Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
12. Castigo de María, Hermana de Moisés.
1
María y Aarón murmuraban de Moisés por la mujer cusita que éste había tomado, pues había tomado Moisés por mujer a una cusita. 2
Decían: ¿Acaso sólo con Moisés habla Yahvé? ¿No nos ha hablado también a nosotros? Oyó esto Yahvé. 3
Moisés era hombre mansísimo, más que cuantos hubiese sobre la haz de la tierra. 4
Y dijo luego a Moisés, a Aarón y a María: Id los tres al tabernáculo de la reunión. 5
Una vez allí, descendió Yahvé en la columna de nube y, poniéndose a la entrada del tabernáculo, llamó a Aarón y a María. Salieron ambos, 6
y él les dijo: Oíd mis palabras: Si uno de vosotros profetizara, yo me revelaría a él en visión y le hablaría en sueños. 7
No así a mi siervo Moisés, que es en toda mi casa el hombre de confianza. 8
Cara a cara hablo con él, y a las claras, no por figuras; y él contempla el semblante de Yahvé. ¿Cómo, pues, os habéis atrevido a difamar a mi siervo Moisés? 9
Y, encendido en furor contra ellos, fuese Yahvé. 10
Apenas se había retirado del tabernáculo la nube, apareció María cubierta de lepra, como la nieve; y miró Aarón a María, y la vio cubierta de lepra. 11
Dijo entonces Aarón a Moisés: ¡Oh mi señor, no eches sobre nosotros el peso de nuestro pecado ! Neciamente hemos obrado, hemos pecado. 12
Que no quede como el abortivo, que sale del vientre de su madre ya medio consumido. 13
Clamó entonces Moisés a Yahvé, diciendo: Ruégote, ¡oh Dios!, que la sanes. 14
Respondió Yahvé: Si su padre la hubiera escupido en el rostro, ¿no quedaría por siete días llena de vergüenza? Que sea echada fuera del campamento por siete días, y después volverá. 15
Fue, pues, María echada fuera del campamento, y el pueblo no se movió hasta que hubiera tornado.
Un nuevo episodio que podemos decir familiar, pues acaece entre los tres hermanos, hijos de Amram y Yoquebed. Pero en él se recalca el ascendiente especialísimo que Moisés tiene ante Dios, y por eso el autor sagrado lo recoge para escarmiento de todos, ya que Yahvé no permite que se ponga en duda la dignidad de profeta del amigo íntimo suyo. Los motivos de la murmuración de María y Aarón son dos: que tenía por mujer a una
cusita o
etíope1 y que Moisés era venerado como
profeta por el pueblo, como si ellos no tuvieran también sus relaciones íntimas con Dios. Podemos suponer razonablemente que el primer motivo era el objeto de las murmuraciones de María, y el segundo de Aarón, que, después de haber sido elevado a la dignidad del sumo sacerdocio, no veía con buenos ojos el honor que el pueblo rendía a su hermano como principal confidente de Dios. La esposa
cusita probablemente es Séfora, madianita2, pues los madianitas y cusitas o etíopes aparecen mencionados juntos en la tabla etnográfica3. Por otra parte, en ningún otro lugar se alude a un nuevo matrimonio de Moisés4. Aarón se considera también portavoz de los oráculos divinos (v.2), y, por consiguiente, no acepta de buen grado el monopolio de los mismos que el pueblo le atribuye. María era también una
profetisa que, tocando el tambor, dirigía el canto de las mujeres y enardecía a las tribus de Israel5. Además, Aarón era el que consultaba a Yahvé por el
urim y el
tummim6. Todo esto daba pie para sus reclamaciones como dirigente del pueblo en paridad con Moisés. Este, por su parte, era hombre
mansísimo... (v.5), y recibió esta protesta sin reaccionar violentamente, haciendo valer sus privilegios7. Sin embargo, es Dios el que va a reivindicar sus derechos excepcionales, haciendo un castigo ejemplar. Y primeramente proclama a la entrada del tabernáculo que con
Moisés se comunica de un modo especial, cara a cara (v.8), como un amigo a otro amigo,8 y no en
sueños o
visiones (v.6), como suele hacerlo con los
profetas9.
Moisés es el confidente excepcional de Yahvé (v.7). Y, por tanto, ¿cómo se atreven a
difamarle (v.8b) a él,
que contempla el semblante de Yahvé, es decir, su manifestación gloriosa, sensible? El autor del Eclesiástico hace el elogio de Moisés, diciendo: Amado de Dios y de los hombres, cuya memoria vive en bendición, le hizo en la gloria semejante a los santos (ángeles) y le engrandeció haciéndole espanto de los enemigos... Cara a cara le dio sus preceptos, la ley de vida y de sabiduría, para enseñar a Jacob su alianza, y sus juicios a Israel.10 Y el autor de la Epístola a los Hebreos pondera la gloria de Moisés para exaltar la de Jesucristo, que está por encima de aquél11, ya que concentra en sus manos todo el conjunto de la economía de salvación, de la que es el jefe, puesto que es apóstol, sumo sacerdote y, como Moisés, fiel a Dios, que le ha hecho apóstol y mediador.12 En todo caso, Moisés es el mayor de los profetas del Antiguo Testamento, ya que Dios no le habló en
enigmas o
figuras, sino á Zas
claras13. Y Yahvé castigó a María con la lepra por sus murmuraciones (v.10), pero no a Aarón. ¿Por qué? La lepra se compaginaba mal con la santidad sacerdotal, y por eso Dios no quiere presentar al sumo sacerdote como leproso y objeto de desprecio del pueblo. Aarón intercede ante Moisés para curar a su hermana, y Dios, recordando una antigua y conocida costumbre, según la cual el padre escupía al hijo que le hubiera ofendido, y, como consecuencia, el hijo quedaba recluido, lleno de vergüenza durante siete días (v.14a), exige que María, herida por Dios con la lepra, sea separada de la comunidad durante siete días (v.14b)14. María fue admitida sin que se hicieran los ritos de la purificación del leproso15. En todo este capítulo se quiere enaltecer la situación privilegiada de Moisés frente a Aarón y los demás futuros profetas. Sin embargo, ya se deja entender que la ponderación de las comunicaciones divinas con Moisés (cara a cara) es antro-pomórfica e hiperbólica, que no anula el dicho del evangelista: A Dios nadie le vio; pero el Unigénito del Padre, que mora en el seno del Padre, ése nos lo dio a conocer.16
1 Los dos términos pueden designar a gentes de raza no israelita, que radicaban en la península sinaítica. En
Hab_3:7 se mencionan juntos Madián y Cusan como moradores de Arabia. 2 Ex 2:1ss. 3
Gen_10:7. Véase Abel,
Géographie de la Palesline I 287. 4 El matrimonio con una madianita estaba permitido por la Ley, supuestas ciertas relaciones de Israel con ese pueblo (
Gen_25:2;
Exo_34:16). 5
Exo_15:20. 6
Exo_28:30. 7 Algunos autores traducen el heb.
'anaw por abatido, en vez de mansísimo, teniendo en cuenta que el temperamento de Moisés no era precisamente manso (cf.
Exo_32:10 : Núm 16). 8 Cf.
Exo_33:11;
Deu_34:10. 9 El TM de v.6a es oscuro. Lit.: si Yahvé es vuestro profeta. Los LXX: si hubiera profeta vuestro para el Señor. 10
Eco_46:1-6. 11 Heb 3:2s. 12 A. Clamer, o.c., p.313. 13 Véase Tomás de Aquino, 2-2 q.174 a.4. 14 Cf.
Lev_13:5;
Lev_14:8. 15 Cf.
Lev_14:1-32. 16
Jua_1:18.