II Timoteo  2, 1-5

Hijo mío, mantente fuerte en la gracia de Cristo Jesús; y cuanto me has oído en presencia de muchos testigos confíalo a hombres fieles, que sean capaces, a su vez, de instruir a otros*. Soporta las fatigas conmigo, como un buen soldado de Cristo Jesús. Nadie que se dedica a la milicia* se enreda en los negocios de la vida, si quiere complacer al que le ha alistado. Y lo mismo el atleta, que no recibe la corona si no ha competido según el reglamento.
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