Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
1. Exhortación de Moisés.
L a parte legislativa del Deuteronomio (c. 12-26) está precedida de un largo prólogo (0.1-12), a base de dos discursos de Moisés, en los que se recuerdan las peripecias del desierto, castigos y bendiciones de Yahvé, como exhortación al cumplimiento de sus mandatos, que después se exponen. El estilo es parenético y artificial y los hechos narrados son sustancialmente los mismos del libro de los Números.
Proemio (1-5).
Estos primeros versículos del Deuteronomio de encuadramiento histórico del discurso exhortatorio de Moisés presentan no pocas dificultades, debidas, sin duda, a la intercalación de glosas extrañas a la primera redacción. Los v.16-3 parecen inserción erudita posterior, y sólo los v.12:4-5 deben constituir la introducción histórica primitiva: Estas son
las palabras que dirigió Moisés a todo Israel al lado allá del Jordán después de haber sido derrotados Seón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesebón, y Og, rey de Basan, que habitaba en Astarot y Edrai. Al lado de allá del Jordán, en tierra de Moab, púsose Moisés a inculcarles esta ley, y dijo... La expresión
al lado de allá del Jordán prueba que el redactor de esta exhortación vive ya en Canaan1.
1
Estas son las palabras que dirigió Moisés a todo Israel al otro lado del Jordán, en el desierto, en el Araba, que está frente a Suf, entre Farán, Tofel, Labán, Jaserot y Dizahab, 2
a diez jornadas de camino de Horeb a Cadesbarne por el camino de los montes de Seír. 3
El año cuarenta, el undécimo mes, el día primero del mes, habló Moisés a los hijos de Israel de todo aquello que Yahvé le mandara hacer respecto de ellos 4
después de haber sido derrotados Seón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesebón, y Og, rey de Basan, que habitaba en Astarot y Edrai. 5
Al lado de allá del Jordán, en tierra de Moab, púsose Moisés a inculcarles esta ley, y dijo:
Los nombres intercalados por el glosista nos son en parte ya conocidos. El marco histórico del discurso de Moisés según éste no concuerda con lo que se dice en el v.5
(tierra de Moab)
, ya que lo supone proferido en el
Araba, o depresión esteparia que va desde el mar Muerto al mar Rojo
(Suf)
, cerca de los montes de
Seír (o de Edom) y a diez jornadas de camino de
Cadesbarne2. Por otra parte, esta situación geográfica no concuerda con lo que se dice en el v.4, donde se alude a las derrotas del rey de los amorreos en Transjordania3.
La Elección de los Jueces (6-18).
6
Yahvé, nuestro Dios, nos habló en Horeb, diciendo: Ya habéis morado bastante en este monte; 7
ea, levantad el campamento; id a las montañas de los amorreos y de todos sus otros habitantes: al Araba, a la montaña, a la Sefela, al Negueb, a las costas del mar, a la tierra de los cananeos, al Líbano hasta el gran río, el Eufrates. 8
Yo os entrego esa tierra; id y tomad posesión de la tierra que a vuestros padres Abrahán, Isaac y Jacob juró Yahvé darles, a ellos y a su descendencia después de ellos. 9
Entonces os hablé así: Yo no puedo por mí solo soportaros. 10
Yahvé, vuestro Dios, os ha multiplicado hasta el punto de ser hoy tan numerosos como las estrellas del cielo, u Que Yahvé, Dios de vuestros padres, os multiplique mil veces más y os bendiga, como El os ha prometido. 12
Pero ¿cómo soportar yo por mí solo vuestra carga, vuestro peso y vuestras querellas? 13
Elegid de vuestras tribus hombres sabios, inteligentes, probados, para que yo los constituya sobre vosotros. 14
Y vosotros me respondisteis: Está bien lo que nos mandas hacer. 15
Entonces tomé yo de los principales de vuestras tribus, hombres sabios y probados, y los constituí en vuestros capitanes, jefes de millares, de centurias, de cincuentenas y de decenas, y magistrados en vuestras tribus.·" 16
Al mismo tiempo di a vuestros jefes este mandato: Oíd a vuestros hermanos, juzgad según justicia las diferencias que pueda haber entre ellos o con los extranjeros. 17
No atenderéis en vuestros juicios a la apariencia de las personas; oíd a los pequeños como a los grandes, sin temor a nadie, porque de Dios es el juicio; y si alguna causa halláis demasiado difícil, llevádmela a mí para que yo la conozca. 18
Entonces os mandé cuanto en esto habíais de hacer.
La evocación de los recuerdos empieza con la estancia de los israelitas en Horeb-Sinaí. La expresión
Yahvé, nuestro Dios, es característica del documento deuteronómico, cuya concepción teoló-gico-teocrática de Israel está basada en la alianza del Sinaí4. Es el propio Dios Guía de Israel el que da la orden de marcha hacia la tierra de promisión, cuyos límites se definen
idealmente conforme a los deseos de los mesianistas de los tiempos de David, cuando las victorias había creado un clima de grandeza, no siempre en conformidad con las realidades históricas. Así, se ordena a los hebreos caminar hacia el
Araba (depresión esteparia al sur del mar Muerto), la
montaña, o zona montañosa donde habitan los amorreos, en contraposición a los
cananeos, que se supone habitar en la costa y junto al Jordán5.
Sefela (lit. país bajo o llano), o zona semillana de las últimas estribaciones montañosas de Judá hacia la costa6.
Negueb, al sur de Canaán, desde Hebrón hasta Cades. País
de los cananeos: la parte costera superior de Canaán hasta Fenicia7.
Líbano (de
la-ban, ser blanco, por sus nieves o por sus rocas blanquecinas) es la cordillera de montañas de unos 150 kilómetros que se extiende de abajo arriba, desde Palestina a Siria. Aquí parece que designa toda esta región hasta llegar al
Eufrates8. Esta inmensa zona geográfica ha sido prometida a los patriarcas (v.8) según las interpretaciones
idealistas de los mejores tiempos de la monarquía, cuando las victorias guerreras de David daban pie a la imaginación de los poetas áulicos para esperar un reino que llegara al Eufrates9. Los profetas utilizarán estos datos para trazar los límites del futuro reino me-siánico.
Según
éxo_18:13-26, Moisés, por sugerencia de Jetró, su suegro, estableció jefes de tribus como
jueces del pueblo en las causas menores. Aquí el deuteronomista presenta esta institución como original del propio Moisés, que se siente incapaz de despachar personalmente todos los asuntos10. Moisés escogió gentes honestas y sabias para ejercer este delicado oficio, encareciendo el sentido de justicia, sin acepción de personas
(oíd a los pequeños como a los grandes, v.17), porque en realidad
de Dios es el juicio. Son representantes de Dios, y como tales deben actuar. Este criterio de equidad está muy conforme con el· espíritu del deuteronomista11 y
con la predicación ética de los profetas12.
En Cadesbarne: la Exploración de Canaán (19-46).
19
Partidos de Horeb, atravesamos todo el vasto y horrible desierto que habéis visto en dirección a las montañas de los amorreos, como nos lo había mandado Yahvé, nuestro Dios, y llegamos a Cadesbarne. 20
Entonces os dije: Habéis llegado ya a las montañas de los amorreos, que Yahvé, nuestro Dios, va a daros. 21
Mira: Yahvé, tu Dios, te da en posesión esa tierra; sube y apodérate de ella, conforme a la promesa que te ha hecho Yahvé, Dios de tus padres. No temas, no te acobardes. 22
Pero os presentasteis a mí todos para decirme: Mandemos por delante hombres que nos exploren la tierra y nos informen acerca del camino por donde debemos subir y de las ciudades adonde hemos de llegar. 23
Parecióme bien la propuesta, y tomé de entre vosotros doce, uno por cada tribu. 24
Partieron, y después de atravesar la parte montuosa llegaron al valle de Escol y lo exploraron. 25
Tomaron frutos de los de la tierra para traérnoslos, y nos dijeron en su relato: Es una buena tierra la que nos da Yahvé, nuestro Dios. 26
Sin embargo, vosotros os negasteis a subir, y fuisteis rebeldes a las órdenes de Yahvé, vuestro Dios. 27
Murmurasteis en vuestras tiendas, diciendo: Nos odia Yahvé, y por eso nos ha sacado de Egipto para entregarnos en manos de los amorreos y destruirnos. 28
¿Adonde vamos a subir? Nuestros hermanos nos han acobardado al decirnos: Es una gente más numerosa y de mayor estatura que nosotros; son grandes sus ciudades, y las murallas de éstas se alzan hasta el cielo, y hasta hemos visto allí hijos de Enaq. 29
Yo os dije: No os acobardéis, no les tengáis miedo; 30
Yahvé, vuestro Dios, que marcha delante de vosotros, combatirá El mismo por vosotros, según cuanto por vosotros a vuestros mismos ojos hizo en Egipto 31
y en el desierto, por donde has visto cómo te ha llevado Yahvé, tu Dios, como lleva un hombre a su hijo, por todo el camino que habéis recorrido hasta llegar a este lugar. 32
Con todo, vosotros ni por esto confiasteis en Yahvé, vuestro Dios, 33
que delante de vosotros marchaba por el camino buscándoos los lugares de acampamento, en fuego durante la noche, para mostraros el camino que habíais de seguir, y en nube durante el día. 34
Yahvé oyó el rumor de vuestras palabras, y, montando en cólera, juró, diciendo: 35
Ninguno de los hombres de esta perversa generación llegará a la buena tierra que yo juré dar a vuestros padres, 36
excepto Caleb, hijo de Yefoné; éste la verá, y yo le daré a él y a sus hijos la tierra que él ha pisado, porque ha seguido fielmente a Yahvé. 37
Yahvé se irritó también contra mí por vosotros, y dijo: Tampoco tú entrarás en ella. 38
Josué, hijo de Nun, tu lugarteniente, entrará; fortalécele, porque él ha de poner a Israel en posesión de esa tierra. 39
Y vuestros niños, de quienes habéis dicho que serían presa del enemigo; vuestros hijos, que no distinguen hoy todavía entre el bien y el mal, serán los que entren; a ellos se la daré y ellos la poseerán. 40
Vosotros volveos y partid por el desierto camino del mar Rojo. 41
Vosotros respondisteis, diciéndome: Hemos pecado contra Yahvé; queremos subir y combatir como Yahvé, nuestro Dios, ha mandado; y, ciñéndoos vuestras armas, os dispusisteis inconsideradamente a subir a la montaña. 42
Yahvé me dijo: Diles: No subáis y no combatáis, porque yo no iré en medio de vosotros; no os hagáis derrotar por vuestros enemigos. 43
Yo os lo dije; pero vosotros no me escuchasteis, os resististeis a las órdenes de Yahvé, y fuisteis tan presuntuosos, que os empeñasteis en subir a la montaña. 44
Entonces los amorreos, que habitan en esas montañas, salieron contra vosotros y os persiguieron como persiguen las abejas; os derrotaron en Seír hasta Jormá. 45
Vinisteis y llorasteis ante Yahvé; pero Yahvé no escuchó vuestra voz, no os dio oídos. 46
Así estuvisteis tanto tiempo en Cades, todo el tiempo que allí habéis morado.
El deuteronomista coloca en labios de Moisés la narración de los principales acontecimientos ocurridos en Cadesbarne con ocasión de la exploración de Canaán. Sustancialmente, lo narrado aquí es lo que leemos en Núm c.13-14. En el comentario a estos textos hemos hecho notar que hay dos fuentes. La primera hace llegar los exploradores hasta la
entrada de Jamat, en el alto Canaán, mientras que la segunda concreta la exploración a la región inmediata a Hebrón.
1 Algunos autores, como Hummelauer y Junker, creen que los v.1-2 son una transición entre el libro de los Núm y Dt; así, la expresión Estas son
las palabras que dirigió Moisés... aludiría a los discursos anteriores, narrados en el libro de los Números. Nosotros creemos que más bien son
introducción a lo que sigue en Dt. 2 Para la identificación de estas localidades véase comentario a
Num_10:12; 11:35; Núm 33 20; cf. Abel,
Geog. I 427. 3 Cf. Núm 21:21-22:1. 4
Deu_5:2. 5
Num_13:29. 6 Abel,
Geog. 1.416. 7 En las cartas de Tell Amarna se llama
Kinahna a la zona superior de Canaán lindante con Tiro y Sidón. 8 Cf.
Gen_15:18. Quizá
Eufrates sea glosa, y el texto aluda al río Leontes, en Siria; cf. Abel, I 464. 9
Sal_72:8-11;
Sal_89:26;
Zac_1:10. 10 Según
éxo_18:12-27 esta institución de jueces tuvo lugar antes de llegar al Sinaí, mientras que aquí se supone que es después. Algunos autores suponen que
Exo_17:12-17 debe colocarse después de Ex 24, y entonces la institución fue después de la alianza sinaítica, lo que concuerda con el deuteronomista. Véase P. Heinisch,
Das Buch Exodus 143. 11
Deu_16:18-20. 12 Cf.
Isa_1:16s;
Jer_7:33;
Jer_22:33; 1 Sam 12:1s.