Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
50. Oráculo Contra Babilonia.
En estilo dramático y entrecortado, el profeta anuncia el castigo de la opresora Babilonia. Todos los pueblos son invitados a caer sobre ella en la medida que fueron oprimidos por su omnipotente fuerza. Los críticos creen que esta profecía contra Babilonia tiene un marcado carácter compilatorio. Se repiten los temas, lo que hace pensar en una serie de oráculos contra Babilonia ensamblados por un redactor posterior a Jeremías.
Anuncio de la caída de Babilonia (1-3).
1 Palabras que dirigió Yahvé a Jeremías, profeta, acerca de Babilonia y de la tierra de los caldeos: 2Anunciadlo a las gentes, pregonadlo, alzad bandera, publicadlo, no lo calléis, decid: Babilonia ha sido tornada, avergonzado Bel, vencido está Marduk, confundidos sus ídolos, abatidos sus dioses, 3 Pues del septentrión avanza contra ella un pueblo que hará de su tierra soledad, en que no habitará nadie; hombres y ganados huyeron, desaparecieron. Babilonia era la gran opresora de todos los pueblos del Antiguo Oriente, digna sucesora de la insoportable Asiría. Por eso la caída de Babilonia suscita una alegría incontenible en todos los corazones oprimidos. Nabucodonosor había sido elegido
como instrumento de la justicia de Yahvé, pero se había excedido en su cometido, y, sobre todo, se había considerado como omnipotente, sin consideración para con el Dios de Israel, que le había dado la victoria. Por eso la justicia divina exigía también el castigo del insolente babilonio. Ningún pueblo se substrae al poder de Yahvé. Todos han tenido que beber la copa de la cólera divina, y la gran opresora Babilonia no iba a quedar exceptuada.
El profeta anuncia, alborozado, la caída de la común opresora:
alzad bandera. Todos los pueblos oprimidos deben alegrarse ante tan magna nueva. Es la hora de la liberación. Y, sobre todo, para los monoteístas israelitas era la hora de la derrota de los supuestos dioses babilonios. Los caldeos creían que, por el hecho de haber sometido a otros pueblos, sus dioses eran superiores, y se habían atrevido a ponerlos por encima del Dios de Israel, Señor de los mundos y de los reinos de la tierra. Pero ahora, con la derrota de Babilonia, ha quedado
avergonzado Bel, vencido Marduk (v.2).
Bel aquí es sinónimo de
Marduk. El nombre de
Bel, o señor, lo habían aplicado primero los semitas al dios sumerio Emlil, adorado en Nippur. Cuando Babilonia llegó a ser la capital de Mesopotamia, su dios principal,
Marduk, fue llamado
Bel, o señor por excelencia. El nombre de
Bel equivale al
Baal de los cananeos, con el mismo sentido sustancial. Con la caída de Babilonia, sus
ídolos han demostrado su total impotencia para salvar a su pueblo de la ruina; por eso han sido
confundidos y abatidos 1.
Yahvé hará que venga un pueblo procedente del
septentrión que convertirá su
tierra en soledad. Para los israelitas, los invasores siempre habían llegado del norte (asirios y babilonios) 2; por eso el nombre de
septentrión tenía, para ellos algo de recuerdo fatídico. Pero también para Babilonia el
septentrión significará el camino de la desolación y de la ruina, pues de las montañas septentrionales de Mesopotamia surgirán los nuevos invasores, los medo-persas, bajo la dirección del gran caudillo Ciro. La invasión del conquistador persa no fue en realidad a sangre y fuego, como solían ser las de los asirios y babilonios. Ciro mostró un gran talento diplomático con los pueblos vencidos, ahorrándose todas las posibles humillaciones y desgracias. Pero el profeta, al describir la invasión medo-persa, lo hace según los módulos tradicionales en las conquistas de los antiguos vencedores: desolación y muerte por doquier. Es una indicación más en favor de la autenticidad jeremiana del fragmento, ya que, si estuviera compuesto por un autor posterior a la toma de Babilonia por Ciro (538), habría evitado descripciones que no estuvieran en consonancia con los hechos reales. Ya hemos indicado en otras ocasiones cómo los profetas conocen la sustancia del hecho futuro revelado por Dios, pero generalmente no las circunstancias concretas de su cumplimiento. De ahí que en sus descripciones generalicen e idealicen las situaciones futuras conforme a concepciones tradicionales adaptables a la expectación del ambiente. No obstante, podemos decir que, según Herodoto, Babilonia fue desmantelada bajo Darío I y destruida bajo Jerjes, terminando por ser abandonada y reducida a un gran
desierto.
Arrepentimiento de los israelitas (4-7).
4 Entonces, en aquellos días, vendrán los hijos de Israel, y con ellos los hijos de Judá. Seguirán su camino llorando y buscarán a Yahvé, su Dios. 5Preguntarán por el camino de Sión, vuelto hacia ella su rostro: ¡Venid y liguémonos con Yahvé con pacto eterno, que no se olvide jamás! 6Rebaño descarriado ha venido a ser mi pueblo. Sus pastores le extraviaron y le hicieron vagar por los montes. Anduvieron de monte en collado, se olvidaron del aprisco. 7 Cuantos los hallaron los devoraban, y se decían sus enemigos: No hay delito en ello, porque han pecado contra Yahvé, sede de la justicia y esperanza de sus padres, Yahvé. La caída de Babilonia significará para los exilados israelitas la liberación. De nuevo las doce tribus,
los hijos de Israel., los hijos de Judá (v.4), se unirán para constituir la nueva y única nación de Yahvé. El fragmento está inspirado en oráculos anteriores 3. Los repatriados
seguirán su camino llorando con lágrimas de arrepentimiento por el pasado pecador de su pueblo, causa de la tragedia de la nación, y llenos de indecible alegría ante la perspectiva de la liberación y restauración nacional. Todas sus ilusiones se dirigirán a
buscar a Yahvé, su Dios. Amos había anunciado que los que quedaran de la catástrofe andarían por los montes hambrientos de la palabra de Yahvé.4 Después de tantos desvarios reconocerán que su Dios debe ser el único centro de sus corazones. Los repatriados
preguntarán por el camino de Sión (v.6).
Los años del exilio les habían hecho sentir la nostalgia de
Sión, la morada tradicional del Dios de sus antepasados. Por eso, cuando llega la hora del retorno, no tienen otra obsesión que volver a Jerusalén, centro de sus aspiraciones espirituales y nacionales. Desengañados con el pan amargo del destierro, se proponen emprender vida nueva, haciendo un nuevo pacto con Yahvé:
Liguémonos con Yahvé con pacto eterno, que no se olvide jamás (v.6). El pacto del Sinaí había sido quebrantado por sus padres, y era hora de echar las bases de una nueva teocracia. En estas palabras animosas de los repatriados se echa de ver la ilusión de los tiempos mesiánicos, señuelo de sus corazones. Varios profetas anteriores habían hablado de un nuevo
pacto entre el Israel rescatado y Yahvé 5. Según
Jer_31:33, la nueva Ley sería escrita en los corazones, de modo que su obligatoriedad provendrá no de la coacción externa, sino del anhelo íntimo del nuevo ciudadano de Israel.
Esta actitud de conversión en el pueblo le hace recordar al profeta la tragedia de su pueblo, que ha sido como
un rebaño descarriado. por sus falsos
pastores (reyes, sacerdotes y falsos profetas)6, los cuales, en vez de urgir el cumplimiento de la Ley y de las obligaciones ético-religiosas para con su Dios, le
hicieron vagar por los montes. (v.6), adorando a los ídolos en los
lugares altos7 y olvidándose de su
aprisco (v.6c), es decir, del templo de Jerusalén, síntesis de la verdad religiosa de Israel. Consecuencia de estos extravíos fue que el pueblo elegido se halló indefenso ante los ataques de sus
enemigos, que impunemente le atacaron. Y el profeta pone en boca de ellos consideraciones teológicas que justifican el mal trato que dieron al pueblo israelita:
no hay delito., han pecado contra Yahvé, sede de justicia y esperanza de sus padres (v.7). Ellos se consideraban así como instrumentos de la justicia divina de Yahvé, abandonado de sus fieles, cuando en realidad era la
esperanza de sus padres, es decir,
Yahvé les había hecho promesa de felicidad y prosperidad a condición de que le fueran fieles a la alianza sinaítica 8.
Inminencia de la destrucción de Babilonia (8-16).
8 Huid de en medio de Babilonia, de la tierra de los caldeos salid. Sed como machos cabríos a la cabeza del ganado, 9 porque he aquí que voy a suscitar y lanzar contra Babel un conglomerado de grandes naciones procedentes del norte, que se aprestarán contra ella, y desde allí será conquistada. Sus saetas, como de guerreros adiestrados, no volverán de vacío. 10 Y será dada Caldea al pillaje, y se hartarán todos sus despojadores, oráculo de Yahvé. 11Aunque os alegréis y os regocijéis,' despojadores de mi heredad; aunque saltéis como novilla sobre la hierba y relinchéis como sementales, 12grande será la confusión de vuestra madre, la vergüenza de la que os engendró. Será la última de las naciones, desierto, aridez y estepa. 13La ira de Yahvé la dejará deshabitada, la convertirá en soledad; cuantos pasen por Babel se espantarán, y silbarán por todas las magullaciones. 14 Aprestaos contra Babel en sus contornos cuantos tendéis el arco. Combatidla, no escatiméis las saetas, porque pecó contra Yahvé. 15 Lanzad gritos contra ella alrededor; entrega su mano, caen sus pilares, han sido arrasados sus muros. Es la venganza de Yahvé. Véngaos de ella, haced con ella como ella hizo. 16 Exterminad de Babel al sembrador, al que empuña la hoz en tiempo de siega: Ante la espada devastadora, cada uno se volverá a su pueblo, cada uno huirá a su tierra. El profeta urge, en nombre de Yahvé, la salida a todos los que están deportados en Babilonia, porque se acercan los días de la invasión y destrucción de la gran metrópoli. Los israelitas, aleccionados por su Dios, deben dar el ejemplo y dejar inmediatamente la ciudad maldita, saliendo a la cabeza de los deportados de todas las naciones como los
machos cabríos a la cabeza del ganado (v.8). El símil es expresivo y refleja bien la urgencia de partir. Los israelitas deben salir los primeros, porque han sido avisados antes que todos de la catástrofe que se aproxima. El ejército invasor está ya a la vista. Yahvé mismo escoge a los que han de castigar a la insolente Babilonia:
voy a suscitar contra Babel un conglomerado de grandes naciones (v.9), el ejército combinado de Media y de Persia, acaudillado por Ciro, instrumento de la justicia divina, que cae de las montañas del
norte (la cordillera que separa Persia de Mesopotamia) como una inundación, que todo lo anega y destruye. Sus arqueros son tan certeros que sus
saetas no volverán de vacío, sin dar en el blanco (v.9c). Los conquistadores harán presa de Caldea, emporio de riquezas, apropiándose hasta la saciedad de un inmenso botín (v.10).
Sin embargo, los caldeos siguen, inconscientes del peligro, entregados a los placeres, disfrutando del despojo de los pueblos vencidos y, sobre todo, de la
heredad de Yahvé, Israel (v.11). La opulencia los ha embrutecido y no piensan sino en gozar de sus riquezas como las mismas bestias:
aunque saltéis como novilla sobre la hierba y relinchéis como sementales (v.11). Pero la suerte trágica sobre los babilonios está echada, y su nación será humillada y avergonzada:
grande será la confusión de vuestra madre. (v.12). Toda su riqueza y opulencia se trocará en
desierto, aridez, estepa 9, y todos los pueblos harán befa de ella al contemplar sus ruinas (v.13) 10. Después de anunciar la suerte trágica de los babilonios, Yahvé mismo exhorta a los invasores a cumplir bien su cometido de instrumentos punitivos de su justicia:
Aprestaos contra Babel.*, cuantos tendéis el arco., no escatiméis las saetas (v.14): los futuros conquistadores de Babilonia deben ser celosos en el cumplimiento de su misión y no deben ahorrar esfuerzo en ello, porque Babilonia
pecó contra Yahvé. Ha sido insolente en su orgullosa posición entre las naciones, sin pensar que en sus victorias no hacía sino cumplir los designios de Dios. Por eso ahora llega
la venganza de Yahvé (v.15b).
Los ejércitos invasores son a los ojos de Dios como cruzados o cumplidores de un designio punitivo divino sobre la arrogante metrópoli mesopotámica. Los conquistadores deben ser implacables en la destrucción, matando todas las fuentes de riquezas nacionales, entre ellas la agricultura:
Exterminad de Babel al sembrador, al que empuña la hoz. (v.16). La desolación del campo es la ruina de la capital. Las frases son radicales y duras para expresar la magnitud de la catástrofe babilónica. Las gentes extranjeras huirán despavoridas
ante la espada devastadora . La señal del ataque es la ocasión de la desbandada general de todo el abigarrado de poblaciones que vivían en el emporio de Babilonia hacia sus respectivos países nativos:
cada uno se volverá a su pueblo. Después de entrar Ciro en Babilonia se dieron las máximas facilidades para que todas las colonias de extranjeros que estaban exilados por la fuerza se reintegraran a sus tierras respectivas, entre ellas la de los judíos, dispersos por Mesopotamia después de la expatriación forzosa impuesta por Teglatfalasar III y Salmanasar V al ocupar el reino de Samaría, y más tarde por Nabucodoaosor al destruir la ciudad de Jerusalén.
Reintegración de Israel a su tierra (17-20).
17 Israel es una oveja dispersa; leones la dispersaron. Primero la devoró el rey de Asiría; luego Nabucodonosor, rey de Babilonia, le quebró los huesos. 18 Por eso así dice Yahvé de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que castigaré al rey de Babel y a su tierra, como castigué al rey de Asiría. 19 Y haré volver a Israel a sus pastizales, y se apacentará en el Carmelo y en Basan, se saciará en el monte de Efraím y de Galaad. 20 Entonces, en aquellos días oráculo de Yahvé e buscará la iniquidad de Israel, y no se hallará; los pecados de Judá, y no se encontrarán, porque yo seré propicio a los que queden. La atención del profeta se dirige hacia su pueblo Israel, que ha sido tratado como
una oveja dispersa (v.17), indefensa ante los
leones que la dispersaron. Primero los insoportables monarcas asirios Teglatfalasar III, Salmanasar V y Sargón, destruyeron el reino del norte, ocupando a Samaría, su capital; y después Nabucodonosor 12 le
quebró los huesos a Judá, deshaciendo su vida nacional. La toma de Jerusalén por los caldeos en 586 señala el fin de la vida de Israel como colectividad nacional. Pero Yahvé no puede dejar impunes a los expoliadores de su pueblo. El imperio asirio había desaparecido (en el 612 cayó Nínive), y a Babilonia le está reservada la misma suerte (v.18). Dios los había escogido como instrumento de la justicia purificadora para hacer volver al buen camino a su pueblo. Pasada la hora del castigo, vendrá la de la rehabilitación. Sobre Israel existen unas promesas de salvación, y Yahvé las cumplirá. Nunca en sus designios ha querido destruir totalmente a su pueblo; por eso ahora renueva la promesa de la restauración de Israel como pueblo:
Haré volver a Israel a sus pastizales. (v.19). El pueblo elegido había corrido disperso fuera de la órbita de la protección divina en justo castigo por sus pecados, pero llega la hora de que la
oveja descarriada vuelva a sus
pastizales (v.18),
a encontrarse en la tierra que desde antiguo les había dado Yahvé en heredad, desalojando a los cananeos. Bajo la égida protectora de Yahvé, Israel volverá a conocer días venturosos de prosperidad en los ricos pastizales del
Carmelo y de Basan, territorios famosos por sus ricos pastos 13, y en las ricas regiones de
Efraím (parte central de Palestina) y de
Galaad, en TransJordania 14. La mención de todos estos lugares insinúa que Israel volverá a formar una nueva nación con todas sus tribus, desapareciendo la tradicional separación habida después de la muerte de Salomón. Y, sobre todo, ese nuevo Israel será muy distinto del histórico anterior al exilio. La prueba tremenda de la
abandonado de su Dios, sintiera nostalgias de El.cautividad ha servido para que Israel, Por eso, en la nueva teocracia (
en aquellos días. de la plena rehabilitación de Israel en los tiempos mesiánicos) se verá libre de las tradicionales lacras, en tal forma que se
buscara la iniquidad en Israel y no se hallará (v.20). Es la realización plena de la nueva alianza con las leyes escritas en el
corazón 15. La nueva comunidad israelita vivirá del conocimiento y del amor de su Dios. Por ello, Yahvé se manifestará en toda su magnanimidad:
seré propicio a los que queden, es decir, el
resto salvado de Israel16, núcleo de restauración en los tiempos mesiánicos. Para entrar en la nueva fase teocrática es preciso una amplia amnistía de los pecados del pueblo israelita 17. De nuevo nos encontramos ante entusiastas idealizaciones proféticas: la nueva comunidad será sin mancilla,
viviendo íntegramente de la Ley de Dios. Históricamente, la realización de esto se da inicialmente en la Iglesia (Israel espiritual) y plenamente en la etapa definitiva mesiánica celeste, hacia la que converge este primer estadio histórico de la Iglesia militante.
Exhortación a los enemigos de Babilonia para. marchar contra ella (21-28)
21 Sube contra la tierra de Meratáyini y contra los habitantes de Pecod. ¡Mata a espada y extermínalos, oráculo de Yahvé, y haz cuanto yo te he mandado! 22 Estruendo de guerra en la tierra, inmensa ruina. 23 ¿Cómo ha sido roto en pedazos el martillo de toda la tierra? ¿Cómo ha venido a ser Babel horror entre las gentes? 24 Soy yo quien te ha tendido la red, y has quedado presa, ¡oh Babel! sin que te dieses cuenta. Estás tomada, has sido apresada, porque provocaste a Yahvé. 25 Yahvé abrió sus arsenales, ha sacado las armas de su cólera, porque tenía un quehacer el Señor, Yahvé de los ejércitos, en la tierra de los caldeos. 26Venid desde los últimos confines contra ella, abrid sus graneros, (haced de ella montones como de gavillas y destruid, que no quede nada. 27 Matad todos sus toros, que vayan al matadero. ¡Ay de ellos! les llegó su día, el tiempo de su castigo.2 Rumor de tumulto de los fugitivos, de los que escapan de la tierra de Babel, anunciando en Sión la venganza de Yahvé, nuestro Dios; la venganza de su templo. De nuevo una urgente invitación a los invasores para que cumplan los designios punitivos de Yahvé 18. El profeta escoge dos nombres para designar Babilonia en consonancia con su pasado y su castigo:
Meratayim se suele identificar con
Nar Narratu (río amargo), la región pantanosa entre el delta formado por el Tigris y el Eufrates. Transcrito en hebreo,
Meratayim significa doble rebelión, alusión a la insolencia de Babilonia contra Yahvé. El profeta ha escogido este nombre aplicado a Babilonia para establecer una paranomasia en consonancia con el pecado específico de Babilonia.
Pecod es el
Pukudu de los textos babilónicos, y designa una tribu aramea establecida en el extremo oriental de Babilonia. En hebreo, su nombre juega con la palabra
paqad, que significa visitar con designios punitivos. Así, pues, se aludiría en este juego de palabras al castigo que le espera a Babilonia. Ha llegado la hora del exterminio contra la impía ciudad, y los conquistadores deben cumplir fielmente su cometido:
haz cuanto te he mandado (v.21). El cumplimiento de la orden ya está en marcha:
Estruendo de guerra en la tierra. (v.22); es el eco de los gritos de los vencedores, que siembran por doquier una
inmensa ruina (v.22). De nuevo tenemos que hacer recalcar que estas descripciones proféticas son ideales, conforme al clisé tradicional de las invasiones, que solían llevar consigo la destrucción y la ruina por doquier. En realidad sabemos que las tropas de Ciro no sembraron la desolación al entrar en Babilonia, pero el hecho de la derrota total de la ciudad permanece a través de estas descripciones hiperbólicas y radicales.
También la tremenda frase puesta en boca de Yahvé,
mata a espada y extermínalos (v.21), hay que entenderla en el contexto del profeta; es la justicia divina la que se va a manifestar en toda su magnitud; los conquistadores son meros ejecutores de dicha justicia de Yahvé, y conforme a las leyes de guerra de la época se predica el
exterminio o
jérem (anatema), es decir, la aniquilación de todo como consagración al Dios de los ejércitos, de forma que nada quede para el vencedor. Nuestra sensibilidad cristiana se horroriza ante estas tremendas leyes de exterminio, pero una vez más debemos recordar que la moral del A.T. es muy inferior a la del í. Ô., y que, por otra parte, los profetas, poseídos de la idea de la justicia vengadora de Yahvé, recargan los colores en sus descripciones para impresionar más en el auditorio, cómo lo hacen al encarecer la misericordia divina. Siempre nos encontramos con el radicalismo de expresión de los escritores orientales, que no tienen tintas medias, sino que lo que nosotros vemos como gris, ellos lo presentan como negro o blanco. Hablan para gentes de imaginación ardiente, que sistemáticamente recortan la mitad de la mitad del contenido ideológico expresado, y, por tanto, en este supuesto, es necesario recargar el cuadro en función de una idea que ciertamente ha de quedar en la práctica muy diluida.
El cumplimiento de la orden de destrucción le sugiere al profeta un canto elegiaco teñido de ironía sobre el vencido: ¿cómo
ha sido roto en pedazos el martillo de toda la tierra? (v.23)19. Yahvé se había servido de Babilonia como de un
martillo para abatir a otros pueblos pecadores, entre ellos Israel 20; pero ahora ese martillo, que parecía de hierro,
ha sido roto en pedazos en manos de la justicia vengadora divina, que actúa también como un
martillo sobre su anterior instrumento punitivo de los pueblos. Es la visión teológica de la historia en los profetas: Yahvé dirige el curso de la historia de todas las naciones y pide cuenta de sus acciones y desvarios. Babilonia se ha convertido en
horror entre las gentes, pues todos los pueblos la considerarán como una ciudad maldita de Dios, que la destinó a la ruina 21. Babilonia, orgullosa en su opulencia, se creía a resguardo de todo peligro, y por eso no se daba cuenta que en su vida había gérmenes de destrucción y de muerte; de ahí que vivía totalmente despreocupada, sin darse cuenta que Yahvé le
ha tendido la red (v.24), quedando
presa como un animal cogido con lazos. Según Herodoto, cuando las tropas de Ciro habían tomado una parte de Babilonia, los de la otra parte, despreocupados, no se habían dado cuenta de ello 22. El profeta ve en todo esto los designios secretos de Yahvé, que, como un soberano equipado para la guerra, llegado el momento,
abrió sus arsenales., sacando las armas de su cólera (v.26).
Los instrumentos de Yahvé en esta gran cruzada contra el tirano babilónico son las naciones que, federadas bajo Ciro, caen sobre Babilonia 23, pues
Yahvé tenia un quehacer en la tierra de los caldeos (v.25): manifestar su justicia vengadora sobre un pueblo insolente y opresor. Por eso, enfáticamente invita a sus instrumentos de justicia a hacer presa en las riquezas inmensas de la nación vencida, enriquecida contra toda justicia:
Venid desde los confines de la tierra., abrid sus graneros, haced de ella montones de gavillas y destruid (v.26). Nada debe quedar para la antigua nación opresora. Es la ley del
jérem, o de la consagración al exterminio, del
Deu_13:10s. Y entre las víctimas de esta hecatombe no deben faltar los toros, probable alusión a los guerreros babilonios vencidos. Todos están destinados
al matadero. Es su
día, el tiempo de su castigo (v.2y). Cumplida la sentencia de exterminio, el profeta refleja nerviosamente la nueva de la catástrofe traída por los
fugitivos, y entre ellos los israelitas, que anuncian
en Sión la venganza de Yahvé (v.28) 24. Es el triunfo de la justicia divina sobre la nación opresora, y por eso el momento de la alegría para los rescatados de la esclavitud.
Nueva Invitación a atacar a Babilonia (29-40).
29 Convocad contra Babel a los arqueros, a cuantos entesan el arco; cercadla, que no escape nadie; retribuidla según sus obras, haced con ella como ella hizo, pues se irguió contra Yahvé, contra el Santo de Israel. 30 Por eso caerán sus jóvenes en sus plazas, y todos sus hombres de guerra perecerán aquel día. 31 Heme aquí contra ti, insolente, oráculo del Señor, Dios de los ejércitos. Ha llegado tu día, el día de tu castigo. 32 Vacila la insolente, caerá, y nadie podrá levantarla. Yo pegaré fuego a sus ciudades, que consumirá todos sus alrededores. 33 Así dice Yahvé de los ejércitos: Los hijos de Israel viven en la opresión, y con ellos los hijos de Judá. Cuantos los hicieron esclavos, los retienen, y rehusan soltarlos. 34 Pero su redentor es fuerte; su nombre es Yahvé de los ejércitos. El sabrá defender su causa, para dar reposo a la tierra y confusión a los habitantes de Babilonia. 35 ¡Espada contra los caldeos oráculo de Yahvé y contra los moradores de Babel, contra sus grandes y contra sus sabios! 36¡Espada contra sus mentirosos adivinos, que serán tenidos por necios! ¡Espada contra sus hombres de guerra, que se llenarán de pavor! 37¡Espada contra sus caballos, y contra sus carros, y contra todas sus tropas auxiliares25, que están en medio de ella, que se harán como mujeres! ¡Espada contra sus tesoros, que serán saqueados! 38 ¡Espada contra sus aguas, que se secarán! Porque es tierra de ídolos y se glorían por sus espantajos. 39Por eso se convertirá en cubil de fieras y chacales, en morada de avestruces. Y no será más habitada, ni poblada por siglos. 40Como destruyó Yahvé a Sodoma, a Gomorra y a las ciudades vecinas, no habitará hombre en ella, ni morará en ella hijo de hombre. Babilonia es condenada por su arrogancia y opresión sobre otros pueblos. Yahvé convoca a los
arqueros persas, dirigidos por Ciro, para que pongan cerco a la ciudad opresora e insolente. Babilonia no ha querido limitarse a ser instrumento de la justicia de Yahvé, y se ha atrevido a profanar el santuario de Yahvé, destruyendo totalmente al pueblo elegido:
se irguió contra Yahvé (v.29). Por eso está decretada su destrucción, con la hecatombe de sus
jóvenes y de sus
guerreros (v.30) 26. Babilonia ha atentado contra el Santo
de Israel, expresión rara en Jeremías y característica de Isaías. Yahvé, al ser
santo, es inaccesible, trascendente a todo lo profano y pecaminoso y, por tanto, intransigente con toda transgresión e iniquidad. Por eso debe castigar la insolencia de Babilonia, que ha mancillado el templo santo de Jerusalén y ha querido exterminar al pueblo santo de Israel, sellado con la elección divina. Yahvé, como
Santo, debe vengar los atropellos cometidos contra su soberanía y contra la
santidad de su pueblo.
Por eso sale al paso de la arrogancia de Babilonia:
Heme aquí, insolente.; ha llegado tu día (v.31). Sobre todas las iniquidades de Babilonia hay una que permanece continuamente ante los ojos de Yahvé; es la opresión de su pueblo. Esto está exigiendo venganza, ya que Babilonia se obstina en mantenerlos
en la opresión. como esclavos (v.33). En Mesopotamia están aún cautivos los hijos
de Israel (el reino del norte, cuyos habitantes fueron deportados por los asirios en el siglo VIII), y los hijos
de Judá, o reino del sur, deportados por las tropas de Nabucodonosor. Pero el pueblo escogido tiene un precioso valedor o
Redentor (v.34), que es fuerte, y garantía de su poder es su nombre único de
Yahvé de los ejércitos. Israel era la heredad de Yahvé; por tanto, a Yahvé le correspondía defender los derechos de su pueblo como
go'el o defensor familiar 27. Sobre todo, en la opresión de Israel estaba comprometido el honor y la majestad de su Dios. Nadie tenía verdadero poder sobre el pueblo israelita sino Yahvé, que lo había rescatado de Egipto y lo había formado como colectividad nacional. Yahvé, pues, celoso de sus derechos (el Santo
de Israel), debe salir por los fueros de su pupilo y
defender su causa para dar reposo a la tierra (v.34). La venganza sobre Babilonia debía traer como consecuencia la vindicación de los derechos del pueblo israelita, oprimido, y la liberación de los otros pueblos esclavizados. Con la desaparición de la nación opresora, las demás naciones de la tierra encontrarían reposo, pues no tendrán que temer el yugo opresor28. La derrota de Babilonia traerá el alivio a los demás pueblos, mientras que será ocasión de
confusión para los habitantes de Babilonia (v.34b), orgullosos de su poderío sobre los demás pueblos.
Los v.35-38 constituyen el llamado canto de la espada. Con estilo dramático y entrecortado, el profeta anuncia la guerra contra la nación babilónica en todas sus manifestaciones sociales.
Nadie ni nada podrá salvarse de la espada de Yahvé enviada para castigarla. En primer lugar caerán los más responsables:
grandes y sabios (v.35), la clase alta de la sociedad, que se manifestaba más insolente con los pueblos vencidos. Entre ellos están los
adivinos o astrólogos, tan numerosos en Babilonia. Toda la vida de los hombres y de la nación dependía, según ellos, del curso de los astros; pero de nada les valdrán sus cálculos, pues a la hora del castigo
serán tenidos por necios (v.36). Incluso los famosos
guerreros desfallecerán como mujeres,
llenos de miedo. Y todo el aparato guerrero de
caballos y carros, orgullo de la nación y espanto de los pueblos vencidos, no servirá para nada cuando llegue la hora de la
espada de Yahvé.
Las mismas tropas mercenarias (v.37) temblarán como
mujeres. De nada les servirá su veteranía en la profesión de las armas, porque vendrá otro ejército más aguerrido, manejado, como
espada, por el mismo Yahvé. Y la guerra, en su plena manifestación, dará un golpe de gracia a toda la riqueza agraria babilónica, basada en las canalizaciones del Tigris y del Eufrates:
espada contra sus aguas (v.38). Todas las obras de regadío desaparecerán bajo el golpe de la guerra, de la espada enviada por Yahvé 29. Con ello vendrá la sequía y la miseria de la nación. De hecho no sabemos que los persas, al entrar, se hayan ensañado contra las maravillosas obras de ingeniería de canalización de los mesopotámicos. Pero el profeta idealiza la situación conforme a los tradicionales cuadros de invasión, que trae como consecuencia la destrucción de las naciones vencidas con todas sus riquezas y recursos naturales.
Yahvé castiga a Babilonia por su arrogancia, pero también por su exagerada idolatría:
porque es tierra de ídolos (v.38b). Para los israelitas, los simulacros de sus dioses son meros
espantajos, y no comprenden que se gloríen de ellos. Por eso, Yahvé ha decretado su destrucción. Los v.39-40 imitan
Isa_13:19-22, y el v.40 es idéntico a
Jer_49:18. Todo esto nos hace pensar en el carácter redaccional artificial de varios pasajes de este capítulo, que tiene el aire de una compilación de pequeños poemas reunidos por un redactor posterior. Babilonia, según las imágenes tradicionales de los profetas, quedará convertida en ruinas, morada de los
chacales y
avestruces, siendo deshabitada por los siglos. La profecía se cumplió materialmente, ya que hoy día la antigua ciudad no es sino un montón informe de ruinas, con un puro valor arqueológico para los eruditos. Su destino ha sido, en este sentido, similar al de
Sodoma y Gomorra (v.40), las dos ciudades tradicionalmente malditas en la historia bíblica:
no morará en ellas hijo de hombre. La frase tiene un valor profético altísimo teniendo en cuenta que, cuando fue proferido el oráculo, Babilonia, con su millón de habitantes, era el emporio comercial del mundo conocido.
La invasión, inminente (41-46).
41 Ya viene del norte un pueblo, una nación grande; muchos reyes se alzan de los confines de la tierra. 42 Empuñan el arco y el venablo, son crueles y sin piedad. Su estrépito es como el mugido del mar; montan caballos, vienen con todos los pertrechos de guerra contra ti, hija de Babel. 43 El rey de Babel ha recibido la noticia, se le han caído los brazos, es presa de la angustia y de dolores, como de mujer en parto. 44 Vedlos, se lanzan como leones que suben de los boscajes del Jordán a los pastos siempre verdes. En un momento los hago partir y establezco allí a quien me place. ¿Pues quién como yo? ¿Quién me pedirá cuentas? ¿Quién es el pastor que podrá oponérseme? 45Oíd, pues, los designios de Yahvé contra Babel, sus planes contra Caldea. Irán conducidos por lo más ruin del rebaño, y a su vista los pastizales se asombrarán. 46 Al rumor de la conquista de Babel temblará la tierra; sus ecos repercutirán en las naciones. Los v-41-43 son una reproducción
Deu_6:22-24, aplicados al caso de Babilonia (véase el comentario a dicho lugar). Todo esto prueba el carácter antológico de esta sección. Igualmente, los v.44-46 son una reproducción del oráculo contra Edom (
Deu_49:19-21), sustituyendo el nombre de esta nación por el de Babilonia. Véase el comentario en dicho pasaje relativo a Edom, ya que el sentido es el mismo, y sus símiles idénticos.
1 Cf. lo dicho para otros pueblos: Egipto,
Deu_46:25; Moab, 48,7; Amón,
Deu_49:4. 2 Cf.
Jer_1:14. 3 Cf. 50,20;
Jer_3:18. 4
Amó_8:18. 5 Cf.
Ose_2:18;
Isa_14:1. 6 Cf.
Jer_2:8;
Jer_23:1. 7 Cf.
Jer_2:20;
Jer_3:6.23. 8 Cf.
Jer_14:8; 17:13- 9 Cf. Jera.ó; 51:43 10 Cf.
Jer_49:17;
Amó_19:8. 11 Algunos creen que esta última frase es adición posterior. Cf.
Jer_25:38;
Jer_46:16. 12 En el texto griego falta el nombre de
Nabucodonosor. 13 Cf.
Isa_33:9;
Miq_7:14. 14 Cf.
Amo_4:1;
Nah_1:4;
Num_32:1;
Isa_35:2. 15 Cf.
Jer_31:31-34- 16 Cf.
Jer_31:7s; 44:14- 17 Cf.
Jer_31:34;
Isa_40:2; 59:1s. 18 Muchos autores consideran esta sección de los v.21-28 como un poema aparte. 19 Cf. el canto irónico de
Isa_14:3. 20 Cf.
Jer_51:20s. 21 Cf. lo mismo aplicado a Israel,
Jer_25:18;
Jer_25:20.18 22 Cf. Herod., I 191. 23 Cf.
Isa_13:5. 24 La frase
venganza de su templo falta en los LXX, y está tomada
Deu_51:11. 25
Lit. la palabra hebrea usada aquí significa mezcla, aludiendo al conglomerado de tropas mercenarias de diversos pueblos. 26 Cf.
Isa_1:4;
Isa_5:19;
Isa_10:5;
Jer_51:5. 27 El
go'el era el miembro de la familia que tenía que vengar los ultrajes cometidos contra alguno de la misma. Además tenía derecho y deber de rescatar una propiedad que había pasado a manos extrañas. Cf.
Lev_25:25;
Pro_23:11;
Job_19:25;
Isa_43:14;
Isa_43:446 14· 41:14; 48:17; 54:5- 28 Cf. Is 14:7- 29 Algunos autores han querido cambiar
jóreb (espada) en
jórcb (sequía) para adaptar mejor la imagen al contexto, pues no comprenden que la
espada se envíe contra las
aguas. Pero, tomando la
espada como sinónimo de
guerra en general, no hay dificultad, teniendo e ç cuenta el carácter eminentemente poético del fragmento.