Deuteronomio  11, 18-25

Grabad estas palabras mías en vuestra mente y en vuestra alma, atadlas como una señal a vuestra mano, y sean como un signo entre vuestros ojos. Enseñádselas a vuestros hijos, hablando de ellas tanto si estás en casa como si vas de camino, así acostado como levantado. Las escribirás en las jambas de tu casa y en tus puertas, para que vuestros días y los días de vuestros hijos en la tierra que Yahvé juró dar a vuestros padres sean tan numerosos como los días del cielo sobre la tierra. Porque, si de verdad guardáis todos estos mandamientos que yo os mando practicar, amando a Yahvé vuestro Dios, siguiendo todos sus caminos y apegándoos a él, Yahvé desalojará a vuestro paso a todas esas naciones, y vosotros mismos desalojaréis a naciones más numerosas y fuertes que vosotros. Todo lugar que sea hollado por la planta de vuestro pie será vuestro: vuestra frontera se extenderá desde el desierto y el Líbano, desde el Río, el río Éufrates, hasta el Mar Mediterráneo. Nadie podrá resistiros. Yahvé vuestro Dios sembrará el miedo y el pánico a vuestro paso, sobre todo el territorio que pisen vuestros pies, como él os ha dicho.
Ver contexto