Isaías 60, 10-17

Hijos de extranjeros construirán tus muros,
y sus reyes se pondrán a tu servicio,
porque en mi cólera te herí,
pero en mi benevolencia he tenido compasión de ti.
Abiertas estarán tus puertas de continuo;
ni de día ni de noche se cerrarán,
para dejar entrar a ti las riquezas de las naciones,
traídas por sus reyes.
Pues la nación y el reino que no se sometan a ti perecerán,
esas naciones serán arruinadas por completo.
La gloria del Líbano vendrá a ti,
el ciprés, el olmo y el boj a una,
a embellecer mi Lugar Santo
y honrar el lugar donde mis pies reposan.
Acudirán a ti encorvados los hijos de los que te humillaban,
se postrarán a tus pies todos los que te menospreciaban,
y te llamarán la Ciudad de Yahvé,
la Sión del Santo de Israel.
En vez de estar tú abandonada,
aborrecida y sin viandantes,
yo te convertiré en lozanía eterna,
gozo de siglos y siglos.
Te nutrirás con la leche de las naciones,
con las riquezas de los reyes serás amamantada,
y sabrás que yo soy Yahvé tu Salvador,
y el que rescata, el Fuerte de Jacob.
En vez de bronce traeré oro,
en vez de hierro traeré plata,
en vez de madera, bronce,
y en vez de piedras, hierro.
Te pondré como gobernantes la Paz,
y por gobierno la Justicia.
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