Apocalipsis  19, 1-4

Después oí en el cielo un gran ruido, como el de una muchedumbre inmensa, que decía: «¡Aleluya*! La salvación, la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus juicios son verdaderos y justos. Ha juzgado a la gran Prostituta que corrompía la tierra con su prostitución y ha vengado en ella la sangre de sus siervos.» Y volvieron a resonar las voces: «¡Aleluya! Su humareda se eleva por los siglos de los siglos.» Entonces los veinticuatro Ancianos y los cuatro Vivientes se postraron y adoraron a Dios, que está sentado en el trono, diciendo: «¡Amén! ¡Aleluya!»
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