Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
13. Los Exploradores de Canaán.
E l relato de los c.13-14 sobre la exploración de Canaán y la rebelión del pueblo es bastante complejo desde el punto de vista literario.
Orden Divina de Explorar Canaán (1:16-17:16).
1
Partióse después el pueblo de Jaserot y acampó en el desierto de Farán. 2
Yahvé habló a Moisés, diciendo: Manda a algunos hombres a explorar la tierra de Canaán que voy a daros: 3
manda a uno por cada tribu y que sean todos de los principales entre ellos. 4
Mandólos Moisés desde el desierto de Farán, según el mandato de Yahvé, todos los jefes de los hijos de Israel. 5
Sus nombres son: de la tribu de Rubén, Samua, hijo de Zecur; 6
de la tribu de Simeón, Safat, hijo de Jurí; 7
(6
)de la tribu de Judá, Caleb, hijo de Jeíbné; 8
de la tribu de Isacar, Jigal, hijo de José; 9
de la tribu de Efraím, Osea, hijo de Nun; 10
de la tribu de Benjamín, Falti, hijo de Rafu; 11
de la tribu de Zabulón, Gadiel, hijo de Sodí; 12
de la tribu de José de Manasés, Gadí, hijo de Sasí; 13
de la tribu de Dan, Amiel, hijo de Guemalí; 14
de la tribu de Aser, Setur, hijo de Miguel; 15
de la tribu de Neftalí, Najbí, hijo de Vapsí; 16
de la tribu de Gad, Guel, hijo de Maquí. 17
Estos son los nombres de los mandados por Moisés para explorar la tierra. A Osea, hijo de Nun, le dio Moisés el nombre de Josué.
El v.1 es el v.16 del c.12 en los LXX y TM, y sirve de introducción al relato de los exploradores después del incidente del castigo de María. Los israelitas continuaron hacia el norte, llegando al desierto de Farán, sin designar el lugar preciso. Pero en
Núm_32:8.9 se dice que los exploradores partieron de Cades-Barne, la actual
Ain Qedeis1, a unos 150 kilómetros al sur de Bersabé, en el Negueb. Llegados al mediodía de Canaán, nada más natural que enviar exploradores a la tierra con la doble finalidad de examinar las defensas que tendrían que vencer para adueñarse de ellas y las condiciones de la tierra, a fin de alentar al pueblo en los trabajos de la conquista. Los documentos no nos dicen el número de los exploradores, contando sólo entre ellos a Caleb. El documento tiende a
idealizar la historia de Israel, a fin de dar expresión a ciertas ideas religiosas. Así, es Yahvé el que toma la iniciativa y ordena a Moisés que envíe exploradores, que han de ser doce, según el número de tribus. Entre ellos Josué, de la tribu de Efraím, y Caleb, de la tribu de Judá. Los exploradores recorren toda la tierra de Canaán, desde Sin, en el Negueb, hasta Rejob, camino de Emat, de sur a norte durante cuarenta días. Los textos
recorren sólo la parte sur de Canaán, lo que es más verosímil. En esa tendencia a
idealizar el pasado. Así, los exploradores son los
príncipes de cada tribu. La lista incluye 24 nombres, de los cuales 11 no aparecen en otros textos bíblicos. Los más famosos son Caleb y Josué. Aquél era idumeo2, pero aquí es presentado como perteneciente a la tribu de Judá, porque los calebitas aparecen especialmente relacionados con esta tribu3, apoderándose de Hebrón4. En tiempos de David se fusionaron con la tribu de Judá5. Josué es primeramente llamado
Osea (salva), pero se le cambió el nombre en Josué (
Yehosua: Yahvé salva) (v. 17-16). No se da razón del cambio del nombre, pero puede suponerse que haya tenido lugar con ocasión de la victoria sobre los amalecitas, en que se mostró Yahvé como
salvador de su pueblo6.
Exploración de la Tierra de Canaán (18/17-25/24).
18
(17
)Mandólos, pues, Moisés a explorar la tierra de Canaán, diciéndoles: Subid de aquí al Negueb; después subid a la montaña, 19
(18
)y observad la tierra cómo es, qué gente la habita, si fuerte o floja, si poca o mucha; 20
(19
)qué tal es la tierra habitada, si buena o mala; cuáles son sus ciudades, si abiertas o amuralladas; 21
(20
)Cua1 es su terreno, si fértil o pobre, si con árboles o sin ellos. Animaos y traed algunos frutos de esa tierra. Era esto al tiempo de las primeras uvas. 22
(21
)Subieron y reconocieron la tierra desde el desierto de Sin hasta Rejob, a la entrada de Jamat. 23
(22
)Subieron al Negueb y llegaron a Hebrón, donde estaban Ajinam, Sesaí y Tolmai, hijos de Enaq. Hebrón fue fundada siete años antes que Tanis en Egipto. 24
(23
)Llegaron hasta el valle de Escol, cortaron un sarmiento con racimos de uvas, que trajeron dos en un palo, y granadas e higos. 25
(24
)Llamaron a aquel lugar Najal-Escol, por el sarmiento de vid que allí hallaron los hijos de Israel.
Moisés les encarga inspeccionar las fortalezas y condiciones de la tierra que habían de conquistar. Deben subir por el
Negueb7 hacia la zona montañosa que rodea Hebrón, siendo el Negueb más bien la parte que rodea Gaza, Bersabé y sur de Hebrón. Como en esa zona montañosa de Hebrón habitaban los amorreos, se llamará montaña del amorreo.8 La tierra de Canaán equivale, más o menos, a lo que llamamos Palestina9, limitada al norte por Sidón y al sur por Gaza10. Se divide en tres zonas geográficas bien definidas: montaña, Negueb y Sefela11, siendo esta última la parte semi-costera occidental. Los exploradores deben internarse en la zona sur y percatarse de las posibilidades de ataque y de vivienda, y, como prueba de su incursión, deben volver con frutos del país (v.21). El hagiógrafo puntualiza que era el tiempo de las primeras uvas, hacia el mes de agosto, cuatro meses después de la partida del Sinaí.12 El v.22(21) parece una adición del
sacerdotal, que quiere idealizar la incursión de los exploradores, suponiendo que recorrieron el territorio
ideal de la tierra prometíaa en tiempos de la monarquía israelita. El
desierto de Sin no es el Sinaí, sino la zona montañosa al norte de la meseta de Tih, continuando hacia el norte el desierto de Farán, y llegando por el este al monte de Akrabim o de los
escorpiones13.
Rejob es la parte septentrional de Canaán cerca del monte Hermón14, en la parte superior del Jordán. La entrada de Jamat o camino de Jamat es una frase estereotipada para indicar los límites septentrionales del reino de Israel15, y designa la
Beqa o depresión entre el Líbano y Antelíbano, por donde discurría el camino hacia Jamat o
Amatu de los textos asirios16. El v.23 nos da un recorrido de los exploradores más verosímil: la región que rodea Hebrón, no muy lejos de Cades Barne (unos 250 km.). Hebrón era entonces llamada
Quiriat-Arba (ciudad de los cuatro)17, en la que habitaban descendientes de la raza gigante de Enaq. Los nombres
Ajinam, Sesai y
Tolmai (v.24-23) son probablemente nombres de tribus18. Parecen restos de las poblaciones presemíticas de Canaán, a las que la imaginación popular asignaba una estatura gigantesca, atribuyéndoseles la construcción de los monumentos megalíticos19. El hagiógrafo, para encarecer la antigüedad de Hebrón, dice que fue fundada siete años antes que Tanis o Soán (v.23-22). En realidad no sabemos cuándo fue fundada
Tanis en el Delta oriental egipcio, capital de los hicsos, reconstruida por Ramsés II (s.XIII), pero que aparece mencionada en textos de la VI y XII dinastía, es decir, en el tercer milenio antes de Cristo. Los expedicionarios llegaron al
valle de Escol, que parece estar no lejos de Hebrón, teniendo en cuenta que
Escol es el nombre de uno de los aliados de Abraham20. En efecto, los alrededores de Hebrón son fértiles en viñas, higos y granadas, que son justamente los frutos que llevan de vuelta los exploradores. El hagiógrafo encarece hiperbólicamente la calidad y tamaño de los racimos de aquella región, diciendo que los exploradores transportaron uno de ellos entre dos, colgado de un palo (v.24).
Escol significa en hebreo
racimo, y por eso llamaron a aquella región
Najal-Escol (valle del racimo). Es una explicación popular del nombre geográfico, que probablemente está relacionado con el nombre propio
Escol de
Gen_14:13-14.
Retorno de los Exploradores (26-33).
26
(25
)Volvieron de explorar la tierra al cabo de cuarenta días, 27
(26
)y, llegados, se presentaron a Moisés y a Aarón y a toda la asamblea de los hijos de Israel en el desierto de Farán, en Cades; 28
(27
)e hicieron relación a ellos y a toda la asamblea, mostrando los frutos de la tierra, y contaron así: Hemos llegado a la tierra adonde nos mandasteis; en verdad mana leche y miel; he aquí sus frutos; 29
(28
)pero la gente que la habita es fuerte, y sus ciudades son muy grandes y están amuralladas; hemos visto también allí a los hijos de Enaq. 30
(29
)Los amalecitas habitan la región del Negueb; los jéteos, jebuseos y amorreos, la parte montañosa; los cananeos, las costas del mar y a lo largo del Jordán. 31
(30
)Caleb, imponiendo silencio al pueblo, que murmuraba contra Moisés, clamó: ¡Subamos, subamos luego! ¡La conquistaremos, seremos más fuertes que ellos! 32
(31
)Pero los que habían subido con él dijeron: No debemos subir contra aquella gente; es más fuerte que nosotros. 33
(32
)Y desacreditaban entre los hijos de Israel la tierra que habían explorado, diciendo: Es una tierra que devora a sus habitantes, y todos cuantos hemos visto de ellos eran de gran talla. 34
(33
)Hasta gigantes hemos visto allí, ante los cuales nos pareció a nosotros que éramos como langostas; y así les parecíamos nosotros a ellos.
Los exploradores tardaron cuarenta días en su misión, cifra estereotipada que indica un lapso considerable de tiempo21. Volvieron y se reunieron con los israelitas en
Cades, probablemente la actual
Ain Qedeis, al sur del Negueb, entre el desierto de Farán y el de Sin, a unos 150 kilómetros al sur de Bersabé22. Es una zona donde hay algunos pozos y oasis, muy apta para que los israelitas merodearan con sus rebaños durante los treinta y ocho años de su estancia antes de entrar en Canaán. El relato de los exploradores es muy verídico según la apreciación diversa de cada uno. Los optimistas lo pintan de color de rosa: la tierra explorada es maravillosa por su feracidad, y puede decirse que
mana leche y miel (v.29-28); los pesimistas, en cambio, insisten en las dificultades y parte negativa de la tierra:
devora a sus habitantes (í·34-33).La expresión
manar leche y miel es proverbial para encarecer la feracidad de una tierra. Las madres beduinas prometen a sus hijos
leche y miel como lo mejor que pueden ofrecerles. Así es fácilmente concebible la frase en los israelitas, que salían de las estepas calcinadas y misérrimas del Sinaí23, al encontrarse con la relativa feracidad de Canaán. Los exploradores encarecen también las fortificaciones de la región habitada por los terribles descendientes de Enaq, los gigantes de la imaginación popular. Los datos arqueológicos modernos confirman las apreciaciones de los exploradores sobre la solidez de las ciudades fortificadas de los cananeos, y los textos egipcios se hacen eco de ello. Las ciudades son
muy grandes, calificación que se ha de interpretar a la luz de la mentalidad beduina de los exploradores. En realidad, las ciudades cananeas solían ser acrópolis reducidas para facilitar la defensa24. El v.30 parece una adición erudita posterior, en la que se concretan las zonas geográficas habitadas por las distintas razas que estaban asentadas en Canaán. En el
Negueb, o parte sur de Canaán (entre Gaza y el mar Muerto), están los
amalecitas, gentes que aparecen en tiempos de Abraham en esta misma zona geográfica25. Era una población que vivía del pillaje, contra la que tuvieron que luchar constantemente los hebreos aun después de su establecimiento en Canaán. Por eso surgió un odio secular contra ellos26. La
montaña o zona montañosa que rodea Hebrón hasta Jerusalén está habitada por los
jéteos o hititas, población del Asia Menor que aparece en las cartas de Tell Amarna ocupando Canaán27; los
jebuseos tienen la capital en Jerusalén, expulsados por David28; los
amorreos, población que en los textos asirios da nombre al occidente semítico (
Amurru)
desde el Eufrates al Mediterráneo29. Los
cananeos habitan la costa marítima y el valle del Jordán. La palabra
cánamo designa generalmente a los habitantes de toda la región de Canaán (desde Fenicia hasta el desierto de Farán, lindante con Egipto), y en este sentido equivale muchas veces a
amorreo. En las cartas del Tell-Amarna (s.XIV a.C.),
Amurru es la región de Fenicia, y
Canaán es lo que hoy llamamos Palestina30.
La narración de los exploradores sembró el terror entre los hebreos, y Caleb se levantó para animarlos al ataque (v.32-31)· Los pesimistas, sin embargo, no quieren entrar en esa región fortificada, en la que habitan gentes temibles, y además es
una tierra que devora a sus habitantes, expresión que puede aludir a su pobreza (en contra de lo que habían dicho los optimistas), a los peligros de las fieras que en ella merodean, o mejor, a las poblaciones feroces que la habitan, que se matan entre sí. E insisten recordando la estatura de los
gigantes, descendientes de Enaq, en cuya comparación los israelitas son como
langostas. En
Isa_40:22 se dice que Dios contempla a los hombres desde el cielo y que desde esa altura parecen
langostas, expresión gráfica para encarecer su pequenez y debilidad.
1 R. Savignac,
La región de 'Ain Qedeis: RB (1922) 55-81. 2 Cf.
Num_34:19;
Num_32:12;
Jos_14:6; Jue 1.13;
Num_13:6. 3
Num_13:6;
Jos_14:6-15; · 4
Jos_15:13-19. 5 Par 2:9; 25-42; 49. 6 Estos cambios de nombre son frecuentes en personajes principales bíblicos, para caracterizar su misión histórica (cf.
Gen_17:5;
Gen_35:10). Los LXX leen ºçóïÏs(***); por ello los Padres consideran a Josué como tipo de Jesucristo, salvador del mundo. 7 El nombre
Negueb suele relacionarse con la raíz semítica
ngb, que significa ser seco. Como esta región
seca estaba al sur de Canaán, en la literatura bíblica es sinónimo de región
meridional. Cf. Abel,
Géog. I 418-419. 8
Deu_1:7;
Núm_13:30. 9 En las cartas de Tell Amarna,
Kinalihi, y en acadío
mat Kinahni (tierra de Canaán)· 10 Núm 13.30 11 Cf. RB (1931) 365. 12
Num_10:11. 13 Cf.
Núm_34:3;
Jos_15:1. 14 Cf.
2Sa_10:8;
Jue_18:28; 2 Sal 10:6. 15 Cf.
Num_34:8;
Jos_13:5;
Amo_6:14. 16 Cf. Abel,
Géog. I 300-301. 17 Cf.
Jue_1:10. 18 Cf. Jos 11.21;
Jue_1:20;
Jos_15:14;
Jue_1:10. 19 Cf. Abel, o.c., I 328-329. 20 Cf.
Gen_14:13-24. 21 Cf.
Num_14:34. 22 cf. RB (1922) 79-80. 23 Cf. Power,
Verbum Domini (1922) 53.58. 24 Cf. DBS I 1010; H. Vincent,
Canaán d'aprés la exploration récente 22-89. 25
Gen_14:7;
Exo_17:8-16. 26 Cf. Desnoyers,
Histoire du peuple hébreu I 73 n.s; Abel,
Géog. I 270-273. 27 Cf. RB (1909) 66. En los textos asirios sargónidas se llama a Siria y Palestina
Hattu en razón de la influencia hitíta. 28
2Sa_56:6-8. 29 Cf. RB (1928) 63; Abel,
Géog. I 239- 30 Cf. RB (1908) 501-502.