Deuteronomio  32, 19-25

Yahvé lo ha visto y, en su ira, ha desechado a sus hijos y a sus hijas. Ha dicho: Les voy a esconder mi rostro, a ver en qué paran. Porque es una generación torcida, hijos sin lealtad. Me han encelado con lo que no es Dios, me han irritado con sus vanos ídolos; pues yo también voy a encelarles con el que no es pueblo, con una nación fatua los irritaré*. Porque se ha inflamado el fuego de mi ira, que quemará hasta las honduras del Seol; devorará la tierra y sus productos, abrasará los cimientos de los montes. Acumularé desgracias sobre ellos, agotaré en ellos mis saetas. Andarán extenuados de hambre, consumidos de fiebre y mala peste. Dientes de fieras mandaré contra ellos, con veneno de reptiles. Por fuera la espada sembrará orfandad, y dentro reinará el espanto. Caerán a la vez joven y doncella, niño de pecho y viejo encanecido.
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