Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
3. Los Israelitas en Transjordania.
Derrota de Og, Rey de Basan (1-11).
1
Volviéndonos, subimos por el camino de Basan; y Og rey de Basan, nos salió al encuentro con toda su gente para darnos la batalla de Edrai. 2
Yahvé me dijo: No le temas; le he entregado en tus manos a él, a todo su pueblo y su territorio; trátalo como trataste a Seón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesebón. 3
Yahvé, nuestro Dios, entregó también en nuestras manos a Og, rey de Basan, con todo su pueblo, y los derrotamos hasta destruirlos, 4
devastando todas sus ciudades, sin quedar lugar de habitación que nos escapara; sesenta ciudades, toda la región de Argob, el reino de Og, en Basan. 5
Todas estas ciudades, que estaban amuralladas con muy altos muros, con puertas y cerrojos, sin contar las ciudades abiertas, que eran en gran número, 6
las dimos al anatema, como habíamos hecho con Seón, rey de Hesebón, dando al anatema ciudades, hombres, mujeres y niños, 7
pero conservamos para nosotros todo el ganado y el botín de las ciudades. 8
Tomamos, pues, entonces a los dos reyes de los amorreos toda la tierra del lado de allá del Jordán, desde el torrente del Amón hasta el monte Hermón. 9
Los sidonios al Hermón le llaman Siryon, y los amorreos Sanir. 10
Todas las ciudades del llano, todo Galaad y todo Basan, hasta Selja y Edrai, capitales del reino de Og, en Basan,11
pues Og, rey de Basan, era el único que de la raza de los refaím quedaba; su lecho, lecho de hierro, se ve en Rabat, de los hijos de Amón, largo de nueve codos, y de cuatro codos ancho, codos humanos.
Esta narración es paralela a la de
Num_21:33-34. El reino de Basan se extendía del Yaboq hasta el Hermón, a lo largo del Jordán; es la
Batanea de los tiempos evangélicos1
. Se llamaba también Argob al conjunto de ciudades de esta región (v.4). El deuteronomista escribe en Palestina, pues habla
del lado de allá del Jordán (v.8) al referirse a TransJordania, y recapitula el conjunto de lo conquistado desde el
Amón hasta el
Hermán, cadena de montañas continuación del Antelíbano, cuya cúspide más alta tiene 2.800 metros. Llamado
Siryon por los fenicios y
Sanir por los amorreos2, famoso en la literatura bíblica sapiencial3.
En el í. 11 encontramos una noticia curiosa: Og es uno de los representantes de la raza de los
refaím o gigantes. Su lecho, de 4,50 metros de largo por 2 metros de ancho, se veía aún en tiempo del redactor deuteronomista en
Rabat-Amón, la actual
Aman.
Distribución de lo Conquistado (12-22).
12
Tornamos posesión de la tierra, que di a los rubenitas y a los gaditas, a partir de Aroer, en el valle del Amón, así como de la mitad de la montaña de Galaad con sus ciudades. 13
Di a la mitad de la tribu de Manasés el resto de Galaad y toda la parte de Basan, que pertenecía al reino de Og; toda la región de Argob, todo el Basan, todo lo que hoy se llama tierra de Refaím. 14
Jair, hijo de Manasés, obtuvo toda la región de Argob hasta la frontera de los gesuritas y de los maakatitas, y dio su nombre a los burgos de Basan, llamados hasta hoy Jawot-Yair. 15
A Makir le di Galaad; 16
a los rubenitas y a los gaditas les di una parte de Galaad y hasta el torrente Amón, sirviendo de límite el medio del valle y hasta el torrente de Yaboq, frontera de los hijos de Amón, 17
como también el Araba, con el Jordán por límite, desde Kineret hasta el mar del Araba, el mar de la Sal, al pie de las faldas del Pasga al oriente. 18
Entonces os di yo esta orden: Yahvé, vuestro Dios, os ha dado esa tierra para que sea posesión vuestra; y vosotros todos, hombres robustos, marcharéis delante de vuestros hermanos los hijos de Israel; 19
sólo vuestras mujeres, vuestros niños y vuestros ganados yo sé que tenéis muchos ganados se quedarán en las ciudades que os he dado 20
hasta que Yahvé conceda quieta morada a vuestros hermanos, como a vosotros, y tomen también ellos posesión de la tierra que Yahvé, vuestro Dios, les da al otro lado del Jordán. Volveréis entonces cada uno a la heredad que os he dado. 21
Entonces di también órdenes a Josué, diciendo: Con tus ojos has visto todo lo que Yahvé, vuestro Dios, ha hecho con esos dos reyes; así hará Yahvé también a todos los reinos contra los cuales vas a marchar. 22
No los temas, que Yahvé, vuestro Dios, combate por vosotros.
Esta distribución de parte de Transjordania (entre el Amón y el Yaboq) a las tribus de Rubén, Gad y la mitad de Manasés aparece en Núm 32. Según el estilo del deuteronomista, aquí la iniciativa viene de Moisés y no de los beneficiarios, como parece fue en realidad. Como siempre, Moisés obra por instigación de Yahvé. Después se exhorta a Josué a proseguir la conquista de la tierra prometida, de la que es prenda la victoria conseguida contra los amorreos.
Moisés, Privado de entrar en la Tierra de Promisión (23-29).
23
Entonces pedí a Yahvé gracia, diciendo: 24
¡Señor, Yahvé! Tú has comenzado a mostrar a tu siervo tu grandeza y tu potente brazo; pues ¿qué Dios hay, ni en los cielos ni en la tierra, que pueda hacer las obras que tú haces y tan poderosas hazañas? 25
Déjame, te pido, atravesar para que pueda ver la excelente tierra del lado de allá del Jordán, esas herniosas montañas del Líbano. 26
Pero Yahvé, como fuera de sí, por causa vuestra rio me escuchó, antes bien me dijo: Basta, no vuelvas a hablarme de eso; 27
sube a la cima del monte Pasga y dirige tus ojos hacia occidente, el septentrión, el mediodía y el oriente, y contempla con tus ojos, pues no has de pasar este Jordán. 28
Manda a Josué, infún-dele valor y fortaleza, pues él es quien lo pasará a la cabeza de este pueblo y le pondré en posesión de la tierra que tú no puedes más que ver. 29
Nos quedamos, pues, en el valle, frente a Bet-Peor.
Moisés había faltado, no sabemos cómo, y había sido condenado, igual que el pueblo, a no pisar la tierra de las promesas4. Afligido por la sentencia, pide el gran profeta gracia a Yahvé para poder contemplar de cerca la tierra tan deseada.
Pero Yahvé, inexorable, no accede y se irrita por tal insistencia, concediéndole sólo contemplar el país desde lejos, desde el monte Pasga, una de las cimas del Nebo. Josué será el encargado de introducir a Israel en la tierra de promisión. La justicia divina se muestra inexorable con aquél porque no le
santificó o glorificó a los ojos del pueblo israelita en Meribá, aunque la conducta rebelde del pueblo daba pie para desconfiar de una nueva intervención milagrosa de Yahvé. Ellos fueron la causa de que Moisés, el gran amigo de Dios, después de tantos prodigios como había obrado y de las veces que había obtenido gracia para el pueblo, no la pudo hallar para sí mismo. El deuteronomista, al poner en labios de Moisés esta plegaria de factura artificiosa , quiere destacar los misteriosos designios de Yahvé en la historia de Israel, pues ni siquiera accede a la más íntima y personal plegaria del mayor de los profetas por mantener el plan, prefijado de antemano, de otorgar a Josué la dirección en la conquista de Canaán, empresa más propia de su temperamento vigoroso y belicista.
1 Véase Abel, o.c., I 275. 2 El
Saniru de los textos asirios. Este monte era sagrado, y su divinidad aparece en un contrato entre el rey hitita y el amorreo (1350 a.C.). Cf. Abel, o.c., I 384. 3 Sal 89:12; 133:3;
Can_4:8. 4
Num_20:1-13;
Deu_1:37-40.