I Corintios 6, 12-20

«Todo me es lícito», pero no todo me conviene*. «Todo me es lícito», ¡pero no me dejaré dominar por nada! También suele decirse: «La comida para el vientre y el vientre para la comida». Pero Dios acabará con lo uno y lo otro. Además el cuerpo no es para la fornicación*, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. Y Dios, que resucitó al Señor, nos resucitará* también a nosotros mediante su poder. ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? Entonces, ¿había de tomar yo los miembros de Cristo para hacerlos miembros de prostituta? ¡De ningún modo! ¿O no sabéis que quien se une a la prostituta se hace un solo cuerpo con ella? Pues está dicho: Los dos se harán una sola carne. Mas el que se une al Señor, se hace un solo espíritu* con él. ¡Huid de la fornicación! Todo pecado que comete una persona queda fuera de su cuerpo*; mas el que fornica, peca contra su propio cuerpo*. ¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo* del Espíritu Santo, que está en vosotros y que habéis recibido de Dios? Así que no os pertenecéis; ¡habéis sido comprados a buen precio*! Usad, pues, vuestro cuerpo para honrar a Dios.
Ver contexto