II Pedro  2, 6-9

condenó a la destrucción* las ciudades de Sodoma y Gomorra, reduciéndolas a cenizas, para que sirvieran de ejemplo a los que en el futuro vivirían impíamente; en cambio, libró a Lot, el justo, oprimido por la conducta licenciosa de aquellos hombres disolutos —pues este justo, que vivía en medio de ellos, torturaba día tras día su alma justa por las obras inicuas que veía y oía—. Si el Señor hizo todo esto es porque sabe librar de la prueba a los piadosos y guardar a los impíos para castigarles en el día del Juicio,
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