Colosenses 2, 16-21

Por tanto, que nadie os critique por cuestiones de comida o bebida, o a propósito de fiestas, de novilunios o sábados. Todo esto es sombra de lo venidero; pero la realidad es el cuerpo de Cristo*. Que nadie os arrebate el premio* por ruines prácticas y el culto de los ángeles*, obsesionado por lo que vio* y vanamente hinchado por sus mundanos pensamientos. Esos tales deberían mantenerse unidos a la Cabeza*, de la cual todo el cuerpo, por medio de junturas y ligamentos, recibe nutrición y cohesión, para ir creciendo conforme al designio de Dios. Una vez que habéis muerto con Cristo a los elementos del mundo, ¿por qué sujetaros, como si aún estuvierais en el mundo, a preceptos como «no toques», «no pruebes», «no acaricies»,
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