I Tesalonicenses 5, 6-8

Así pues, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. Pues los que duermen, de noche duermen; y los que se embriagan, de noche se embriagan. Nosotros, por el contrario, que somos del día, seamos sobrios; revistamos la coraza de la fe y de la caridad, con el yelmo de la esperanza de salvación.
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