Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
27. Respuesta de Job a Bildad.
E n este capítulo encontramos dos secciones ideológicas totalmente diversas: en la primera (v.1-12) se declara de nuevo la inocencia de Job, el cual se confía sólo a la justicia divina, ya queden la humana nada puede esperar; en la segunda (v. 13-23) más bien encontramos la tesis tradicional de Sofar: el impío es inexorablemente castigado por Dios en este mundo, mientras que el justo es debidamente recompensado. El í.13, por otra parte, es la conclusión del discurso de Sofar del c.20. Parece que ha habido un desplazamiento en las copias, y este fragmento debe unirse al
Deu_24:18-24, que hemos supuesto de Sofar. Así se completan los ciclos de los discursos de los tres amigos, que alternativamente exponen sus soluciones al problema del sufrimiento de Job.
Declaración de inocencia por parte de Job (1-12).
1
Tomó de nuevo Job la palabra y en forma de sentencia dijo: 2
¡Vive Dios, que me rehusa justicia y el Omnipotente, que me ha colmado de amargura, 3
que, mientras en mí quede un soplo de vida y el hálito de Dios aliente en mis narices, 4 jamás mis labios proferirán falsedad, ni mi lengua musitará una mentira! 5
Lejos de mí daros la razón; hasta que expire no dejaré que me arranquen mi inocencia. 6
Me aferraré a mi justicia y no la negaré; no me arguye mi conciencia por uno de mis días. 7
Que mi enemigo tenga la suerte del impío, y mi adversario la del injusto! 8
¿En qué podrá esperar el malvado cuando muera, cuando Dios le reclame su vida? 9
¿Escuchará Dios sus gritos cuando le llegue la angustia? 10
¿Podrá complacerse en el Omnipotente, podrá jamás invocar a Dios? 11
Os mostraré la mano de Dios; no os celaré los designios del Omnipotente. 12
Si vosotros mismos lo habéis observado, ¿por qué, pues, perderos en vanas ilusiones? De nuevo declara Job su inocencia, a pesar de las opiniones comunes sobre la relación entre la desgracia física y el pecado. Había pedido una solemne audiencia a Dios para que estudiara su inocencia,
pero no ha recibido respuesta a su angustiada demanda. Pero, con tocio, nombra al Omnipotente como testigo de su sinceridad e inocencia. Dios ha rehusado justicia, rechazando su petición; pero, con todo, confía en su santidad e integridad para hacer valer sus legítimos derechos. Por eso, mientras aliente en su vida el hálito que Dios le insufló en sus narices conforme a la descripción antropomórfica de la formación del primer hombre de la arcilla , reclamará su derecho a ser absuelto públicamente, sin acudir a la falsedad y a la mentira (v.4).
El callarse significaría que sus amigos tenían la razón en el misterioso problema de sus sufrimientos. Nunca puede aceptar la tesis de los amigos sobre su supuesta culpabilidad secreta como causa de sus infortunios. Tiene conciencia de no haberse apartado de Dios ni un solo día de su vida. Se siente orgulloso de su limpio pasado, y no puede conceder las torvas insinuaciones de sus amigos (v.6).
En realidad, los culpables son sus inoportunos interlocutores, y para ellos les desea la suerte del impío. Job sabe que las plegarias de los impíos son vanas ante Dios y jamás son escuchadas; por eso es inútil poner en práctica la invitación de sus amigos para que se acerque suplicante a Dios. Si fuera pecador, de nada le serviría esto, ya que Dios no ayuda al impío en la hora de la angustia. No pocos autores, sin embargo, consideran los í.7-io como el principio del discurso de Sofar que suponemos empieza en el í.1â. Los conceptos son similares y pueden encajarse en esta segunda perspectiva dialéctica. Pero quizá mejor se explica suponiendo que habla Job: si es injusto como sus amigos suponen , no puede complacerse en el Omnipotente.
El enemigo de Dios no puede acercarse a El ni suplicarle. Por ello, si sus amigos le consideran culpable, son inútiles las exhortaciones a que se vuelva a Dios (v.10).
Job conoce bien la mano de Dios su conducta en sus relaciones con los hombres y, por tanto, está autorizado para mostrarla a sus amigos, que no han entendido nada del enigma del sufrimiento del justo. Estos han afirmado que no hay esperanza para el impío 2. Ello quiere decir que, si Job es pecador, como ellos suponen, tampoco para él hay esperanza de rehabilitación; luego sus ilusiones son vanas, y sus argumentaciones sin consistencia (v.12).
El castigo y fin trágico del malvado (13-23).
13
He aquí la suerte que Dios reserva al hombre culpable, la porción que del Omnipotente reciben los violentos: 14
si tiene muchos hijos, destíñanse a la espada; su prole no se hartará de pan. 15
A sus supervivientes los enterrará la mortandad; sus viudas no los llorarán. 16
Aunque acumule la plata como polvo, aunque amontone como el lodo los vestidos, 17
los prepara él, pero los vestirá el justo, y su plata la heredará el inocente. 18
Edificó su casa como un nido, como cabana de guarda. 19
Se acuesta rico, pero será por última vez 3
; en un abrir de ojos ya no existe. 20
Terrores le asaltan en pleno día 4
, de noche le arrebata un torbellino.21
Le arrebata el viento solano y se lo lleva, y le arranca de su lugar. 22
Se le echa encima sin piedad, tratando de huir de la mano (que le hiere). 23
Batirán palmas contra él y le silbarán desde su propio lugar. El í.13 repite literalmente 20:29, y resulta anómalo, pero se pone como introducción a lo que se dice sobre la triste suerte del impío: son las ideas expuestas por Sofar en ese capítulo y en 24, 18-24, que aquí son aplicadas a los hijos de los impíos. Estas ideas resultan extrañas en boca de Job, ya que su tesis es que los pecadores y su descendencia prosperan desmesuradamente en esta vida. Aquí, en cambio, se dice que de nada le sirve al malvado la descendencia, pues está destinada al hambre y a la espada (v.14). A estos dos flagelos se junta la mortandad o la peste, que siega en flor las vidas de los impíos y acaba con sus esposas, de forma que no podrán ser llorados por sus viudas (v.15). De nada les servirán sus muchas riquezas, pues las usufructuará el justo e inocente (v.17). Aunque edificó su casa, ésta resulta tan inconsistente como el nido puesto en el árbol o como cabana de guarda hecha de arcilla y ramaje sobre la viña para pasar la noche (v.18). Ambos símiles se emplean en la literatura profética para significar algo frágil que se tambalea y amenaza ruina 5. Aquí refleja bien la inconsistencia del que se acuesta rico, pero en un instante pierde lo que tiene (v.19). Su vida es una continua angustia, pues es presa de los terrores en pleno día y del torbellino durante la noche (v.20). Al final es arrebatado como planta por el viento solano. Es entregado a la vindicta pública, sintiéndose entonces todos con derecho a echarse encima de él (v.22). Será objeto de la befa de todos al considerarle herido por la mano de Dios (v.23).
1
Gen_2:7. 2 Cf.
Job_8:13-15. 3 Lit. el TM: No volverá (a acostarse). 4 Así corrigiendo el texto (yomám en vez de kamáyim del TM) con Dhorme, Bib, de Jér.