Ezequiel  25, 1-7

Yahvé me dirigió su palabra en estos términos: «Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia los amonitas y profetiza contra ellos. Dirás a los amonitas: Escuchad la palabra del Señor Yahvé. Esto dice el Señor Yahvé: Por haberte reído* cuando mi santuario era profanado, cuando la tierra de Israel era devastada y cuando la casa de Judá marchaba al destierro, voy a entregarte en manos de los hijos de Oriente*; emplazarán sus campamentos en tu territorio, y en él instalarán sus tiendas; comerán tus frutos y se beberán tu leche. Yo haré de Rabá un establo de camellos, y de las ciudades de* Amón un redil de ovejas. Y sabréis que yo soy Yahvé.» Esto dice el Señor Yahvé: «Por haber batido palmas y haber pataleado de alegría, por haberte regocijado, con todo tu desprecio y animosidad, a costa de la tierra de Israel, voy a extender mi mano contra ti y a entregarte a las naciones, para que te saqueen; te extirparé de entre los pueblos y te exterminaré de entre los países. Te destruiré, y sabrás que yo soy Yahvé.»
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