Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Muerte de Absalón (18:1-15).
1
David revistó las tropas y puso al frente de ellas jefes de millares y de centenas; 2
una tercera parte, a las órdenes de Joab; una tercera, a las de Abisaí, hijo de Sarvia, hermano de Joab, y la otra tercera a las de Itaí el jeteo. El rey dijo a su gente: Yo saldré también con vosotros. 3
Pero la gente respondió: No, no salgas tú, porque, si somos vencidos, no importaría mucho aunque sucumbiéramos la mitad de nosotros. Pero tú, tú eres para nosotros como diez mil, y es mejor que puedas salir de la ciudad a socorrernos. 4
El rey respondió: Haré como os parece. Estúvose el rey cerca de la puerta, mientras por grupos de mil y de ciento salía la gente, 5
y dio esta orden a Joab, a Abisaí y a Itaí: Preservad por amor mío la vida del joven Absalón; y todo el pueblo oyó esta orden que dio David a todos los jefes. 6 Salió, pues, la gente al campo contra Israel y trabóse la batalla en los bosques de Efraím. 7
Allí sucumbió el pueblo de Israel ante los seguidores de David y se hizo una gran matanza, de veinte mil hombres. 8
Dispersóse la gente por toda aquella tierra, y fueron más los que devoró el bosque que los que aquel día hirió la espada. 9
Al encontrarse Absalón con las gentes de David, iba montado en un mulo; y al pasar en el mulo debajo de una encina muy grande y copuda, quedó aprisionada su cabeza entre las ramas de la encina, quedando colgado entre el cielo y la tierra, mientras el mulo en que iba montado escapaba. !0 Vio esto uno, y le dijo a Joab: He visto a Absalón pendiente de una encina. 11
Joab le dijo: ¿Y por qué no le echaste a tierra, y yo te hubiera regalado diez siclos de plata y un talabarte? 12
Pero aquel hombre le dijo: Aunque me pesaras mil de plata, no pondría yo la mano sobre el hijo del rey, pues bien oímos todos que a ti, a Abisaí y a Itaí os dijo el rey: Guardadme a Absalón. 13
Además, haría yo traición a mi vida, pues al rey nada se le esconde, y tú mismo testificarías contra mí. 14
Joab le dijo entonces: No será así, yo mismo le atravesaré delante de ti; y cogiendo tres dardos en sus manos, se los clavó en el corazón a Absalón, que todavía vivía, pendiente de la encina. 15
Cercáronle luego diez mozos, escuderos de Joab, que hirieron a Absalón, acabándole.
Las simpatías del pueblo por David manifestáronse al enrolarse mucha gente en su ejército. Como solía hacerse, se dividió el ejército en tres cuerpos Que 7:16;
1Sa_11:18;
1Sa_13:17), que se confiaron a tres expertos jefes. Quería David tomar parte en el combate; pero, ante las razones de la
gente (expresión para designar a la tropa,
1Sa_17:8-9), quedóse junto a la puerta esperando el éxito de los acontecimientos.
Los dos ejércitos se enfrentaron en un espeso bosque de Trans-lordania, a la altura de la tribu de Benjamín, no lejos, o acaso en el actual es-Salt, palabra derivada del latín saltus, bosque. Los dados de Absalón que no cayeron en la refriega huyeron precipitadamente, buscando la salvación en la fragosidad de la selva, que entorpeció su huida y les puso al alcance de sus perseguidores.
También logró escapar Absalón montado en un mulo (
1Sa_13:29) pero las ramas de los árboles y la maleza de la selva entorpecieron la marcha del animal, de manera que se encontró frente a frente con los hombres de David. En el intento de acelerar la marcha la cabeza de Absalón (no su cabellera, como se interpreta continuamente), quedó aprisionada entre dos ramas, en tanto que el mulo escapaba, quedando colgado entre el cielo y la tierra. Uno de los soldados contó a Joab haber visto a Absalón suspendido de una rama, a lo que contestó Joab: ¿Por qué no le mataste, y hubieras ganado diez siclos de plata (unas treinta pesetas) y un cinturón? El oficial le expuso largamente las razones que le movieron a respetar a Absalón; a lo que contestó Joab: No quiero perder el tiempo contigo (De Vaux), y, tomando en sus manos tres bastones (
shebatim),
dardos (LXX) o lanzas (Vulgata), se los clavó en el corazón, o cerca, porque siguió viviendo.
Con este acto viola Joab el mandato del rey, pero ejerce un derecho de guerra reconocido en aquel tiempo. Priva además a Israel de un personaje indeseable, que, en caso de sobrevivir, hubiera quizá cambiado el curso de las cosas. Absalón era reo de muerte por haber asesinado a Amnón (
1Sa_13:28) y por haberse rebelado contra su padre (
Deu_21:18-21). Unos jóvenes guerreros que acompañaban a Joab (
1Sa_14:13) lo remataron.
Sepultura de Absalón (1Sa_18:16-18).
16
Entonces tocó Joab la trompeta, y el pueblo cesó en la persecución de Israel, porque Joab dio esta orden; 17
y cogiendo a Absalón, echáronle en un gran hoyo en el bosque y lo cubrieron con un gran montón de piedras, e Israel huyó cada uno a su casa. 18
Habíase alzado Absalón en vida un monumento en el valle del rey, diciendo: Para que se conserve la memoria de mi nombre, pues que no tengo hijos, y dio al monumento su nombre, y así se llama hoy todavía el cipo de Absalón.
Conforme a la costumbre, el cadáver de Absalón fue arrojado a una fosa abierta en el bosque, que cubrieron con un montón de piedras (
Jos_7:26;
Jos_8:29) en señal de menosprecio y para escarmiento de las generaciones futuras. En el v.18 se añade una noticia sobre el monumento que Absalón había hecho levantar en el valle del rey, junto al torrente Cedrón, llamado vad, la mano de Absalón. Según Flavio Josefo (
Ant. lúa. 7:10; 3), era un mausoleo de mármol blanco situado a menos de medio kilómetro de Jerusalén. Se discute acerca de su emplazamiento concreto, pero cabe conjeturar que se encontraba en el mismo sitio donde hoy se levanta el llamado sepulcro de Absalón, monumento de época helenística. Era costumbre que todos los judíos que pasaban junto a él le arrojasen piedras en señal de reprobación.
David, enterado de la muerte de su hijo (18:19-32)
19
Ajimas, hijo de Sadoc, dijo: Déjame correr al rey para darle la noticia de que Yahvé le ha hecho justicia de las manos de sus enemigos. 20
Joab le dijo: No le llevarás hoy tú la noticia, ya se la llevarás otra vez; pero no lo hagas hoy, pues que ha muerto el hijo del rey. 21
Y Joab dijo a un cusita: Ve y anuncia al rey lo que has visto. El cusita se prosternó ante Joab y corrió. 22
Ajimas, hijo de Sadoc, dijo, a pesar de todo, a Joab: Ocurra lo que ocurra, déjame que corra tras el eusita. Y Joab le dijo: ¿Por qué te empeñas en correr a él, hijo mío? Este mensaje no te aprovecharía. 23
Ocurra lo que ocurra, yo voy, repuso Ajimas, y Joab le respondió: Ve. Ajimas corrió por el camino de la Hoya y se adelantó al cusita. 24
Estaba David sentado entre las dos puertas. El centinela que estaba en la torre sobre la puerta alzó los ojos y miró, y vio al hombre que corría solo hacia la ciudad, 25
y gritó para advertir al rey. El rey dijo: Si viene solo, es que trae buenas noticias. En tanto el hombre siguió acercándose hacia la ciudad, 26
y el centinela descubrió al otro que corría también, y gritó del lado de la puerta: Otro que corre solo. El rey dijo: Es que también trae buenas noticias. 27
El centinela dijo: Por el modo de correr, el primero me parece Ajimas, hijo de Sadoc. Y el rey dijo: Es hombre de bien, seguramente trae buenas noticias. 28
Ajimas, gritando, dijo al rey: IVictoria! Prosternóse luego ante el rey, rostro en tierra, y dijo: Bendito Yahvé, tu Dios, que ha entregado a los que alzaban su mano contra mi señor el rey. 29
El rey preguntó: Y el joven Absalón, ¿está bien? Ajimas respondió: Yo vi un gran alboroto cuando Joab envió al rey tu siervo, pero no pude saber lo que pasaba. 30
Y el rey le dijo: Pasa y ponte allí. Pasó él y se paró. 31
Llegó luego el cusita y dijo: Recibe, ¡oh rey, mi señor! la nueva de que ha defendido Yahvé hoy tu causa contra todos los que se alzaron contra ti. 32
Y el rey preguntó al cusita: Y el joven Absalón, ¿está bien? Y el cusita respondió: Que lo que es de ese mozo sea de los enemigos de mi señor el rey y de todos cuantos para mal se alcen contra ti. A Ajimas le espoleaba el prurito de ser el primero en anunciar al rey lo que había sucedido. Joab se lo impidió, porque no era concebible que un hombre de categoría, como era un hijo del sumo sacerdote Sadoc (15:27-36; 17:17), fuera portador de funestas noticias; podía ir él en caso de anunciar solamente la victoria sobre el ejército de Absalón; pero, en las circunstancias actuales, esta buena nueva iba unida estrechamente a la de la muerte de Absalón. Por lo mismo, Joab escoge a un cusita para mensajero. Una vez éste en camino, porfio Ajimas una y otra vez hasta que arrancó de Joab la autorización de ir, pensando éste que no alcanzaría al cusita. En contra de lo previsto, Ajimas llegó antes al lugar entre las dos Puertas, es decir, la interior y la exterior (
1Sa_4:13-14), donde estaba sentado David. A las preguntas que le hizo el rey sobre la suerte de Absalón, encontró Ajimas una fórmula ambigua, un subterfugio para no dar la noticia sobre su muerte, ganando tierno para que llegara el cusita, esclavo etíope, y se lo anunciara de manera clara.