Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 33 (Vg 32): Yahvé, Creador del Universo y Protector de los Fieles.
E ste poema
es un himno a la omnipotencia y justicia de Yahvé. Se canta el señorío de Dios sobre el universo como Creador y su fidelidad hacia su pueblo elegido, Israel, y a los que le son fieles. En este sentido, la composición es como una
justificación de la exhortación a alegrarse en Yahvé con que se cerraba el salmo anterior; y con estas palabras de exhortación se inicia esta misma composición salmódica; pero el estilo de la composición es diverso, ya que el anterior era una instrucción basada en la experiencia personal de un salmista
liberado de la situación angustiosa en que se hallaba, mientras que aquí nos encontramos con un himno compuesto con motivo de alguna victoria nacional sobre los enemigos de Israel.
La estructura del salmo es simétrica, y notable por la lógica distribución de las ideas. El estilo es majestuoso y solemne:
la invitación introductoria a alabar a Yahvé (1-3) corresponde a la conclusión,
en que se hace profesión de confianza en El (20-22). En el cuerpo del salmo se enumeran los motivos por los que
Yahvé es digno de especial alabanza y confianza: por sus atributos morales (4-5), por su omnipotencia creadora (6-9), por su providencia (10-11), por la elección de Israel (12-15), del que es Protector (16-19). La distribución estrófica es bastante regular; los 22 versículos del salmo corresponden a las 22 letras del alefato hebreo, pero no es propiamente acróstico, pues cada verso no comienza con una letra del alefato, como hemos visto en otras composiciones salmódicas. Ideológicamente, este salmo es un poema
sapiencial, si bien en forma de himno litúrgico a Dios Creador, Providente y Salvador. El estilo es límpido y elevado, si bien los pensamientos no son muy originales,
pues se repiten constantemente en la literatura sapiencial. En contra de lo que es ley en la colección salmódica que vamos estudiando, este salmo es huérfano, es decir, no tiene título introductorio alguno. Los LXX lo atribuyen a David. Razones estilísticas parecen no favorecer la paternidad davídica. Teodoro de Mopsuestia supone que fue redactado por Ezequías con motivo de la liberación milagrosa de Jerusalén de los ejércitos de Senaquerib 1. Los críticos modernos encuentran expresiones similares a las del libro de Isaías 2, y, como abundan las sentencias de tipo sapiencial, suponen que el salmo no es anterior al exilio 3.
Invitación a alabar al Dios justo (1-5).
1
Aclamad, justos, a Yahvé; bien está a los rectos la alabanza, 2
Alabad a Yahvé con la cítara, ensalzadle con el arpa de diez cuerdas. 3
Cantadle un cántico nuevo y tañed bien con júbilo la lira 4
. 4
Porque es recta la palabra de Yahvé, y toda su obra conforme a verdad. 5
El ama la justicia y el derecho, y de la bondad de Yahvé está llena la tierra. Los justos son los más obligados
a alabar a Yahvé, pues son el objeto predilecto de su providencia en la historia; el salmista quiere que acompañen sus cánticos con toda clase de instrumentos:
cítara, arpa y
lira. Y con ellos deben entonar un
nuevo canto de acción de gracias por los beneficios nuevos que cada uno recibe en su vida del Omnipotente. Yahvé es fiel a su
palabra, y todas sus acciones llevan el sello de la
verdad y de la fidelidad a sus promesas de protección a los justos y cumplidores de su Ley. Toda su providencia está gobernada por las exigencias de la
justicia y del
derecho, que es la aplicación de aquélla en cada acto 5.
Toda la tierra rebosa de la bondad y piedad de Yahvé 6.
La palabra creadora de Dios (6-9).
6
Por la palabra de Yahvé fueron hechos los cielos, y todo su ejército por el aliento de su boca. 7
El reúne como en odre las aguas del mar y hace estanques de los abismos. 8
Tema a Yahvé toda la tierra, témanla todos los habitantes del universo, 9
porque dijo El, y fue hecho; mandó, y así fue.
El salmista se remonta al primer momento de la creación para declarar la omnipotencia divina. Los
cielos inmensos son
el efecto de su palabra creadora, y todo su
ejército, o maravillosas constelaciones ordenadas de los astros, son obra del
aliento de su boca7. La expresión es enérgica. La omnipotencia divina no tiene límites, y por ello las obras más portentosas
de la creación son realizadas por Dios con la facilidad con que se expresan por la
palabra. Los pueblos paganos consideraban los astros como divinidades poderosas; aquí el salmista declara
que son obra del único Dios y que dependen en su existencia del
aliento de su boca. No se puede formular el monoteísmo estricto en palabras más vigorosas8. El salmo aquí depende del relato del Génesis, donde enfáticamente se dice: Dijo, y fue hecho. En las cosmogonías de la antigüedad, las divinidades tienen que luchar con las fuerzas cósmicas de las que ellas mismas proceden para plasmar las maravillas del orbe 9. El Elohim de la Biblia es un ser excepcional que existe antes, fuera y sobre todas las cosas, y, como tal, no está sujeto a nada y obra conforme a su omnímoda voluntad, que a su vez está sujeta a su inteligencia ordenadora, que crea todas las cosas con una finalidad concreta: y vio que la luz era buena.10
Esta concepción trascendente de Dios es la base de todas las creencias del pueblo hebreo. 4 Por ellas, la religión de Israel se halla a una distancia casi infinita de las concepciones religiosas de los otros pueblos de la antigüedad.
Siguiendo el relato del Génesis, el salmista proclama que Dios
reúne las inmensas
aguas del mar en un recipiente con la facilidad con que se llena un
odre; y las inmensas aguas de los abismos las distribuye en
estanques o diversos mares y océanos. El inmenso lecho del océano es para la omnipotencia divina como un modesto
odre que llena a su antojo n. Los grandes depósitos del
abismo sobre los que descansa la tierra son para El como
estanques 12. Todo esto predica el poder inmenso del Creador; por ello se invita a la misma tierra y a sus habitantes a
temerle y reverenciarle. ¿Quién puede ponerse frente a El? Con un solo
fiat formó todas las cosas:
Dijo El, y fue hecho; mandó, y así fue 13. Las cosas fueron surgiendo obedientes a la voz de Dios.
La providencia divina sobre los hombres (10-15).
10
Frustra Yahvé el consejo de las gentes y anula las maquinaciones de los pueblos. 11
El consejo de Yahvé permanece para siempre; los designios de su corazón, de generación en generación. 12
Venturoso el pueblo cuyo Dios es Yahvé, el pueblo que El se eligió por heredad. 13
Mira Yahvé desde los cielos, contempla a todos los hijos de los hombres. 14
Desde la morada en que se asienta observa todos los habitantes de la tierra. 15
El ha plasmado todos los corazones y conoce a fondo todas sus obras. El poder de Yahvé no se extiende sólo a la creación de las cosas, sino que controla la marcha de la historia humana. En sus designios secretos sobre la humanidad, observa los actos de los hombres para juzgarlos conforme a las exigencias de su justicia y bondad. Los pueblos pueden maquinar y agitarse, pero por encima de sus cálculos están los planes divinos; por eso muchas veces
frustra el consejo de las gentes, o naciones paganas, y sale al paso de las
maquinaciones de los pueblos. La perspectiva del salmista se extiende a la lucha sorda entre el bien y el mal en la historia. Toda la trama bíblica gira en torno a un drama, que es la pugna
entre los que representan los intereses de Dios y tratan de plasmar sus designios en la historia
y los que se oponen a esa marcha religiosa de la historia. En esa realización de los designios divinos en la historia ocupa un lugar predilecto el pueblo israelita, que es el vehículo de transmisión de la esperanza de salvación a través de los tiempos hasta los tiempos mesiánicos. El salmista se sitúa en esta perspectiva de elección de su pueblo y presenta a las
gentes maquinando contra los intereses de Yahvé, que son los de Israel como colectividad. Frente a sus designios perversos está el
consejo de Dios, que
permanece para siempre; es decir, sus designios misteriosos sobre la historia humana, que se plasman de
generación en generación (v.11).
Sus designios son firmes como la obra de la creación 14.
Por eso Israel es
venturoso, por ser el pueblo de Yahvé, que lo eligió como su
heredad. Ningún pueblo tiene a sus dioses tan cerca de él como lo tiene Israel15. Es el instrumento de los designios divinos entre los pueblos, como reino sacerdotal y nación santa 16. Es el primogénito entre los pueblos, y, como tal, el confidente de los secretos designios de Dios en la historia 17.
Su Dios es el Soberano del universo, y desde los cielos contempla a todos los hijos de los hombres (y. 1:3). Desde su alta atalaya celestial asiste al desarrollo de la historia humana. A su omnipotencia se junta su omnisciencia, pues El conoce lo más recóndito del espíritu humano, pues
ha plasmado todos los corazones, que en la mentalidad semítica y hebraica son el asiento de los movimientos afectivos, pasionales y aun intelectivos.
Dios ha dado al ser humano la vida del espíritu y la de los afectos, y, por tanto, no puede desentenderse de él. El profeta Zacarías sintetiza así la obra de Dios: Tiende los cielos, funda la tierra y forma el aliento del hombre dentro de él18. Si Yahvé asiste al desarrollo de las maquinaciones de las naciones como colectividades, también está atento a las interioridades de los individuos
en orden a establecer las exigencias de su justicia retributiva.
Yahvé, único salvador (16-22).
16
No es la muchedumbre de los ejércitos lo que salva al rey, ni se libra el guerrero por su mucha fuerza. 17
Vano es para la victoria el caballo, pues con todo su vigor no libra. 18
He aquí que los ojos de Yahvé están sobre los que le temen, sobre los que esperan en su piedad, 19
para salvar sus almas de la muerte, para hacerlos vivir en (tiempo de) hambre. 20
Nuestra alma espera en Yahvé; El es nuestro auxilio y nuestro escudo. 21
Pues en El se regocija nuestro corazón, en su santo nombre está nuestra confianza. 22
Sea, Yahvé, sobre nosotros tu piedad, como esperamos en ti.
Supuesta la providencia especialísima de Yahvé, es inútil hacer puros cálculos de fuerzas materiales para conseguir la victoria sobre los enemigos. En tiempos pasados, el poder militar del faraón nada pudo contra el pueblo hebreo,
confiado a Dios19; en tiempos de la monarquía israelita, los reyes procuraron formar un ejército poderoso con ánimos defensivos y ofensivos. Los profetas se oponían a todo este aparato militar, porque veían en ello una desconfianza en Yahvé, el único que podía salvar a Israel. El salmista se sitúa en la misma línea: de nada sirven los caballos al guerrero si no tiene el auxilio de Yahvé 20: éstos en sus carros, aquéllos en sus caballos; pero nosotros en el nombre de Yahvé, nuestro Dios, somos fuertes. 21 Es lo que declarará Judas Macabeo: No está en la muchedumbre del ejército la victoria en la guerra: del cielo viene la fuerza. 22 La mirada benevolente de Yahvé se dirige a los que
le temen y aceptan sus caminos y se confían a su
piedad (v.18). La omnipotencia divina está al servicio del justo, objeto de sus complacencias 23; por eso, en las horas del infortunio y de la miseria, los libra de la muerte violenta y del hambre 24.
Los v.20-21 sacan la conclusión de la doctrina expuesta: si Yahvé es el único que da la salvación y la victoria,
el alma del justo debe confiarse a El como único auxilio y escudo protector 25.
Esta seguridad de estar bajo
la protección de Yahvé crea en el alma un íntimo regocijo, pues su nombre, lleno de misterio, es también prenda de salvación 26. El salmo se termina con el deseo de ser objeto benévolo
de la piedad divina. El salmista se asocia a los intereses de su pueblo, necesitado de la protección del Omnipotente.
1 Cf.
Isa_37:36. 2
Cf.
Isa_9:6;
Isa_29:7;
Isa_17:12s;
Isa_31:17. 3 Cf. E. Podechard, O.C., I 154. 4 La
Bib. de Jér.: Con vuestro arte acompañad la oración*. NP: Bene canite ei cum clangore. 5 Cf.
Sal_36:6;
Sal_103:6. 6
Cf.
Sal_119:64. 7 Cf.
Gen_2:1;
Neh_9:6;
Isa_40:26. 8 Cf.
Gen_1:3. ; 9 Cf.
Biblia comentada 493. 10
Gen_1:4. 11 Cf.
Exo_15:8;
Jos_3:13;
Sal_78:13;
Isa_40:12.5;
Job_38:37 12
Gen_7:11;
Job_26:8.
' 13 Cf.
Sal_148:5;
Sal_119:90.91; Ts 48:13. 14 Cf.
Jer_33:20.21;
Isa_7:10;
Isa_19:17;
Isa_46:10. 15 Cf.
Deu_4:6-8;
Deu_33:29. 16 Cf.
Exo_19:5;
Deu_4:20;
Deu_9:26;
Deu_32:9;
Isa_19:35; Ter 10:16;
Sal_28:9. 17 Cf.
Exo_3:73. 18 Cf.
Zac_12:1. 19 Cf.
Exo_14:17;
Exo_15:4. 20 Cf.
Sal_20:8;
Exo_44:3s;
Exo_60:11s;
Exo_21:1;
Pro_21:31;
Isa_31:1-3;
Isa_17:12-14. 21 Sal 20,8. 22! Mac 3:19. 23 Cf.
Sal_37:19;
Sal_32:8;
Sal_34:15;
Esd_5:5;
Job_36:7. 24 Cf. Sal 37:19- 25 Cf.
Deu_33:29;
Sal_3:3;
Sal_28:7;
Sal_115:9. 26 Cf.
Sal_30:4.