II Pedro  1, 14-18

sabiendo que pronto tendré que dejar mi tienda, según me lo ha manifestado nuestro Señor Jesucristo. Pero pondré empeño en que, en todo momento, después de mi partida, podáis recordar estas cosas. Os hemos dado a conocer el poder y la Venida de nuestro Señor Jesucristo, no siguiendo fábulas ingeniosas, sino después de haber visto con nuestros propios ojos su majestad. Porque recibió de Dios Padre honor y gloria, cuando la sublime Gloria le dirigió esta voz: «Este es mi Hijo muy amado en quien me complazco.» Nosotros mismos escuchamos esta voz, venida del cielo, estando con él en el monte santo.
Ver contexto