerte que diga la obra a su hacedor: No me has hecho tú, y la vasija al alfarero: No entiende? Parece que el profeta alude a los planes de alianza con Egipto, llevados en secreto como medio de liberación de la invasión asiría. Creen que obran en secreto (v.15) y que no lo sabe Isaías, representante de Dios. Le indigna que hagan planes sin contar con Yahvé, que es el único que puede salvarles. Esto supone un insulto a su omnisciencia y omnipotencia; es como si Dios fuera la arcilla y ellos los alfareros para dirigir y modelar los acontecimientos humanos. Qué perversidad querer suplantar los planes de Dios, como si Dios no fuese inteligente para modelar el curso de la historia de su pueblo; como si
la vasija (los jefes políticos de Israel)
dijera a su Hacedor (Dios): No estás capacitado para dirigir estos asuntos.
Israel es un pueblo esencialmente teocrático, y Yahvé es el centro de su historia; por eso sólo a El le pertenece dirigir el curso de la política israelita. Lo contrario es una transgresión del pacto, una rebelión.
Transformación física y moral en los tiempos. mesiánicos (17-24)
17 ¿Es que en breve tiempo el Líbano no se convertirá en vergel, y el vergel será tenido por bosque? 18 Y los sordos oirán aquel día las palabras del libro, y los ciegos verán sin oscuridad y sin tinieblas. 19 Y los humildes volverán a tener alegría en Yahvé, y los pobres entre los hombres se gozarán en el Santo de Israel. 20 Porque se acabaron los tiranos, se terminaron los mofadores y fueron aniquilados los que se iban tras la iniquidad, 21 los que por una palabra culpaban a un hombre ponían asechanzas al que juzga en la puerta y daban de lado al justo por nada. 22 por eso el que redimió a Abraham, Yahvé, dice a la casa de Jacob: Ahora no será confundido Jacob, ya no palidecerá su rostro. 23 Pues cuando vea a sus hijos, la obra de mis manos, en medio de él, santificarán mi nombre, y pregonarán santo al Santo de Jacob, y temerán al Dios de Israel. 24 Y los de alma descarriada aprenderán la sabiduría, y los murmuradores aprenderán la doctrina. La era mesiánica será realzada con la transformación de la naturaleza física para aumentar la felicidad de los ciudadanos de la teocracia nueva:
El Líbano se convertirá en vergel; e.d., su tradicional frondosidad se aumentará en un grado insospechado, hasta convertirse en un espléndido vergel de delicias5, y lo que ahora es
vergel será tenido por bosque (v.17), e.d., lo que ahora se considera como máxima manifestación de la fertilidad de una tierra será entonces considerado como un simple
bosque en comparación con la feracidad edénica de los tiempos mesiánicos6. En 32:15 encontramos descripciones parecidas para ensalzar las maravillas de los tiempos mesiánicos. Sobre todo los
ciegos y sordos (v. 18) espiritualmente (probable alusión a los v. 11-12) verán y oirán, por fin,
las palabras del libro, que antes parecían selladas y no querían leerlas. Aquí se refiere a las profecías de Isaías, a las que eran refractarios sus contemporáneos; la realidad espléndida de los tiempos mesiánicos les hará abrir los ojos espiritualmente
para reconocer a Yahvé como supremo auxilio de su pueblo. Otros autores prefieren entender sordos 3; ciegos en sentido material, como continuación de la descripción imaginaria ideal de los tiempos proféticos; todo se transformará, la naturaleza física y los mismos hombres, entre los cuales no habrá defectuosos corporalmente. En otro oráculo (
Isa_35:6s) dirá que en los tiempos mesiánicos los cojos darán saltos como el ciervo; aquí nos encontraríamos, pues, con una idealización hiperbólica de los tiempos mesiánicos, muy al gusto de los orientales. En ese cuadro deslumbrador ocupan el primer término los
humildes y
pobres o mansos (v.19), para quienes todo cambiará. Su suerte será
gozarse en el Santo de Israel, participar de su amistad, gozándose en el triunfo de su Dios sobre sus enemigos. Ha pasado ya la hora de los
tiranos y mofadores (v.20), que hacían escarnio de la religión y de los piadosos, imponiendo su arbitraria voluntad y atrepellando los derechos de los
justos, procurando ganarse con artilugios y regalos
al que juzga en la puerta (v.21), e.d., o bien el juez oficial o el hombre escogido espontáneamente por las partes litigantes para dirimir una cuestión.
A Israel le está reservado un futuro de gloria,
de acercamiento a Dios. Y prenda de ello es Yahvé, el mismo que
redimió a Abraham, e.d., le sacó de su parentela idolátrica en Mesopotamia para asignarle una misión gloriosa7;
a sus hijos (v.23) es generalmente considerada como glosa, como aposición a
la obra de sus manos, que en 28:21 es el castigo de Yahvé sobre su pueblo.
Santificaran mi nombre, e.d., reconocerán la gloria de Dios, antes olvidada, y en su conducta observarán un temor reverencial hacia el Dios de Israel, el
Santo de Jacob.