I Reyes 18, 25-29

Elías dijo a los profetas de Baal: «Elegid un novillo y preparadlo vosotros primero, pues sois más numerosos. Clamad invocando el nombre de vuestro dios, pero no hagáis fuego.» Tomaron el novillo que les dieron, lo prepararon y estuvieron invocando el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: «¡Baal, respóndenos!» Pero no hubo voz ni respuesta. Danzaban cojeando en torno al altar que habían hecho. Al mediodía, Elías se puso a burlarse de ellos; les decía: «¡Gritad con más fuerza, porque él es dios. Pero tendrá algún negocio, le habrá ocurrido algo, o estará de camino. Tal vez esté dormido y despertará*!» Gritaron con más fuerza, al tiempo que se hacían incisiones, según su costumbre, con cuchillos y lancetas, hasta que la sangre chorreaba por sus cuerpos. Pasado el mediodía, se pusieron a hacer el profeta hasta la hora de la presentación de la ofrenda*, pero no hubo voz alguna; no hubo quien escuchara ni quien respondiera.
Ver contexto